A los nombres de ex mandatarios del PSOE ya conocidos por sus complicidades con Marruecos se han sumado en los últimos días nuevas incorporaciones. Todos siguen la estela de la ex ministra de Vivienda María Antonia Trujillo y del que fuera el jefe de todos ellos, José Luis Rodríguez Zapatero, convertido en el más veterano lobista del régimen de Mohamed VI, residente ya de larga duración en París.

El enésimo adalid de las tesis de Rabat es José Bono. El ex ministro de Defensa y ex presidente de Castilla-La Mancha se despacha a favor de la monarquía marroquí en una entrevista con un medio de comunicación oficialista marroquí. “Nunca he negado mi simpatía por los saharauis. Como buena parte de la izquierda española compartí su causa y como abogado me puse la toga para defender a líderes Polisarios acusados por Franco de asociación ilícita. Hoy las cosas han cambiado mucho”, desliza Bono, que en el pasado llegó a criticar en términos muy duros a la que entonces consideraba la dictadura marroquí.

Ni Marruecos es el de los años de plomo ni Argelia es el paladín de los pueblos oprimidos. Todos hemos cambiado mucho y si algunos no cambian quizá sea porque no pueden cambiar: su financiación, su pasaporte, su dependencia … les resta autonomía”, agrega el ex ministro, quien censura como caduca el derecho a la autodeterminación de los saharauis amparado por la ONU.

“Cada vez son más los que aseguran que la más viable, seria y creíble de las soluciones es llegar a un acuerdo para la autonomía del Sahara sobre el ofrecimiento hecho por Marruecos. Que el Sahara no sea ni una región más de Marruecos, ni un estado independiente”, arguye. “Mi experiencia política me permite extraer una conclusión: casi nunca se puede obtener todo lo que uno propone o plantea, y casi siempre gana quien tiene más capacidad de dialogar para obtener compromisos que suelen ser fruto de cesiones mutuas”, insiste en términos idénticos a los que suele usar Zapatero.

Marruecos tiene gobiernos comprometidos en la profundización democrática y en pleno camino al desarrollo

JOSÉ BONO

A juicio de Bono, “Marruecos es un país estable, alejado de radicalismos yihadistas, con gobiernos comprometidos en la profundización democrática y en pleno camino al desarrollo”. Una opinión que no casa con la realidad de un país sumido en una grave crisis institucional -con un rey ausente y enfermo-; económica, política y social; y una élite gobernante abonada a la corrupción, el clientelismo y décadas de privilegios mientras la población, especialmente los jóvenes, busca salidas hace Europa.

El castellano manchego aplaude el histórico cambio de posición del Gobierno de Pedro Sánchez respecto al contencioso del Sáhara Occidental, filtrado por la Casa Real marroquí y afeado por todo el arco parlamentario español salvo el PSOE. Según Bono, se trata de “la más lógica y sensata decisión que se ha tomado desde que España firmó en 1975 el tratado de Madrid y devolvió el Sahara a quien le perteneció históricamente”. Otra afirmación que no encaja con la historia.

Consuelo Rumí, en una imagen de archivo.

Rumí, rostro del PSOE en migraciones

Una controvertida opinión que también comparte Consuelo Rumí, la socialista almeriense que ocupó la máxima responsabilidad en temas migratorios en los Ejecutivos de Sánchez y Zapatero. Entre 2018 y 2020 fue secretaria de estado de Migraciones, durante el primer gobierno de Pedro Sánchez, y ejerció como secretaria de estado de Inmigración y Emigración en tiempos de Zapatero.

En otra entrevista con la prensa gubernamental marroquí, Rumí se declarada una enamorada de Marruecos. “Es mi primer destino fuera de España desde la llegada de la pandemia del Covid-19. Llevo mucho tiempo trabajando codo con codo con las autoridades marroquíes y creo que juntos hemos conseguido mucho, sobre todo en la gestión de la migración, que es mi especialidad”, replica al inicio de la conversación.

El viaje a Marruecos me permite descansar y disfrutar de los sabores, colores y olores de este cálido país

CONSUELO RUMÍ

“Mi visita es en un contexto privado. Es una estancia que me permite descansar y disfrutar de los sabores, colores y olores de este cálido país. Todos hemos vivido momentos difíciles durante los dos años de crisis sanitaria. Hoy en día, eso forma parte del pasado. Vuelvo a disfrutar de la vida. Y, en mi opinión, no hay mejor lugar para disfrutarlo que Marruecos. Las relaciones entre Marruecos y España siempre han tenido sus altibajos. Hoy comienza una nueva era”, explica.

Rumí presume, además, de las “excelentes” relaciones que disfrutaron ambos países durante su mandato. “¿Puede este acercamiento entre Marruecos y España resistir el cambio de gobierno? En primer lugar, espero que el gobierno socialista gane las próximas elecciones. Pero si otro partido llega al poder -me refiero al Partido Popular- espero que sea lo suficientemente inteligente como para saber que las relaciones entre Marruecos y España deben basarse en la confianza y el enriquecimiento mutuo en todos los aspectos de la vida política, económica, social y cultural”, declara. “Estas relaciones deben permanecer invariables independientemente de las formaciones políticas que lleguen al poder. Si esto cambia, será un grave error político”, añade.

Según Rumí, “España nunca cambiará su posición en la cuestión del Sahara”. “Es irreversible”, predice quien respalda “el reconocimiento por parte de España del plan de autonomía marroquí como la solución más creíble y seria para el arreglo definitivo de este conflicto”. Rumí evita durante la entrevista abordar la instrumentalización que Marruecos hace de los flujos migratorios, un fenómeno que mereció el año pasado la condena del Parlamento Europeo, tras el asalto a la valla de Ceuta perpetrado con la permisividad de las autoridades magrebíes.