La carrera para arrancar concesiones al Gobierno en la negociación presupuestaria comenzó ayer en el debate parlamentario sobre las consecuencias económicas y sociales de la guerra de Ucrania. Los socios del Gobierno elevaron el tono ante un PSOE convencido de que sacará adelante las cuentas del Estado para 2023 y que todo lo demás es pura escenificación.
Hasta el PNV, siempre a la expectativa y un experto negociador, que lo mismo apoya unos Presupuestos que a la semana siguiente una moción de censura, llegó a amenazar ayer con presentar una enmienda a la totalidad. Además, se acrecienta el rumor, todavía no confirmado, de que ERC, bastante proclive esta vez a pactar los PGE sin líneas rojas, estaría sopesando lo mismo para evitar ser acusado por Junts de palafrenero del Gobierno, a pesar de que necesite de los socialistas para que Pere Aragonès pueda resistir en el Govern sin convocar elecciones.
Desde el Ministerio de María Jesús Montero advierten no estar dispuestos "a negociar nada que no tenga que ver con los Presupuestos", en respuesta a la carta de exigencias presentada por el portavoz del Grupo Republicano, Gabriel Rufián. Pero del mismo modo que el año pasado todo dependía de la Ley Audiovisual, ERC necesita poder exhibir alguna concesión, cosa que al Gobierno central también le conviene. Y la negociación política recae más en el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, que en Hacienda.
Sin embargo, no es fácil. Salvo que Moncloa esté dispuesta a ceder en la Ley de Vivienda -tras el portazo que dio a Unidas Podemos negándose en redondo a aceptar ni una sola enmienda de las 55 que ha presentado el grupo morado- no tiene mucho margen de maniobra. No va a sucumbiren los Presupuestos de Defensa, que ayer criticó Rufián, y tiene muy complicado acabar con lo que los independentistas califican "represión" a raíz de las causas abiertas en la Justicia con motivo del referéndum ilegal del 1-O y la declaración unilateral de independencia.
Descartada la reforma del delito de sedición
Ni siquiera contemplan la reforma del delito de sedición, primero, porque no daría tiempo a tenerlo culminado antes de que se aprueben las cuentas; segundo, porque "no tenemos mayoría parlamentaria suficiente para sacarlo adelante", y tercero, si acaso lo más importante, porque "ERC no quiere que se suavicen las penas sino que deje de ser delito. No podría sentarse a negociar este asunto".
¿De qué manera se le podría dar satisfacción? Rufián criticó también ayer los presupuestos municipales. Puede parecer poca cosa. Pero ERC y Junts se juegan la hegemonía del poder local en las elecciones del cuarto domingo de mayo y esta es una cuestión capital para el independentismo.
El portavoz del PNV en la Cámara Baja, Aitor Esteban, amagó ayer con una enmienda a la totalidad al tiempo que aconsejó al Gobierno evitar el "riesgo innecesario de choques dialécticos con aquellos con quienes quiere pactar". Frente al tono electoralista que gasta Sánchez en cada una de sus intervenciones parlamentarias -donde no deja de hacer anuncios, aunque muchos de los de ayer formaran parte del plan de contingencia energética de Teresa Ribera- Esteban dijo que no era el momento de "dar mítines" sino de a negociar los Presupuestos. "A ustedes le queda una semana y nosotros tenemos ese tiempo para ver si hay enmienda de totalidad", advirtió.
El plazo de enmiendas a la totalidad termina el día 21
Aludía el portavoz del Grupo Vasco al plazo de presentación de enmiendas a la totalidad el próximo día 21, esto es, el viernes de la semana que viene. Es fija la enmienda a la totalidad del PP, está por ver la de Vox y, a tenor de las palabras de Esteban, pueden sumarse la del PNV y hasta la de ERC, aunque resulta poco creíble. También vascos y catalanes amagaron el año pasado con la presentación de sendas enmiendas de devolución que se quedaron en eso, en un amenaza no concretada.
Esteban echó mano de su inveterada ironía, aunque esta vez con un tono bastante ácido, al señalar a Sánchez que "lo más efectivo para que le sonrían las encuestas no es provocar debates innecesarios, sino que las medidas sean realmente efectivas y lleguen a quienes las necesitan y lo hagan pronto. Quizá alguien le sugerirá, como sustitutivo, encarar la temporada 2 de su serie, pero esa idea televisiva, empezando por la primera temporada, es más bien contraproducente y un tanto histriónica".
Además, del mismo modo que se presentan las enmiendas a la totalidad se pueden retirar. En todo caso hay que resaltar que todas se votan en bloque, porque, a fin de cuentas lo que se dirime es si se devuelven los Presupuestos al Gobierno. Los cuatro grupos suman 160 votos y bastan más a a favor que en contra para tirarlas. No parece un escenario factible ni mucho menos. A PNV y ERC no les interesa poner a Sánchez al borde del precipicio y siempre está Bildu para salvar al Ejecutivo.
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