Este miércoles, por unas horas, la ley de protección animal, que ha generado innumerables fricciones dentro de la coalición de gobierno, parecía salvada. Unidas Podemos incluso aseguraba que había alcanzado un acuerdo con el PSOE. Pero todo estalló horas más tarde: el desacuerdo persiste entre los socios por la misma razón, la exclusión de los perros de caza de la norma, una cuestión fundamental para Ferraz y de la que no se quiere apear porque entiende que traicionaría su alianza con el mundo rural, capital a seis meses vista de unas elecciones autonómicas y municipales decisivas. Y como no hay pacto, todo puede pasar en la reunión de la comisión de este jueves en el Congreso: desde que el texto salga adelante —y ahí es clave saber cuáles son los apoyos que recaba, nada claros— hasta que descarrile y decaiga. Nada es seguro ahora mismo. Pero sí lo es el bloqueo total, la constatación de que PSOE y Unidas Podemos acumularon otra jornada de tensión creciente a cuenta de una ley muy simbólica para ambos, sobre todo para los morados, promotores de la regulación. Y Ferraz quiere cobrarse su derrota en la Ley Trans del pasado lunes imponiendo su criterio esta vez.
Un formidable galimatías que parece de difícil resolución. Por eso Pedro Sánchez quería acelerar en diciembre la tramitación de todas las leyes conflictivas, para librarse en enero de líos, en la medida de lo posible, y centrar la batalla en la contienda electoral. Pero cumplir ese propósito está siendo muy costoso porque está evidenciando en pocos días y de manera nítida las fuentes de problemas entre los socios.
Bolaños cerró con Belarra una "última propuesta" para desatascar la ley que fue aceptada por UP, explican los morados
El punto de fricción en la ley de bienestar animal, el que siempre estuvo en el centro de la polémica, era la exclusión de los perros de caza, clave para los socialistas porque así lo habían amarrado con el sector desde hace meses. La ponencia parlamentaria se reunió en dos jornadas consecutivas esta semana, sin acuerdo en ese punto. Pero, en la noche del martes, según contaba a los medios Lilith Verstrynge, secretaria de Estado de Agenda 2030, los socialistas —a través del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, según precisaron los morados— hicieron una "última propuesta" a sus socios de coalición —a la ministra Ione Belarra—.
Y estos aceptaron ese "acuerdo de alto nivel" a primera hora de la mañana del miércoles, en palabras de Verstrynge. Pacto que el grupo de Unidas Podemos hizo público poco antes de las dos de la tarde [aquí en PDF]. Lo que comunicaron los morados era que ambos partidos habían llegado al "desbloqueo" de la ley a través de una enmienda transaccional por la que los perros de caza serán considerados siempre "animales de compañía" y quedarían regulados por las normas autonómicas de protección animal. Pero al ser estas de rango inferior a una "ley de bases estatal", tendrían que "homologarse", adaptarse a ella, de tal manera que las comunidades autónomas no podrían fijar estándares de protección más bajos que los de la norma impulsada por el ministerio de Belarra.
"Esperamos que reconsideren"
Los socialistas nunca llegaron a confirmar ese acuerdo, y tampoco que lo hubieran suscrito Bolaños y Belarra. Las horas fueron pasando y la ponencia no acababa de arrancar. Pasadas las cinco de la tarde, se reunió y los socialistas retiraron la transaccional, de redacción muy contradictoria y confusa, que llevaba la firma de una de sus ponentes, la parlamentaria del PSC Sandra Guaita, además de ERC y de UP. Ferraz volvía sobre sus pasos y recuperaba a continuación la enmienda que había pactado con el sector de la caza y que registró en septiembre, y que será la que este jueves defenderá en la Comisión de Derechos Sociales del Congreso. Verstrynge, sin poder ocultar su indignación, cargó contra el PSOE por haberse "retractado" y haber "incumplido el acuerdo" y "su palabra". "Nos preocupa que esté pensando en dejar caer la primera ley de bienestar animal y esperamos que reconsideren. Nosotros cumplimos los acuerdos a los que llegamos y esperamos que ellos hagan lo propio", recalcó.
El problema radicaba en una transaccional de redacción confusa que había generado "dudas" y ante la que el sector "se alarmó". Ante el riesgo de "inseguridad jurídica", el PSOE volvió a su propuesta original
Pero, ¿qué ocurrió? Este es el relato, muy divergente, que hacen fuentes de la dirección del PSOE consultadas por El Independiente: "Presentamos una enmienda transaccional para que la firmaran todos los grupos que quisieran, que tenía el visto bueno del sector, pero nunca llegó a estar registrada. Anoche [por la noche del martes] avanzamos pero Unidas Podemos se precipita anunciando a los medios un acuerdo que tras diversas lecturas podía generar una clara inseguridad jurídica. Como ellos interpretan que los perros de caza seguían cubiertos por la ley estatal, y nosotros lo que queremos es sacarlos de ella, como esto genera dudas en el sector, decidimos volver al punto de partida, que es regresar a nuestra enmienda original de septiembre, pactada con el mundo rural, y decirle a Podemos que se ponga de acuerdo con el sector".
Desde la cúpula socialista reconocen que cuando se filtró ese acuerdo por los morados, "el sector se alarma", al entender que el PSOE había roto su compromiso con el mundo rural. "Y nosotros queremos que el sector sepa que estamos con ellos y que no haya ninguna duda, que sepa que no queremos engañarles, porque nos jugamos mucho en esta enmienda", añadía una diputada al corriente de los contactos de ida y vuelta en esta jornada de nuevo frenética en el Congreso.
El problema estaba en la redacción de la transaccional [aquí en PDF], porque decía una cosa y la contraria, lo que permitía a Unidas Podemos defender que los perros de caza no salían de la ley estatal. La enmienda proponía añadir un nuevo apartado al artículo 1 de la norma, por la que excluía de ella "los animales de compañía utilizados en actividades específicas (las deportivas, reconocidas por el Consejo Superior de Deportes, las aves de cetrería, los perros pastores y de guarda del ganado), así como los utilizados en actividades profesionales (dedicados a una actividad o cometido concreto realizado conjuntamente con su responsable en un entorno profesional o laboral, como los perros de rescate, animales de compañía utilizados en intervenciones asistidas o los animales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad o de las Fuerzas Armadas). Igualmente, quedarán excluidos los perros de caza, rehalas y animales auxiliares de caza".
"No va a dejar de lado al mundo rural"
La enmienda agregaba este inciso que prácticamente contradecía lo anterior: "Todos ellos se regulan y quedarán protegidos por la normativa vigente europea, estatal y autonómica correspondiente, y que les sea de aplicación". Los morados interpretaban que los perros de caza quedaban regulados por la normativa autonómica, sí, pero esta debía estar sujeta a un suelo mínimo estatal, de tal manera que a los perros de caza también les afectarían disposiciones como las condiciones de la cría, que solo podría realizarse por criadores registrados, con mecanismos de supervisión veterinaria, para lograr que se realice de forma "responsable y moderada".
Los morados tienen que decidir si apoyan el conjunto de la ley si prosperase la enmienda que excluye a los perros de caza
"El PSOE no va a dejar de lado al medio rural y a un sector tan relevante para la economía de nuestro país —señalaban fuentes oficiales de Ferraz—. Lo dijimos y lo mantenemos".
Ahora la duda es qué pasará en la reunión de la Comisión de Derechos Sociales de este jueves. El PSOE no se cierra a recuperar la transaccional que firmó el lunes pasado con el PP y PNV —y a la que luego se sumó Ciudadanos— y que respetaba su enmienda de septiembre pero que añadía que se respetaría el marco legal autonómico. Si esa enmienda —o la original del PSOE— fuera aprobada por la comisión, Unidas Podemos tendría que decidir si apoya el conjunto de la ley (de su ley) o no.
De ahí que los socialistas dijeran a sus socios que están en su mano "que esta ley salga adelante, con un gran consenso y que incluya al sector y el medio rural". Los morados advirtieron, a su vez, de que la aprobación de esa enmienda no garantizaría que el dictamen saliera adelante, porque los aliados de investidura podrían apearse del consenso y porque no creen factible que el PP pueda respaldar el conjunto de una ley, la primera estatal que protege los derechos de los animales, que incluye medidas como el "sacrificio cero de animales, la eliminación de su venta por internet, los registros de las mascotas, la reconversión de los zoológicos (que no podrían utilizar animales silvestres) o el fin de la impunidad del maltrato animal".
El proyecto de ley impulsado por Belarra fue aprobado en verano por el Consejo de Ministros y remitido a las Cortes, pero poco después, en septiembre, fue enmendado por el PSOE para sacar a los perros de caza. Los socialistas se movieron tras la gigantesca movilización del mundo rural de marzo, en Madrid —congregó a 150.000 personas, según la Delegación del Gobierno, más de 400.000, según los organizadores—, y cerraron una alianza con el sector y también con sus federaciones territoriales, alarmadas por el impacto de una ley que podía restar muchos votos en muchos pueblos en donde la caza es una actividad con arraigo muy extendida y transversal. Para UP, no es posible sacar por completo a los perros de caza de la ley, porque eso afectaría al "corazón" mismo de la norma y porque no se puede diferenciar a unos animales de otros por su actividad. Todos, defiende, han de quedar cobijados bajo un mismo paraguas único.
Esto va a traer cola", indican en UP. El PSOE quiere que encajen su derrota, igual que ellos se quedaron solos en la Ley Trans el lunes
La norma está al filo de la navaja. Si cae, probablemente ya no se pueda recuperar hasta después de las autonómicas y municipales. O quizá sea imposible ya repescarla en esta legislatura. En Unidas Podemos avisan con rotundidad: "Esto va a traer cola". Y lo dicen porque sería la primera ley del Gobierno que fracasa en toda la legislatura. Los socialistas buscan un cierto empate: que los morados acepten la exclusión de los perros de caza y acepten por tanto el criterio de la mayoría parlamentaria que así lo quiere, igual que ellos encajaron su derrota el lunes en la Comisión de Igualdad del Congreso, cuando se quedaron solos en la defensa de sus enmiendas sobre menores en la Ley Trans.
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