La sequía tiene al campo en alerta máxima. La falta de agua está provocando estragos ya en las cosechas. Y la situación no tiene visos de mejorar. La cosecha de cereal ha sido en torno a un 30% inferior de lo habitual. Los primeros datos de Andalucía reflejan que la campaña del girasol está siendo un 50% inferior a lo previsto.
Además, los calibres de la fruta de hueso están siendo más pequeños por la falta de agua. No en vano, la campaña de aguacate en Málaga ha quedado reducida a la mitad. Por su parte, la vendimia se ha adelantado casi un mes en zonas como Montilla-Moriles, Jerez o el Penedés. La reducción de la cosecha es importante, porque cuando la planta no tiene humedad, mata el fruto para sobrevivir.
¿Y cuáles son las consecuencias más inmediatas? "Desabastecimiento no creo que haya, pero sí va a haber un incremento de precios al consumidor bastante grande", asegura a El Independiente el presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), Pedro Barato.
Eso sí, muy poco de ese incremento irá a parar a los agricultores. Según denuncia, a pesar de la nueva Ley de la Cadena Alimentaria que impide comprar por debajo del coste de producción, muchos productores siguen recibiendo unos importes que les impiden llegar al umbral de rentabilidad de sus explotaciones.
Los ejemplos son variados y dibujan una situación preocupante no solo en la España seca, sino también en zonas más húmedas. Según el presidente de Asaja, las restricciones de agua han hecho que la campaña del arroz en Extremadura haya pasado de en torno a 24.000 hectáreas a poco más de 2.000. En maíz, ha pasado de unas 42.000, a apenas 20.000. Y en tomates, de 25.000 se han quedado en 18.000 hectáreas.
Y el olivar es otro de los grandes damnificados por la falta de recursos hídricos. "Las previsiones que hay es una campaña muy pequeña. Como esto no se remedie pronto, puede haber 400.000 toneladas menos de aceite para el año que viene", añade. Y eso amenaza con una nueva subida de precios para el consumidor en los lineales de los supermercados.
Pero la falta de agua no afecta sólo a la agricultura, sino también a la cría de animales. Barato asegura que actualmente se está teniendo que llevar agua en cisternas a muchas ganaderías extensivas en zonas como Extremadura o las dos Castillas. Algo que, junto al aumento generalizado de los costes de producción, acaba formando una tormenta perfecta sobre el sector. "Se están sacrificando muchos animales y creo que tendrá que haber una reducción de superficie de cultivos para el año que viene", sentencia.
Barato critica que desde hace mucho tiempo no se construyen grandes infraestructuras hidráulicas y que "las desaladoras no terminan de funcionar". En este sentido, considera que "la sequía se puede prevenir, siempre que hagamos las obras de vertebración" necesarias para que no se den este tipo de problemas.
Al Gobierno le piden convocar con carácter urgente la Mesa de la Sequía y diseñar medidas de choque que compensen de alguna manera el alza de costes que tienen en energía o fertilizantes. "Un camión de abono cuesta más del doble que el año pasado", exclama.
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