"Insolvente", "mala fe", "desconocimiento"... la andanada de Pedro Sánchez contra Alberto Núñez Feijóo este martes en el Senado respondía a una estrategia diseñada con mimo por Moncloa, destinada, explican, a "poner frente al espejo" y "desmontar" al líder de la oposición. Porque si bien Pedro Sánchez hizo una primera intervención centrada en las cuestiones que acucian y preocupan a los ciudadanos -precio de la energía e inflación, con alguna pulla al PP- dedicó nada menos que los 45 minutos de su primera réplica a arremeter contra su adversario político, revelando en buena medida cuál era el objetivo real de esta comparecencia.
"No hay moderación ni rigor ni solvencia. El líder del PP ha perdido el debate", aseveran en Moncloa sin entrar en la enorme diferencia de tiempo del que dispusieron uno y otro para exponer sus argumentos. Se limitan a señalar al respecto que "esta comparecencia la pidió Feijóo". I
Núñez Feijóo, aducen las fuentes consultadas, "está a la espera, indolente, y Sánchez se tuvo que pelear su candidatura", en alusión a las dos primarias que ganó en su partido, las segundas con todo el establishment socialista en contra. Mientras, el líder de la oposición llegó en volandas a hombros de los suyos para sustituir a Pablo Casado tras una cruenta crisis interna que puso a prueba las costuras del PP.
Sánchez sacó a Feijóo de su zona de confort, de sus lugares comunes y de sus chascarrillos", dicen en Moncloa
En el equipo del jefe del Ejecutivo no ocultan la intencionalidad de una réplica escrita por la que confrontó con Feijóo incluso en cuestiones a las que éste no había aludido, como ETA, víctimas del terrorismo o deslegitimación democrática del Gobierno de coalición. Aún así siguió el guion fijado y, "sin descalificaciones ni insultos, sacó a Feijóo de su zona de confort, de sus lugares comunes y de sus chascarrillos", arguyen las mismas fuentes, en una estrategia que denota el nerviosismo monclovita por una demoscopia que no deja de situar al PP el primero en las preferencias electorales.
Es más, Sánchez estuvo "pedagógico, empático, cercano, transmitiendo seguridad, rigor y control en un discurso centrado en los asuntos que preocupan a los ciudadanos: energía, precios, economía y empleo", con u "diagnóstico realista frente a quienes alientan el catastrofismo".
Buena parte de los preparativos de este debate se centraron en bucear en la hemeroteca para buscar referencias del líder del PP, desde los datos económicos de su gestión como presidente de la Xunta a todas las declaraciones que ha venido haciendo desde que se hizo con las riendas del primer partido de la oposición. Desde aquel desafortunado "el Gobierno se forra", a vaticinar que España se asomaba a la recesión, pasando por los "pufos" del Gobierno o creer que las pensiones entran en la regla de gasto.
"Le recomiendo que empiece a estudiar un poco más", dijo Sánchez desde la tribuna no sin dejar de acusarle de actuar como "un chamán o un curandero"; de jugar con el miedo de la población; de "hacer el ridículo" y hasta de instigar la rebelión contra Lesmes de los magistrados conservadores del CGPJ que se niegan a relevar a los dos miembros del Tribunal Constitucional de los cuatro que vieron caducado su mandato en junio.
Poderosos y terminales mediáticas
También echó mano de sus últimos argumentarios, muy cercanos a los de Podemos, denunciando los intereses de los «poderosos» y de sus «terminales mediáticas». En definitiva, arremetió contra aquellos que «han llegado a pensar que España es suya, y van a ver que no por muchos apellidos que tengan. Y dicha voluntad se expresa por el voto y no en cenáculos madrileños». Eso enlaza con la afirmación de que fueron las «grandes empresas» las que hicieron a Núñez Feijóo presidente del PP, acusación que Pablo Iglesias y Podemos no dejaron de hacer, en su momento, contra el que fuera líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
Además, el PSOE se defendió posteriormente con un vídeo en el que venía a acusar al PP de tener la exclusiva del insulto y de la descalificación y, en definitiva, de la crispación política, en lo que pude considerarse, sin duda, el arranque de una cruenta, y larga, campaña electoral.
Un enorme trabajo de hemeroteca y documentación para intentar desmontar la imagen de seriedad, solvencia y moderación del gallego, al que todas los sondeos con intención de voto sitúan en clara ventaja con respecto a Sánchez, que no logra doblar el pulso a las encuestas, no al menos por el momento.
Echenique califica el debate de "fraude democrático"
Quien no estaba nada contento con el formato del debate fue Podemos y así lo dejó de manifiesto su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, que llegó a hablar de "fraude democrático". La Cámara Alta vivió ayer una jornada parlamentaria con aires bipartidistas, en la que el resto de los senadores fueron poco menos que invitados de piedra. De hecho, los morados no tienen ni un senador por lo que trasladar este "cara a cara" del Congreso al Palacio de la Marina Española les provocó un malestar indisimulado.
"Más allá de lo que diga el uno y el otro, todo el mundo tiene claro que un debate con el formato bipartidista 'presidente vs. líder de la oposición' en una cámara en la que no existe la cuarta fuerza política —que forma parte del Gobierno— es un fraude democrático, ¿correcto?", escribió el portavoz parlamentario en su cuenta de Twitter.
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