La intención del presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, es liderar "un modelo de mayorías" consistente en una rebaja fiscal generalizada de la que abominan en Moncloa y, por extensión, en el Ministerio de Hacienda. Precisamente fue el departamento de María Jesús Montero el que trasladó al consejero de Hacienda valenciano, Arcadi España, la "inconveniencia" de los planes del president, que, entre otras cosas, disloca el discurso socialista respecto a no tocar a la baja el capítulo de los ingresos vía IRPF.
Arcadi España fue el encargado de adelantar al Gobierno central el anuncio que este martes haría Ximo Puig en el debate anual de política general, asunto en el que la Generalitat estuvo trabajando todo el fin de semana. "Era el mejor momento para hacerlo" arguyen fuentes de su entorno, aunque en Hacienda "torcieron el gesto y alegaron que no lo veían conveniente" en mitad la batalla fiscal.
Valencia alega que ejerce sus competencias
El consejero valenciano alegó que la decisión no se salía ni un ápice de las competencias autonómicas de Puig, pero además de contravenir el discurso del Ejecutivo central, suponía la entrada del barón socialista en la guerra que inauguró el andaluz Juan Manuel Moreno al eliminar el impuesto de Patrimonio y al que el Gobierno ha replicado con el anuncio de la creación de nuevas figuras impositivas y una "subida selectiva" de impuestos. En principio, el modelo de Moncloa no pasa, salvo rebajas puntuales y temporales del IVA, por ninguna media que suponga una merma de ingresos.
En el equipo de Ximo Puig no ven incoherencias entre esa bajada de impuestos y la diatriba del president el pasado viernes defendiendo sanciones para los territorios que eliminen el impuesto de Patrimonio por considerarlos una especie de competencia desleal o "dumpig fiscal". Asimismo, defendió la semana pasada en "La hora de la 1" de TVE que "un desarme fiscal no es la vía correcta en un momento de crisis como este".
Pero los socialistas valencianos replican que "el nuestro es un modelo alternativo al Partido Popular, de mayorías. No va destinado a 20.000 personas, como en Andalucía, sino casi a millón y medio. Es de justicia porque hemos recaudado más", admiten con un argumento que no les separa mucho del que usa el líder el PP, Alberto Núñez Feijóo, cuando defiende deflactar la tarifa del IRPF a las rentas más bajas para contrarrestar el impacto de la inflación.
Aseguran no estar "en contra de Pedro sino del modelo del PP". No obstante hay quien se malicia respecto a que quizá Ximo Puig ha podido deslucir o "pisar" el paquete de nuevas medidas fiscales que Montero podría presentar este jueves en el Ministerio tras hacer el anuncio en la sede federal de Ferraz el pasado lunes.
Apelación a la responsabilidad
La portavoz gubernamental, Isabel Rodríguez, no quiso hacer una descalificación explícita, pero a eso sonó cuando pidió este martes a "todos" que hagan «un discurso responsable, porque hablamos de reducir ingresos y esos son recursos que van para maestros, sanitarios, ayuda a dependientes… Cada vez que hablamos de rebajar hay que ver qué recortar y este es un Gobierno que no quiere recortar» derechos ni prestaciones.
Que haya sido Ximo Puig el que se ha sumado a la guerra fiscal contra las tesis de Moncloa ha generado un enorme desconcierto. Si hubiera sido el siempre rebelde Emiliano García Page el impacto habría tenido otra intensidad. Puig es uno de los barones leales a Pedro Sánchez, pero tenía necesidad de mover ficha. A fin de cuentas él también se mide ante las urnas el cuarto domingo de mayo, después de descartar una convocatoria en solitario.
La cuestión fiscal es también una de los asuntos troncales de la negociación presupuestaria entre los socios de Gobierno. Aunque no se han producido desde mediados de la semana pasada nuevos encuentros entre Montoro, de un lado, y Nacho Álvarez (secretario de Estado de Derechos Sociales) y Josep Vendrell (director de gabinete de Yolanda Díaz), de otro, en Unidas Podemos admiten que el tema está "mínimamente avanzado".
Hacienda y Unidas Podemos negocian cuatro grandes bloques fiscales
Hay cuatro cuestiones sobre la mesa. Por un lado está el impuesto a las grandes fortunas, ya asumido por el PSOE, pero a falta de concretar. De otro, se tocará el IRPF pero no tanto en lo que afecta a las rentas del trabajo como del capital. Se "retocará" de nuevo el impuesto de Sociedades y, en cuarto lugar se bajará el IVA, con toda probabilidad, a los productos de higiene femenina, no así, a las peluquerías y centros veterinarios.
Es de suponer que Montero querrá tener estas cuestiones cerradas antes del jueves para poder presentar sus nuevas medidas impositivas, "salvo que lo quiera hacer en representación de una parte del Gobierno", avisan en Podemos. Ahora falta evaluar hasta qué punto el movimiento de Ximo Puig cambia los planes y el discurso del Ejecutivo central.
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