Esquerra ha puesto ya sobre la mesa el siguiente capítulo de su estrategia: la negociación de un referéndum pactado con el Gobierno sobre la independencia de Cataluña. Ha propuesta incluso unos umbrales de participación (50%) y apoyo a la independencia (55%) para sentar las bases de un acuerdo de claridad a la canadiense que diera garantías al futuro pacto con el Estado. Y el Govern de Pere Aragonès ha anunciado que quiere liderar ese proceso, partiendo de un gran acuerdo en Cataluña.
Pero ese primer paso de su "segunda fase", tras haber arrancado al PSOE los indultos y la reforma del Código Penal, no va a ser fácil para los republicanos, vista la ostentosa indiferencia con la que sus supuestos socios han recibido la propuesta. Rechazo de la CUP, escepticismo de los Comunes -se declaran no independentistas pero defienden la celebración de un referéndum- y un sonoro silencio de Junts, así como la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium.
Desde Esquerra presentan el acuerdo de claridad como una nueva vía para reunificar al independentismo y lanzar un nuevo envite al Estado. Pero nadie más en el campo independentista está dispuesto a ceder a Pere Aragonès todo el protagonismo. Se lo demostraron en el último debate de política general, cuando ERC solo consiguió el apoyo de los Comunes a su proyecto.
Junts obvia la propuesta de ERC
Junts, el otro gran partido del bando independentista, ha optado por ningunear el proyecto republicano. Centrados en el lanzamiento de Xavier Trias como alcaldable por Barcelona, los de Laura Borràs no se han posicionado todavía sobre la fórmula propuesta por Esquerra, que parte de un 50% de participación y un 55% a favor del sí, recogiendo el modelo de Montenegro.
El único que la ha mencionado es el ex president Quim Torra, para descalificarla. "Cuando has reconocido que tu país no tiene la soberanía para autodeterminarse -y por tanto el 1-O es ilegal- ya nada importa" apuntaba en su perfil de twitter en respuesta a la propuesta republicana.
Los líderes del partido, Laura Borràs y Jordi Turull, se han centrado en cuestionar las ventajas de la reforma de malversación para el independentismo, acusando a ERC de aceptar que la celebración del referéndum del 1-O fue ilegal.
Junqueras juega con la vía unilateral
Quizá por ello el presidente de ERC, Oriol Junqueras, matizaba este martes en Ràdio4 que no renuncia a la vía unilateral, la que abandera JxCat y la CUP. Y recordaba para defenderlo que la organización de un referéndum no está recogida como delito en el Código Penal. "ERC defiende todas las vías democráticas" para alcanzar la independencia, ha apuntado.
En contra de lo que repiten en su partido, que su apuesta ahora es por un referéndum acordado para que tenga todas las garantías, Junqueras aseguraba que "ERC defiende todas las vías democráticas", y sin mencionar la vía unilateral añadía, "todas las vías que permitan que la ciudadanía pueda decidir sobre su futuro, votando respetando los derechos humanos y las libertades fundamentales es evidente que es una vía democrática".
La CUP solo ve retórica
La CUP sí se ha referido a la propuesta republicana, para acusar a ERC de "no ir más allá de la retórica". La diputada antisistema Laia Estrada les recuerda que su propuesta ignora "ignora el principal escollo", la negativa del Estado a reconocer un supuesto derecho de autodeterminación a Cataluña.
"La única manera de salvar ese escollo es desde la confrontación democrática", defendía la antisistema. La CUP insiste así en que la única vía posible es la de la desobediencia, lo opuesto de lo practicado por ERC con su política de pactos con el PSOE. Pactos que los antisistema ven como un cúmulo de renuncias, por parte de Esquerra, para conseguir "salidas individuales" para algunos de sus dirigentes.
Ni siquiera los Comunes, que compartían el punto de partida de un acuerdo de claridad para pactar un referéndum de independencia, comparten el momento escogido por Esquerra para lanzar su nuevo órdago, en plena aprobación de la reforma del Código Penal en el Congreso.
Por eso su portavoz en el Congreso, Aina Vidal, no ocultaba su sorpresa ante la propuesta republicana, que redujo a "maquinaria electoral" ante el nuevo ciclo político que se abre en 2023. Es el momento de sentarse en la mesa de diálogo y consolidar los acuerdos alcanzados, advierten desde el partido morado.
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