Sobre todo desde 2018, cuando en ocasiones se pintaba un PSOE profundamente dividido, cuando se ponía el acento en el choque entre los barones y Ferraz, ese dibujo se aproximaba mucho más a una caricatura, a una hipérbole. Los presidentes de Castilla-La Mancha y Aragón, Emiliano García-Page y Javier Lambán, siempre han ejercido de polo crítico, y nunca han ocultado sus discrepancias con Pedro Sánchez por su política de ibuprofeno con los independentistas. Pero ellos eran solo dos de entre nueve presidentes autonómicos, eran una clara minoría y no marcaban la pauta del partido. Pero con la reforma de la malversación algo más se ha roto en el PSOE.
Porque no solo ellos discrepan. El malestar está mucho más extendido, aunque apenas se oiga y aunque la transaccional de la cúpula a la enmienda de ERC y la creación de un nuevo delito de enriquecimiento ilícito haya ayudado a templar las aguas, al menos públicamente. Pero incluso situando en el centro a Page algo ha cambiado también. Porque este martes sus relaciones con la dirección del partido y con la Moncloa dieron un salto cualitativo. La tensión se disparó mucho más que en capítulos anteriores. El calibre de las acusaciones del barón autonómico era mucho más grueso. El ataque era frontal.
Y no era producto de un calentón. Page, confirmaban en su equipo, había preparado a fondo su respuesta a la reforma, se estaba "defendiendo" para protegerse electoralmente. Ferraz estaba prevenida, porque él mismo anticipó por WhatsApp el lunes a la vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, que hablaría al día siguiente, este 13 de diciembre, y con "claridad".
Me importa que nos tomen por tontos, a mí también. Este es un momento grave para la política española. De esos momentos que se quedan grabados en la retina colectiva"
emiliano garcía-page, presidente de castilla-la mancha y líder del pscm-psoe
En una comparecencia desde Ocaña (Toledo), Page aseguró a los medios que para él este era un "momento muy duro", que le "duele como español y como militante del PSOE, aunque no sea una decisión orgánica", sino del Ejecutivo, decisión que desaprueba radicalmente: es "muy contrario" a ella. Y se siente, además, engañado, vino a decir: "Me importa que nos tomen por tontos, a mí también. Este es un momento grave para la política española. De esos momentos que se quedan grabados en la retina colectiva. Esto sí que es hacer historia", sostuvo, ironizando con las palabras de Pedro Sánchez de hace dos semanas, cuando afirmó que pasaría a la historia por la exhumación de Francisco Franco.
Según el presidente de Castilla-La Mancha, no hay trampa ni cartón. "El 95% de los españoles saben lo que está pasando, lo entiende [Oriol] Junqueras, lo entiende [Pere] Aragonès y lo entiende [Carles] Puigdemont". "Básicamente es lo que parece. ¿O nos vamos a equivocar todos los españoles? No, hombre, no", exclamó.
Lo que hay, insistió, es un Código Penal que "se pacta en dos cafés en el último minuto sin informe jurídico". Y "no es tolerable" ni "de izquierdas" pactar "con delincuentes su propia condena". Frente al argumento del Gobierno de que desviar dinero público sin lucro no es corrupción, él cree que sí lo es: es "pura corrupción, y de las más graves", dijo, y por eso no se les indultó por ese delito. No cree el barón regional que sirva siquiera para disuadir a los independentistas de pasar a la siguiente pantalla, el referéndum —"hay que ser muy santo" para creerlo, señaló—.
Page se compromete a llevar al TC "cualquier intento de consulta oficial" en Cataluña y avisa que para él desviar dinero público sin lucro sí es corrupción
Precisamente por eso se comprometió a presentar una iniciativa legislativa "vacunada contra cambios de opinión" —otra carga de profundidad contra la Moncloa— que "impida consultas que no afecten al conjunto de los españoles". Más aún, se muestra dispuesto, a través de esa iniciativa, a sentirse "obligado como presidente autonómico" a denunciar ante el Tribunal Constitucional "cualquier intento de consulta oficial que signifique que unos pocos puedan hablar en nombre de todos". Page no dejó puntada sin hilo: esta época empezó "un 1 de octubre", el de 2016, cuando el PSOE tumbó a Sánchez como secretario general, arranque de un proceso de primarias que le acabó encumbrando de nuevo, y quienes lo celebran son los del segundo 1 de octubre, el de 2017, el del referéndum ilegal.
"Un Gobierno valiente no se oculta"
La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, rehusó en cuatro ocasiones responder al presidente castellanomanchego desde la Moncloa. El portavoz parlamentario, Patxi López, le respondió desde el Congreso que "un Gobierno valiente no se oculta, se enfrenta a los problemas". Y desde Ferraz indicaban que sus declaraciones no eran "ninguna sorpresa" por su carácter y sus choques anteriores. Fuentes oficiales relataban a este diario que la dirección contactó con todos los barones en los días pasados para "contarles la iniciativa" de la reforma de la malversación, "y con él fue imposible hablar por teléfono".
Montero quiso charlar por teléfono con él, dicen en Ferraz, para explicarle "en profundidad y con detalle la política del Gobierno para la convivencia en Cataluña"
Si no pudo hablar con él, completaban en el entorno de Page, fue porque se marchó de viaje el viernes 9, fuera de España, y por tres días. "Sí conversaron el lunes por WhatsApp. Montero le pidió que apoyara al Gobierno y él le dijo que estaba en contra y que lo diría de manera rotunda. Se lo advirtió antes de que la ponencia del Congreso votara la transaccional del PSOE", añadieron. "Es la confirmación de que fue imposible hablar por teléfono con él para explicar en profundidad y con detalle la política del Gobierno para la convivencia en Cataluña", agregaron desde Ferraz.
Tras las declaraciones de este martes, no hubo reconvención de la cúpula de Sánchez, como sí la hubo tras el resbalón de Lambán, hace dos semanas. "¿Qué le pueden reprochar? ¿Qué ha dicho Emiliano censurable? ¿Qué tiene que rectificar? No pueden decirnos que nos contengamos, y si creen que pueden, se equivocan. Emiliano lo dice por coherencia. Es nuestra trayectoria hace muchos años. ¿Cuánto tiempo llevamos diciendo lo mismo?", se preguntan fuentes muy próximas al barón socialista, que subrayan que simplemente este martes "se estaba defendiendo" y "cumpliendo la palabra que dio a los ciudadanos en 2019".
Fuentes de la dirección del PSOE en Castilla-La Mancha no niegan que en las declaraciones de Page opera la razón electoral, porque la región, feudo de los socialistas desde los ochenta —el PP solo ha gobernado una legislatura, de 2011 a 2015—, es sociológicamente conservadora, y además el partido ha de mantenerse por encima del 40% de los votos para preservar su mayoría absoluta de la que disfruta desde 2019. Si la perdiera, se iría a la oposición, porque a diferencia de otros barones, no cuenta con el colchón de Unidas Podemos, sin fuerza en el territorio y castigada por la ley electoral impulsada por Dolores de Cospedal.
En el entorno de Page admiten que operan razones electorales, pero también la "escuela propia" del PSOE manchego y la "coherencia" del líder todo este tiempo
Pero a la vez en la cúpula autonómica advierten de que la federación castellanomanchega ha creado en todos estos años "una escuela propia", que une los mandatos de José Bono, José María Barreda y ahora Page. Y ya advierten de que si la campaña de las autonómicas y municipales del 28 de mayo adquiere carácter nacional —lo que quiere el PP—, el presidente buscará adaptarla a su territorio. "Regionalizaremos o personalizaremos más la campaña en él", prosiguen.
Para los socialistas, es clave retener Castilla-La Mancha. Si un bastión tan firme cae, como lo es Extremadura, significaría que el partido se ha desangrado en el resto de España. "El mejor servicio que podemos hacer al partido es ganar aquí", rematan. En el equipo de Page molesta que se le catalogue como barón "de la derecha del PSOE", porque él defiende "la socialdemocracia pura y dura", y por eso ante los medios defendió que "no es de izquierdas" rebajar la malversación o apoyar "privilegios territoriales". "Nosotros hemos ocupado nuestro sitio", recalcan.
"No se puede decir eso así, yo no lo veo"
El ruido interno puede incrementarse en las próximas horas, porque al dirigente castellanomanchego se sumará este miércoles por la mañana el presidente aragonés, del que se espera también rotundidad en una cuestión central en su discurso. Ambos son próximos ideológicamente. Quien sí dio su opinión este martes también fue el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, siempre mucho más cauto que sus otros dos compañeros y alineado, en cualquier caso, con Ferraz. Dijo apoyar "con matices" el cambio en la malversación, aunque reconoció que "hay cosas" que no le gustarán "ahora ni nunca", y que no le gusta que la gobernabilidad dependa de los independentistas, porque "no consideran que España sea su proyecto", pero a continuación se preguntó "cuál es la alternativa" a la reforma para mejorar la situación en Cataluña, informa EFE.
Vara apoya "con matices" el cambio de la malversación aunque reconoce que no le gustan "cosas" ni "ahora ni nunca", como depender de los independentistas
En otras federaciones o en el Grupo Socialista en el Congreso no comparten las formas de Page. Es más, se lo reprochan. "El fondo [la reforma de la malversación] es el que es —admite resignado otro barón autonómico—. Pero no se puede decir eso así. Yo no lo veo. A mí me preguntan y contesto, no me dedico a montar líos por montarlos".
Que no se coincida con Page no quiere decir que el malestar con el Gobierno y con Ferraz o, como advierten otros dirigentes, la "preocupación", no sean sentimientos más generalizados. "Hay un poco de todo —conviene un diputado nacional que es a la vez cargo regional—, pero la gente sabe que la situación es difícil. No creo que mucha gente piense como Emiliano, y su situación electoral es complicada. Las formas pueden ser discutibles, como todo. Pero en esto hay que ser serios, está un bien superior en juego: el bien de la convivencia en este país, que son palabras mayores. El partido es el segundo bien superior".
Otra parlamentaria reconoce el desazón, el "desconcierto" interno, porque los cuadros socialistas no acaban de explicarse por qué el partido ha cedido en una cuestión tan medular como la rebaja de un delito de corrupción, que ataca al corazón del discurso del presidente. "Yo tengo los grupos [de WhatsApp] que echan humo", confiesa una diputada que se siente perdida con los vaivenes de las últimas semanas y con la "falta de información de los motivos reales" que han llevado a Sánchez a modificar a la baja la malversación. "Hay malestar evidente, aunque no se verbalice. Son muchas voces. Y nos esperan semanas duras —advierte—, pero vamos a darle unos días, a ver cómo evoluciona todo".
Un diputado avisa de que está por encima un bien superior, la convivencia; otra compañera de escaño en Madrid cuenta el "desconcierto" y advierte: "Nos esperan semanas duras"
Que el huracán que azota los cimientos del partido es severo no se niega en privado. Las portavoces del Gobierno y del partido, Isabel Rodríguez y Pilar Alegría, a duras penas podían disimular este lunes y martes sus dificultades para justificar una medida que dentro del partido pocos defienden, aunque es verdad que ha tranquilizado internamente la creación de un delito específico de enriquecimiento ilícito y que se haya matizado la enmienda de ERC, porque entienden que se dejan menos flecos para que se escapen políticos corruptos. En el Ejecutivo, como manifiesta uno de sus miembros, son conscientes de que explicar a la ciudadanía la reforma de la malversación es complicado, y más ahora. También por las formas, dado que el cambio se va a tramitar en menos de una semana en el Congreso.
La esperanza en el PSOE es que el chaparrón se ahogue con las fiestas navideñas y en 2023 el foco se sitúe en la economía y en las medidas del Gobierno. Es lo que también pretende Sánchez, que justo perseguía liquidar todos los temas controvertidos antes de fin de año. A toda prisa. En los territorios confían en que pese más en el voto de los ciudadanos cómo haya transcurrido el invierno y qué red de protección ha dispuesto el Ejecutivo. "Nadie vota a un alcalde o un presidente autonómico por una reforma del Código Penal", resuelve un ministro del núcleo duro, que cree que en mayo la lógica de una campaña nacional no operará, "ni de coña". Pero la segunda parte de la reforma vendrá cuando entre en vigor y los jueces deban resolver las seguras solicitudes de revisión de penas. "En la batalla —continúa este miembro del Gabinete—, hay que seguir al general y no despistarse". Se trata, concluye, de confiar en los movimientos de Sánchez.
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