La baja de Javier Ortega Smith como secretario general de Vox, para ser nuevamente candidato a la alcaldía de Madrid, y su sustitución por el portavoz parlamentario en Cataluña, Ignacio Garriga, supone un importante movimiento político para la formación presidida por Santiago Abascal. Un gesto escudado en cuestiones técnicas, que bajo el reciente contexto anterior, apunta a ir en la línea de reforzar territorialmente a la organización de cara a los próximos comicios municipales y autonómicos. Algo que con Ortega Smith, no estaba garantizado. A partir de ahora, además de continuar en política municipal en el Consistorio y general en las Cortes -de obtener representación-, el exmano derecha de Abascal desempeñará una de las vicepresidencias del partido y, a la espera de que el grupo parlamentario del Congreso lo confirme, sustituirá a Macarena Olona como ariete judicial ante el Tribunal Constitucional (TC).
Precisamente, la decisión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Vox llega una vez la calma se ha instalado de nuevo en la sede nacional de Bambú (Madrid) tras el 'caso Olona'; el primer gran cisma interno desde el salto a nivel nacional de la organización. Sin embargo, Ortega Smith ha negado que este cambio de funciones esté ligado a la exposición en la que ha quedado tras las denuncias de falta de democracia interna y exceso de testosterona hecho por la propia Olona, ya fuera de la agrupación y tanteando el terreno para iniciar su propia andadura política.
La posición que defienden tanto Vox como Ortega Smith, es que ha sido el propio 'segundo' quien ha pedido salir al conocer que Abascal quiere que pugne de nuevo por el Ayuntamiento de Madrid contra el popular José Luis Martínez-Almeida, actual alcalde. Y no por la presidencia de Castilla-La Mancha, como empezaba a especularse hace unas semanas. Principalmente, porque quiere centrar toda su actividad personal a las funciones de concejal y en la posterior preparación de la campaña electoral.
Con todo, hasta la fecha el enlace de las labores internas y parlamentarias, locales y nacionales, no ha supuesto un inconveniente para el dirigente de Vox, que se ha movido entre Bambú, el Palacio de Cibeles y la Carrera de San Jerónimo. "En ese momento, no era concejal, yo concurrí e hice campaña por toda España. Ahora vamos a más, a intentar luchar por la alcaldía", argumenta Ortega Smith, que ahora ve difícil compaginar ese objetivo con un itinerario territorial electoral.
Ortega Smith ha compaginado las funciones internas con el escaño y la portavocía en el Ayuntamiento de Madrid sin problemas
Los problemas entre el partido con Olona han puesto sobre relieve las dos principales facciones o "almas" que cohabitan en Vox, y a la que apelan fuentes conocedoras de la situación. Por un lado, perfiles ideológicos -que en algunos casos salieron del PP por el abandono de ciertas banderas- que complementan sus demandas con otras más técnicas. Uno de los mejores ejemplos de ello sería Iván Espinosa de los Monteros, el portavoz parlamentario. Por otro lado, los perfiles más extremistas, que estarían representados por el vicepresidente de Acción Política y eurodiputado Jorge Buxadé -ex de FE de las JONS y Falange Auténtica- y Ortega Smith. De los segundos, esas mismas fuentes critican que "lastran" el crecimiento de Vox, en una etapa más institucional. "En este momento, solo se puede aspirar a condicionar políticas del PP, y desde la radicalidad es más difícil", expresan.
Concretamente, Buxadé y Ortega Smith son los dirigentes que más discrepancias habrían tenido con la exdiputada por Granada, advirtiendo del exceso de protagonismo que copaba frente al resto de integrantes de la cúpula. Ellos, no habrían mantenido el contacto con Olona desde antes de su salto a la carrera electoral de Andalucía.
Es por ello, que el desplazamiento de Ortega Smith, podría ir, por tanto, a rebajar las tensiones internas, especialmente, en lo que respecta a los territorios, después de una gestión que ha creado "desavenencias". Garriga es una de las figuras que más peso ha ido cogiendo en los últimos años en Vox. Ha sido el artífice de su entrada al Parlament de Cataluña con 11 escaños, está comprometido con la lucha frente al independentismo -uno de los combustibles ideológicos de Vox- y se ubica, por su militancia en el pasado en Nuevas Generaciones, dentro de ese espacio de desencantados con el PP por un vaciado de contenido en favor de la gestión a lo largo de la crisis económica con Mariano Rajoy a los mandos.
Fortalecer los territorios
Según pudo saber El Independiente, y sin confirmación expresa de Vox, Ortega Smith habría amenazado a Olona con quitarle la portavocía en Andalucía y desplazarla a un plano secundario dentro del grupo parlamentario regional si rompía la disciplina del partido. En concreto, si continuaba exigiendo visibilidad en Madrid con un puesto en la dirección nacional o en el Senado, y no se resignaba a esperar a las próximas generales, donde podría ser 'rescatada' para las nuevas listas. Este "férreo control" de voluntades ante voces críticas con las directrices de la cúpula también han sido denunciadas por exmilitantes o miembros aún en activo, que se estarían acercando a la expolítica alicantina por la ausencia de atención por parte de la presidencia y en vistas a una posible alternativa. Buena parte del núcleo de Vox Murcia es ejemplo de ello.
Entre las principales quejas territoriales está, primero, que Madrid se reserva decidir que liderazgos pueden crecer y cuáles no, todo sin atender a si hay personas más válidas que destaquen. Pero, sobre todo, cuestionan la supresión del sistema de primarias para elegir a los líderes provinciales. Es la dirección nacional la que los selecciona, desde la supresión de las primarias a todos los niveles excepto el nacional, y la que lo hará en los próximos comicios de mediados de año. Ante las quejas, el propio Abascal puso de relieve que los cambios estatutarios estuvieron refrendados por nueve de cada diez afiliados.
La supresión de las primarias, excepto a nivel nacional, ha servido a la dirección para tejer a su antojo el mapa de candidaturas
Ante las críticas, el tono de Ortega Smith, en ocasiones exageradamente bronco, no ha ayudado a cerrar heridas. Por ello, la entrada de Garriga sería un movimiento hábil de Abascal, de situar sobre el terreno a alguien más inexperto en lo que respecta a las funciones y que por lo tanto, deberá apoyarse más en las regiones y escuchando a las agrupaciones autonómicas y provinciales para designar los cabezas de lista para 2023.
Su última entrevista ha podido influir en la decisión
La designación de Ortega Smith como vicepresidente este martes, sin funciones aún conocidas frente a las de Acción Política o Área Social, por ejemplo, ha llegado horas después de una entrevista concedida por el dirigente a esRadio. Allí, preguntado por su versión de los hechos sobre el choque con Olona, el exsecretario general ha negado la existencia previa o actual de ningún cisma o la ausencia de democracia interna, depurando cualquier acusación sobre ello. Pero, lejos de apaciguar, ha mostrado una actitud aún bronca con una cuestión que el partido ha dejado ya cerrada.
Según afirman fuentes ligadas a Vox, Abascal habría podido interpretar como peligrosas algunas de las afirmaciones hechas por Ortega Smith sobre Olona, que la volvían a poner en el foco. Entre ellas, expresiones como "caminante", "cura milagrosa" -por su recuperación tras abandonar Andalucía- o que "no preocupa una única persona", en alusión al posible proyecto que busca emprender en solitario. De ahí, un convencimiento final para tomar la decisión y apartarlo. Todo, frente a la versión de marcha voluntaria del madrileño.
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