La Guardia Civil equipará algunas de sus patrulleras con motores procedentes de embarcaciones intervenidas en operaciones antidroga para ganar en velocidad, un factor fundamental para afrontar con garantía las persecuciones de narcos teniendo en cuenta los potentes medios con que estos cuentan para intentar zafarse de la presión policial en caso de ser sorprendidos.
De momento, el Cuerpo va a remotorizar dos de las patrulleras semirrígidas cabinadas que integran su flota con la previsión de que los nuevos sistemas de propulsión estén instalados como muy tarde en agosto del próximo año. Ello permitirá a estos barcos ganar en rapidez y que puedan permanecer en el mar de manera continuada más tiempo del que le permiten las prestaciones actuales.
La Dirección General de la Guardia Civil ha abierto un concurso para seleccionar un astillero que se encargue de retirar los dos motores diésel intraborda de la marca Yanmar con que están equipadas -de 440 caballos de potencia cada uno- con sus respectivos waterjets (sistema propulsivo a chorro) y sustituirlos por dos motores fueraborda de gasolina Yamaha de 300 caballos y 4.169 centímetros cúbicos de cilindrada. Con sistema de arranque eléctrico y un peso de 268 kilos (sin hélice), su rango de funcionamiento oscila entre las 5.000 y las 6.000 revoluciones por minuto, lejos de las 3.300 con que operan hoy.
La actuación incluye una ampliación de la capacidad de los tanques de combustible (dos de 328 litros cada uno) a fin de que las embarcaciones mantengan como mínimo la autonomía -las nuevas turbinas consumirán más que las instaladas actualmente- y el sellado de las aberturas que queden en el espejo de popa tras la retirada de los hidrojets y del sistema de escape húmedo. El presupuesto máximo de licitación se ha fijado en 120.000 euros (IVA exento), estando abierto el periodo de recepción de ofertas hasta el próximo 24 de noviembre.
Embarcaciones incautadas a narcos
Según se detalla en el cuadro de características del pliego de cláusulas administrativas que regula el concurso, consultado por El Independiente, los motores que se colocarán procederán de "embarcaciones intervenidas por la Guardia Civil en operaciones contra el tráfico ilícito de estupefacientes". Son las famosas narcolanchas o gomas, dotadas con potentes sistemas de propulsión que impiden en ocasiones a los agentes dar caza a sus tripulantes cuando son sorprendidos transportando paquetes de droga o cajas de tabaco de contrabando y que fueron prohibidas por el Gobierno en octubre de 2018 dentro de la estrategia integral de lucha contra las mafias.
El Instituto Armado destaca el "ahorro" que el empleo de bienes procedentes del narcotráfico conllevará para las arcas públicas, no sólo por el hecho de que se dispone de los motores de forma gratuita sino porque su mantenimiento será mucho más económico que los actuales. "Averías que supongan un coste elevado no se acometen, procediendo a la sustitución por otro motor de la misma procedencia", detalla.
El astillero al que se adjudique el encargo tendrá un plazo máximo de ocho meses para ejecutar el trabajo (a contar desde el 1 de enero de 2023, salvo que el contrato se formalice después de esa fecha). La primera entrega tendrá que llevarse a cabo necesariamente antes de que acabe el sexto mes, lo que permitiría contar con una embarcación a principios del próximo verano.
Pertenecientes al modelo Megatech 12 Cabin, las dos patrulleras objeto de la actuación fueron construidas por la empresa barcelonesa Astilleros Neumáticos Duarry SA y recibidas por la Guardia Civil entre los años 2008 y 2010. Su eslora total es de 11,95 metros, su manga máxima de 3,9 metros y su calado medio a plena carga, de 0,691 metros. Tienen capacidad para albergar hasta 12 tripulantes cada una y ofrece una autonomía de entre cuatro (a velocidad máxima) y ocho horas (económica).
De acuerdo con la descripción que se incluye en el pliego de prescripciones técnicas, el casco fue fabricado con materiales compuestos de fibras unidireccionales y multiaxiales de poliéster reforzado con fibra de vidrio (PRFV) y zonas de refuerzo en carbono-kevlar impregnadas en resinas viniléster e isoftálicas que garantizan la rigidez estructural necesaria para soportar los impactos contra la superficie del mar a las velocidades de navegación exigidas. "Estas embarcaciones ligeras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil tienen todavía una larga vida útil por delante que justifica esta inversión en la mejora de sus capacidades", razona.
Renovación de la flota
El Cuerpo que dirige María Gámez se encuentra inmersa en un proceso de renovación parcial de la flota que compone su servicio marítimo, con una inversión plurianual que supera los 53,26 millones de euros. El mayor gasto (35 millones de euros) corresponde a la construcción de un buque oceánico que dé el relevo en 2025 al Río Miño, un viejo pesquero japonés que el Instituto Armado tiene en servicio desde hace más de 15 años.
En noviembre de 2021, la Guardia Civil contrató el suministro de dos patrulleras medias todo tiempo y dos de alta velocidad a los astilleros Rodman Polyships SAU y Aislamientos Térmicos de Galicia SA por un montante conjunto de 10,76 millones y un plazo de ejecución de tres años, mientras que en septiembre pasado sacó a concurso la compra de otras tres patrulleras de alta velocidad que estarán dotadas con lanzagranadas (7,5 millones de euros). Este procedimiento se ha suspendido a la espera de que se subsane el error detectado en los pliegos.
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