Con la reciente reunión de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, el Partido Popular (PP) ha dado un paso muy relevante de cara a configurar su política de pactos con vistas al próximo ciclo electoral, que tiene a las municipales y autonómicas como primera gran prueba de fuego tras el éxito de Andalucía. La aspiración máxima del PP -como la del resto de candidaturas- es lograr la independencia de gestión, algo que se ha convertido en una quimera en muchas demarcaciones electorales. Sobre todo, en el ámbito nacional. Feijóo defiende un futuro ejecutivo popular "sin ataduras" ni influencia del "populismo", en una ambigua referencia a los socios separatistas de Pedro Sánchez, que también incluiría a Vox. Eso, deja como aliado preferente a actores como el Partido Nacionalista Vasco (PNV), así como otras agrupaciones regionalistas como el PRC, Teruel Existe o Coalición Canaria; que permitan sumar en caso de lograr, como esperan en Génova, una mayoría simple considerable.
Sin embargo, esta aspiración, que defienden otros tantos miembros del partido, inquieta al 'alma' interna más escorada a la derecha de los populares, así lo expresan fuentes parlamentarias de ambas cámaras nacionales. Éstas ponen sobre relieve que el PNV es un socio "ambiguo" y creen que no puede garantizar fidelidad a largo plazo. Las mismas, se remiten a la moción de censura ejecutada por el PSOE con apoyo de los jeltzale hace cuatro años, un hecho que puso fin al mandato de Mariano Rajoy, la pérdida del Gobierno tras dos legislaturas, y el fin de su etapa en el PP. Todo, insisten, después de acordar los presupuestos de 2018 y pese a que "aceptamos una mayor inversión" en País Vasco. En concreto, de unos 540 millones de euros.
Mientras que buena parte de la cúpula nacional respalda a Feijóo y comparte su disponibilidad a reestablecer, con rapidez, las relaciones con los de Andoni Ortuzar, los sectores más conservadores, que presionan para incorporar mayor contenido ideológico frente a la táctica de gestión son claros: "Con Ortuzar, no podemos ir de la mano". Como ha defendido este miércoles la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, creen más conveniente "normalizar" las relaciones con el ala de la derecha bajo la previsión de que serán necesarias alianzas, en mayo primero, en varios territorios autonómicos -no habrá inconvenientes a nivel local, quizá sí en grandes ciudades como Madrid-. Y ahí, detallan las mismas fuentes, "poco va a tener que decir el PNV y mucho Vox". "No todos los escenarios van a ser como el de Juanma Moreno en Andalucía o el de Galicia", añaden, apelando a la mayoría absoluta que ostenta los barones andaluz y gallego.
Vox y PNV reniegan entre si y descartan un "triángulo" de alianzas con el PP
Aluden así al condicionamiento hecho por Vox -su único aliado factible dado el estado crítico de Ciudadanos, al menos previa a la refundación emprendida- tras el encuentro con el líder del PP en el Hotel Eurostarts el pasado jueves por la tarde. Algo que ya venían exigiendo los 'verdes' previamente: no es posible contar con los votos de Vox y los del PNV; ese "triángulo" no se va a dar. Es algo que refrendan, a la inversa, los nacionalistas vascos desde Bilbao, que se desligan de "cualquier ecuación" con los de Abascal.
Los posibles acuerdos con los ultras suponen un quebradero de cabeza para Génova, que ni siquiera ha considerado postularse al respecto de los resultados obtenidos por Giorgia Meloni y Hermanos de Italia, los homólogos de Vox en el país transalpino. "No lo hicimos cuando Suecia acudió a las urnas", afirman fuentes nacionales que apelan a los buenos resultados de Demócratas Suecos, socios, también, del nacionalpopulismo europeo. Una forma, en definitiva, de mantener el perfil moderado, dejar en el aire la cuestión a la espera de ver las acciones de gobierno italiano y que al PP se le plantee la necesidad de aliarse con Vox. Internamente, ciertas voces como Moreno Bonilla, sin cuestionar la postura expectante del partido, sí reconoce que "no es lo que más gusta". Y es que Italia no es Suecia, y es "un socio clave para España", reconoció este lunes antes de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional.
Es conocido que el modelo político de Isabel Díaz Ayuso suscita mayor garantías electorales en ciertas capas del PP que el enarbolado por Génova. Entre ellas, en sectores de los propios grupos del Congreso de los Diputados y el Senado. También entre algunas de las baronías, que creen prioritario dar la batalla cultural con el único objetivo de asegurar que la izquierda no vuelve a tocar poder. Aunque, eso sí, ven con buenos ojos la ofensiva fiscal que se ha iniciado contra el Gobierno, porque "les ha desacreditado". Esta demanda de llenar de contenido ideológico el programa popular ya fue demandado por Álvarez de Toledo en abril, para el congreso nacional extraordinario de Sevilla, pero se rechazó por el poco margen de preparación.
El PNV no va a dudar de respaldar a Sánchez si tiene opciones de continuar en Moncloa
Tampoco se ha profundizado con notoriedad en la interparlamentaria de Toledo, un error para miembros del partido, que entienden que Feijóo deberá dar ese paso tarde o temprano. Lo sitúan, no obstante, después de las generales y desde el poder, para no romper antes su imagen de moderación. Pero destacan que eso puede ser un planteamiento erróneo frente a una reagrupación de la izquierda.
Génova reivindica sus preferencias
Cuando Díaz Ayuso desacreditó la postura del Partido Popular Europeo (PPE) y la de la cúpula nacional en relación al impuesto a los beneficios extraordinarios a las empresas energéticas promulgado por la Comisión Europea, Génova marcó territorio de manera privada: "Respectamos su opinión y la del resto de integrantes del PP, pero aquí la postura sobre energía la marca la dirección nacional", esgrimieron fuentes nacionales. En este caso, la senda es la respuesta es la misma. Aunque inciden en que, menos con EH Bildu, quieren hablar con todos los grupos.
A pesar de todo, la voces más críticas con este acercamiento a los de Ortuzar son conscientes de ello, pero alertan que si Sánchez tiene opciones de revalidar la investidura, "el PNV no va a dudar" respaldarlo. Fuentes cercanas al PNV comentan que la estrategia del partido es aprovechar hasta que Sánchez no dé más de sí, mientras, al unísono, engrasa la maquinaria con el PP de Madrid.
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