Este sábado, en el inicio oficial del curso político del Partido Popular (PP) en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra), su presidente y líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, hizo un llamamiento al Gobierno para que Pedro Sánchez acudiera al Senado y se celebrara un debate "sereno y sosegado" sobre los problemas de España. Ante esa propuesta, aceptada públicamente por el ministro de Presidencia Félix Bolaños, el Ejecutivo ha recogido el guante y ha solicitado a la cámara alta la comparecencia del presidente el próximo martes para explicar el plan de ahorro energético validado en el Congreso de los Diputados la semana pasada como decreto ley. Y, así, facilitando un nuevo cara a cara con el dirigente popular tras el precedente del siete de junio. Un encuentro en el que Feijóo, para a los senadores del PP, salió fortalecido.
Sin embargo, la respuesta de Génova a este anuncio, según han trasladado fuentes del partido en un comunicado es tajante: no se conforman con un monográfico más para explicar las medidas de energía ya escuchadas tras los precedentes de Marruecos, Pegasus o el debate del estado de la nación. Los populares demandan un diálogo profundo con el Gobierno desde el escaño que ostenta el gallego por designación autonómica -así como gran parte de su nueva cúpula hasta las próximas generales- y en el que se aborden todas las cuestiones que afectan a los españoles; un debate de país que genera "interés" en la ciudadanía, han defendido.
"Pedro Sánchez está a tiempo de rectificar y comparecer para hablar de las incertidumbres económicas y sociales que afectan a este país, y no solo de energía. Que sólo se atenga a explicar un decreto ya convalidado evidencia su falta de interés en debatir de política general. Sánchez habla de lo que quiere, no de lo que preocupa a la ciudadanía", ha indicado el PP. Asimismo, para los conservadores, el modelo planteado para la comparecencia es un "debate parcial" y no responde a la "invitación" de Feijóo para confrontar posturas y "soluciones" que puedan ser valoradas por la opinión pública.
Feijóo contaría con entre siete o veinte minutos de réplica y dúplica tras la intervención sobre el plan de ahorro energético de Sánchez
Esta proposición de conversación extendida y fluida, sin embargo, tiene difícil recorrido dado el formato de las comparecencias reconocido en el reglamento del Senado. En su artículo 66, que contempla la solicitud de asistencia de algún miembro del Ejecutivo, el texto indica que "tras la información proporcionada por el Gobierno, podrá abrirse una deliberación con intervención de los senadores asistentes". Ese espacio de réplica para fijar posturas, a favor o en contra, consta de un total de siete minutos, según apuntan los procedimientos de control e impulso político de la cámara alta. Concretamente, en los artículos 164 y 167 del reglamento. De igual manera que Feijóo, Sánchez contaría con otros siete minutos, después de su exposición inicial, "que pueden distribuirse en turnos de réplica y dúplica".
Los tiempos contemplados, por tanto, impiden un diálogo "sereno" como demanda el PP. Como ejemplo está el primer pleno de control del Senado al que acudió Feijóo a las puertas del inicio del parón estival, donde tanto el líder popular como el socialista gozaron de esos siete minutos. El resultado: un cruce de reproches para hacer "política útil" a cuenta de la no renovación del CGPJ. En relación a las comunicaciones del Gobierno -artículo 182-, en cambio, la dotación de tiempo es de dos turnos de diez minutos desde la tribuna para la oposición.
De optarse por este mecanismo y no por la solicitud de asistencia gubernamental, Feijóo sí tendría algo más de margen. Y es que la cámara cuenta con "una serie de instrumentos regulados" de control al Ejecutivo como "las preguntas, las interpelaciones, las mociones, los debates sobre las comunicaciones e informes remitidos por el Gobierno, las comisiones de investigación" o las propias comparecencias, equiparables en ese sentido a las del Congreso. Con todo, ya sea con un formato de siete o de veinte minutos repartidos, proponer un debate de tal rigor da poco juego sobre todo si se acude con un discurso cerrado.
Dotar de mayor peso político al Senado
Este segundo modelo de comparecencia se asemeja, por ejemplo, con la ofrecida por Sánchez a cuenta del espionaje con Pegasus a más de sesenta cargos políticos de corte independentista en Cataluña o a su persona, la ministra de Defensa Margarita Robles o el titular de Interior Fernando Grande-Marlaska. En ella, Cuca Gamarra, portavoz del grupo popular, tuvo un margen de unos diez minutos de réplica y cinco de dúplica. Un total de quince minutos, el doble de que dispondrá Feijóo en el mejor de los casos, a priori, la semana que viene. En cambio, Sánchez, al ser objeto de interpelación, contó con tiempo ilimitado para cada respuesta. El reglamento del congreso, en su artículo 203, indica que cada grupo podrá, en ese tiempo, "fijar posiciones, formulando preguntas o haciendo observaciones".
El formato del debate de la nación sería más competente para la exigencia del PP
Pese a ser casi la misma la dilatación de los tiempos, en ese monográfico por el espionaje, al igual que los posteriores, como el desarrollado para informar del último Consejo Europeo extraordinario y de las relaciones con Marruecos, solo sirvió al PP para poner sobre la mesa, nuevamente, las mismas cuestiones en las que venía incidiendo entre Génova y la sala de prensa de las Cortes desde que saltase el escándalo. Y, al Gobierno, para marcar su discurso establecido desde la tribuna de oradores del parlamento. Para abordar los problemas "económicos y sociales" de España, como propone el PP, sería más competente un formato similar al del debate de la nación, celebrado el mes de julio. En él, Gamarra contó con hasta 45 minutos de intervención, un amplio margen para rebatir el discurso de Sánchez y, después, su contestación.
Independientemente del tiempo, Feijóo si podrá incluir y tratar durante su turno de palabra los temas que considere prioritarios. Será Sánchez, en este caso, el que decida si en su explicación se limita a señalar la posición defendida el jueves pasado por la ministra de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, centrada en las medidas al transporte o los complementos de beca, o incorpora las demandas del PP para dotar de reciprocidad al debate. Tambien en el insulto, como apelaciones a ser "la derecha más rancia de Europa".
Desde el desembarco de Feijóo en Génova, uno de los principales objetivos del PP ha sido poner en el centro del debate político a su presidente pese a no poder participar en la dinámica parlamentaria al no contar con acta de diputado. También, en poner a los rostros más visibles de la nueva cúpula bajo ese reconocimiento mediático y político. Para ello, se ha optado por la designación autonómica en aquellas comunidades gobernadas por el partido: Galicia, Castilla y León o Andalucía. A Feijóo le ha acompañado el vicesecretario de Organización Miguel Tellado; los andaluces Elías Bendodo, coordinador general, y Juan Bravo, vicesecretario Económico; el portavoz Javier Maroto o el madrileño Pedro Rollán, que consiguió su asiento en las generales de 2019.
Los 'nuevos' populares quieren mostrar presencia y capacidad de gestión en la arena política, de ahí las incorporaciones meditadas a la cámara alta y, también, en este caso, la demanda de explicaciones detalladas en otros ámbitos que no afectan directamente al decreto. Las últimas grandes comparecencias de Sánchez en el Senado, por su componente de representación territorial, fue a raíz de la crisis del coronavirus.
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