Este lunes Juanma Moreno acudía a Madrid para anunciar y sumarse a una dinámica iniciada por los populares de la Comunidad de Madrid: suprimir el Impuesto de Patrimonio. Tras el anuncio, en el que el presidente de Andalucía también adelantó que deflactará próximamente el IRPF autonómico, su homóloga Isabel Díaz Ayuso se congratuló por los andaluces a través de Twitter: "Andaluces. Bienvenidos a la libertad". Con ese tuit, la popular, pese a todo, puso sobre relieve un marco entre los barones que ahora se suman a sus políticas. Es el siguiente: yo he abierto el camino. Con ello presente, y tras la intervención protagonizada por Alberto Núñez Feijóo, se impuso, sin embargo, otro marco: el prototipo de candidato que busca el PP para mayo es el que encarna Moreno Bonilla.
Feijóo y el barón andaluz volvieron a cerrar filas conjuntamente en un coloquio organizado por el Grupo Joly en el Hotel Westin Palace de Madrid, tras un fin de semana intenso de debate en la última interparlamentaria del partido en Toledo, la vigésimo quinta. En la cita, ante los medios de comunicación, el 'número uno' del PP dejó constancia de un hecho: las formas que emplea Moreno Bonilla en el cumplimiento de su gestión, es el claro ejemplo de 'nueva política'. Es más, supone "un boomerang" ante "los insultos y el miedo" que propaga el PSOE.
Con estas alabanzas, el dirigente gallego ha marcado el camino; una vez más. Ya lo ha señalado con anterioridad en cuanto a resultados finales, asegurando que "quiere a ganadores como cabezas de lista" que permitan dar la vuelta, electoralmente hablando, en las comunidades autónomas controladas por el PSOE. Será entonces, ha asegurado en más de una ocasión, cuando deje total libertad de actuación a nivel territorial frente a las directrices de Génova. Esa suerte, en cambio, correrán los perfiles que no consigan dar el efecto en los comicios de mayo. Ahora, ha hecho referencia al modo para conseguir esas candidaturas exitosas: adherirse a la mecánica empleada por Moreno Bonilla en junio en Andalucía.
Mientras que aboga por conservar valores con tirón como a Ayuso en la Comunidad de Madrid, que supone una contraposición al propio rumbo del partido, los sucesivos desencuentros entre la cúpula de Vox y Macarena Olona -el primer cisma acreditado del partido desde que entró en el juego parlamentario- han hecho reflexionar a Génova de cuál es el mejor rumbo a seguir. Sobre todo por el clima de desencanto que ha quedado en la base más fiel con Olona. Y ese, no es otro que el ya empleado en Galicia, la moderación. Y es que, en momentos de discordia a la derecha del partido y de descomposición y una renovación que aún es una incógnita por el impacto que tendrá, los de Feijóo consideran que, a priori, la estrategia de gestión y serenidad frente a la difícil coyuntura económica y energética es la mejor decisión.
La gestión de Moreno es un boomerang frente a los insultos y el miedo que fomenta el PSOE
Alberto Núñez Feijóo
La posible necesidad de entablar pactos con el partido de Santiago Abascal como el configurado en Castilla y León, a escala regional, y las contemplaciones de retomar relaciones con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) para que, tras las generales y si dan los números, el PP pueda tener una carta para gobernar, al menos con mayoría simple, ha dividido hasta el momento a Feijóo, que ha intentado encauzar una postura técnica con ciertos toques ocasionales más ideológicos que provocaban que se saliera del guion con un tono poco cotidiano. Pero, ahora, internamente consideran que ha quedado oficializado que el PSOE ya es el principal rival electoral.
El PP sabe que de prolongarse los problemas con Olona, mayor beneficio electoral conllevará para sus siglas
Entienden que, de prolongarse el problema con Olona, el votante descontento que habita en Vox como protesta a las anteriores gestiones populares, no tendrá más remedio que regresar al PP por dar utilidad a su sufragio. Y descartan que éstos contemplen otra alternativa, dado que si no, estarían beneficiando, por ejemplo con una abstención, la división en la derecha y la repetición de Pedro Sánchez en La Moncloa. "Bienvenidos a la política orgánica real", dijo el coordinador general Elías Bendodo esta semana a Vox y al respecto de sus diferencias con la exdiputada, la única referencia al hecho en público por parte de la formación.
Internamente, la cosa cambia. Los populares saben que cuanto más se prolongue el hecho, mayor beneficio electoral conllevará para sus siglas. Y remarcan: mientras Vox está en las disputas internas, el PP se configura como "la auténtica alternativa" sólida a Sánchez. Es por ello, y dado que la exparlamentaria alicantina estaba gestionando los tiempos desde fuera, por lo que los de Abascal han decidido zanjar el "culebrón" y cerrarle la puerta definitivamente para centrarse en la agenda. Queda por saber si eso calmará las aguas.
La isla madrileña
La excepción a la norma vuelve a ser Ayuso, que parece haber iniciado una 'guerra fría' con Moreno Bonilla en lo que compete al ámbito económico. Sin agresión, pero con competitividad por ser la autonomía más atractiva para la inversión empresarial y la residencia de las grandes fortunas. A ello se añade la actitud respecto a la línea establecida por la dirección. Si por algo destaca la presidenta del PP madrileño, es por ser muy proclive a dar la batalla ideológica al resto de partidos del bloque de izquierda, pero también a establecer alianzas con Vox si es necesario.
Frente a la apuesta de partido, de la faceta moderada y el seguimiento de las políticas promulgadas por la UE y los socios, en lo relativo a la bajada de impuestos o la tasa a los beneficios extraordinarios a las empresas energéticas, Ayuso ha puesto en cierto aprieto a Feijóo y los suyos. Y, como Emiliano García-Page, parece que la madrileña le ha 'cogido el relevo' para intensificar su perfil propio frente a la dirección del PP. Lo acreditan declaraciones como las de esta semana de Ayuso en Onda Cero, en la que calificaba de "tremendo error" apoyar un impuesto energético. Para ella, el camino es reducirlos, pese a la situación excepcional por la que el PP, se ha mostrado a respaldarlo.
Fuentes del PP consideran indiferente estas palabras y le quitan hierro, porque, al final, y a diferencia del decreto energético, que compete a las autonomías, en esta cuestión solo tiene capacidad de respuesta Génova. "Quién marca la política energética es la dirección", sentencian las mismas fuentes. Y es que, Ayuso parece tener carta blanca, como otros tantos barones, al menos hasta mayo, primero, cuando se tengan sobre la mesa sus resultados, y, después, cuando Feijóo haya alcanzado La Moncloa. De hacerlo, internamente no se descarta que meta bisturí. De momento, Feijóo no quiere cismas.
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