Los precios de los billetes de avión subirán en los próximos años. Es lo quedan por descontado en el sector aéreo ante una creciente presión regulatoria, con posibles nuevos impuestos al queroseno, un mayor consumo obligado de combustibles alternativos, el pago por derechos de emisión de CO2 y eventuales impuestos al billete como el que plantea el Gobierno español en su Libro Blanco para la reforma fiscal. Todo ello podría acabar repercutiendo de manera directa en el bolsillo de los viajeros.
Y no sólo eso, sino que también pueden minar la actividad aérea hacia nuestro país, reducir los flujos de turistas a España y tener un impacto tanto sobre el empleo del sector como de la economía nacional en su conjunto. Las aerolíneas han encargado un informe a la consultora Deloitte que calcula la pérdida de 11 millones de turistas internacionales y una reducción del 1,6% del PIB (23 mil millones de euros) y 430.000 empleos menos en 2030.
Solamente las medidas fiscales para el sector supondrían un retroceso del 0,9% del PIB y la pérdida de 236.000 puestos de trabajo de aquí a que finalice la década en un país al que el 80% de los visitantes internacionales entran a través del avión.
"Estas medidas van a incrementar necesariamente el precio del billete. Unos son directos y otros indirectos, porque elevan la estructura de costes de la compañía, que en la medida que no sean capaces de absorber, lo repercutirán en el billete y eso reducirá el número de turistas", avisó Jesús Valero, socio responsable de Economics de Deloitte Financial Advisory.
Tres de las medidas están contenidas en el paquete denominado 'Fit for 55' de la Unión Europea para la descarbonización. En concreto, contempla el uso de una cuota del 5% de combustible sostenible en la aviación (SAF), que tiene un coste para las aerolíneas de entre tres y seis veces más que el combustible convencional.
Por otro lado, está la restricción de derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2), que no hará sino incrementar el precio que deben pagar las aerolíneas por los mismos. El temor que cunde en el sector es que con el paso del tiempo se convierta en un mercado aún más especulativo que impulse al alza el coste de las operaciones.
"Estamos dispuestos a asumir un sobrecoste en la medida que contribuyen a la descarbonización del sector. Sin embargo, las medidas fiscales responden a un afán recaudatorio y no descarbonizan, generando un importante impacto en el sector turístico, pilar económico para España", afirmó Javier Gándara, presidente de la asociación ALA.
Aunque la verdadera partida se juega en la aplicación de un impuesto al queroseno de aviación de 7,53 euros/gigajulio que contempla la reforma de la directiva de Fiscalidad Energética. En este debate a nivel europeo las aerolíneas pretenden hacer ver al Gobierno de España que se juega mucho y que debe maniobrar para que no se incluya o quede en un importe mínimo.
Desde las aerolíneas advierten de que el conjunto de medidas puede provocar la pérdida de 12.200 millones de gasto de turistas extranjeros que impactarían de forma notable en negocios como el del alojamiento (-3.600 millones) o de la alimentación (-3.200 millones). En parte, como consecuencia del citado alza de los precios de los billetes que las compañías dan por hecho que tendrán que aplicar.
"Todas estas medidas van a acabar repercutiendo en el precio de los billetes de avión. En las últimas décadas hemos conseguido la democratización del turismo y lo que van a conseguir con estas medidas es eliminarlo", alertó Juan Cierco, director corporativo de Iberia. Además, "no es lo mismo lo que se juega España en este reto que lo que se juega Alemania o Bélgica", puntualizó.
Por su parte, las compañías aéreas también alertan de que la posible aplicación de un impuesto al billete de 7,85 euros, que se propone en el Libro Blanco para la Reforma Tributaria del Gobierno incrementaría el coste que han de pagar los usuarios que decidan emplear este medio de transporte.
Durante la presentación del informe de Deloitte realizada en la sede de la CEOE, el presidente de la patronal Antonio Garamendi, ha pedido que el Gobierno ponga en marcha un Perte (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) para el sector aéreo.
"Se tiene que hacer una transición sostenible, ordenada y equilibrada, que es lo que produce un plan estratégico marcando hitos realistas, no hitos políticos, que son los que al final van a conseguir ese objetivo de esa reducción de emisiones", sentenció Garamendi.
También estuvieron presentes los máximos responsables de Iberia, Javier Sánchez Prieto; Air Europa, Jesús Nuño de la Rosa; Air Nostrum, Carlos Bertomeu; e Iberia Express, Carlos Gómez.
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