Alejandro Luzón Cánovas (Madrid, 1964) quiere repetir un segundo mandato al frente de la Fiscalía Anticorrupción, el departamento del Ministerio Público donde se abordan las investigaciones más mediáticas por afectar a políticos, personalidades y grandes empresarios.
El lunes concluye el plazo para que quienes también aspiren al cargo presenten su candidatura. Él presentó la suya la mañana del viernes. El Consejo Fiscal, ya presidido por el nuevo fiscal general del Estado, Álvaro García, estudiará -no en el Pleno de este mes, sino en sucesivos-, la trayectoria de los fiscales que opten a comandar el departamento contra la corrupción y la criminalidad organizada. La decisión última, independientemente de los votos de los vocales, corresponde al máximo responsable de la Fiscalía.
Allí se daba por hecho, al menos hasta antes de verano, que Luzón era la apuesta continuista de Dolores Delgado. Siendo García la mano derecha de ésta, lo lógico sería que cuente con su apoyo. Fuentes del Ministerio Público trasladan que tendrá contrincantes, aunque el listado no se conocerá hasta los próximos días.
Investigación al emérito y 'caso Stampa'
El actual fiscal jefe Anticorrupción lleva en el puesto desde julio de 2017, a donde llegó para sustituir a Manuel Moix tras dimitir éste como consecuencia de la polémica por la existencia de una cuenta en Panamá de su propiedad en un 25% junto con otros familiares.
Cuando Luzón fue nombrado fiscal jefe Anticorrupción llevaba dos años como teniente fiscal de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado, el equipo de fiscales al que entró para apoyar en sus decisiones a la fiscal general Consuelo Madrigal que le apadrinó cuando fue ascendido a fiscal de sala. Antes de esos dos años en la Secretaría Técnica, Luzón permaneció en la Fiscalía Anticorrupción desde su fundación, en 1995. Su dilatada experiencia contra la corrupción y que se tratara de un fiscal institucional, nada político, le llevó a aglutinar la mayoría de votos del Consejo Fiscal (ocho de 11) y el apoyo del fiscal general del Estado, José Manuel Maza.
Precisamente ese carácter "institucional" del fiscal jefe Anticorrupción es la característica profesional que más destacan compañeros suyos consultados por El Independiente. Para él, dicen, el respeto por la Fiscalía como el órgano que tiene encomendada la defensa de la legalidad y del interés público está por encima de todo. Esté quien esté al frente de ésta.
Esa máxima, que probablemente aprendió en el seno familiar puesto que su padre, el fallecido ex teniente fiscal del Tribunal Supremo José María Luzón Cuesta fue maestro de fiscales, explica algunos de sus posicionamientos durante su mandato, marcado por la investigación alrededor de la fortuna en el extranjero del rey Juan Carlos I y la polémica por las denuncias del fiscal del caso Villarejo Ignacio Stampa contra la exfiscal general del Estado Delgado y el entonces jefe de la Secretaría Técnica de la Fiscalía, Álvaro García, a quienes acusa de maniobrar para apartarle de la investigación contra el comisario jubilado en la Audiencia Nacional.
Luzón siempre defendió el trabajo realizado por los fiscales Ignacio Stampa y Miguel Serrano en el caso Villarejo, pero no vio con buenos ojos la actitud que llegó a calificar de poco prudente e indiscreta del primero, motivo por el que rechazó apoyarle en su exigencia de explicaciones a la fiscal general. Consideró que el comportamiento del investigador dejaba en mal lugar al Ministerio Público, cuyo buen nombre y estructura siempre trata de preservar.
Es un fiscal competente, serio, nada frívolo
Esa concepción explica también la defensa férrea y pública que hizo del papel de la Fiscalía Anticorrupción frente a la Fiscalía Europea por la competencia para investigar el contrato de emergencia de Covid que afectaba al hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (diligencias que acabaron archivadas). Su discreción en este sentido ha permitido que ningún medio haya despejado si hubo tiranteces entre la Fiscalía Anticorrupción -que arrancó y culminó la investigación sobre la fortuna del emérito- con el equipo de fiscales del Supremo de la confianza de Delgado que en los papeles quedaron como "el equipo de máxima cualificación y experiencia" que lideraría la investigación desde que ésta se anunció en junio de 2020.
Compañeros de Luzón que coincidieron en la fundación del departamento de Anticorrupción -algo de lo que se siente orgulloso- le definen como un fiscal "competente, serio y nada frívolo". Sitúan al fiscal que lideró las investigaciones del caso Bankia, las tarjetas Black de Caja Madrid o la acusación contra el exdirector de la Guardia Civil Juis Roldán lejos de la escuela del exfiscal jefe Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo, a quien "le daba igual llevarse por delante a quien hiciera falta para hacer Justicia". Afirman que Luzón tiene una mirada más largoplacista y, ante todo, siempre se preocupa por la imagen de la Fiscalía. Quienes trabajan y departen con él le definen como una persona de pocas palabras pero conciso, que elige cuidadosamente los términos para decir lo que quiere decir.
Después de transmitirle al fiscal general del Estado su intención de renovar, el pasado viernes Luzón presentó su candidatura. En las próximas semanas se despejará si repite mandato al frente del departamento de Anticorrupción.
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