"Hay que tratarla como a cualquier otro diputado del grupo". Bajo esa premisa operará la dirección del Grupo Socialista en el Congreso con Carmen Calvo. La exvicepresidenta del Gobierno, por tanto, se expone ahora a una sanción máxima de 600 euros por haberse saltado la disciplina de voto con su abstención en la Ley Trans, en la aprobación del dictamen por el pleno de la Cámara baja este 22 de diciembre. Calvo, anticipó ella misma, asumirá las consecuencias de su decisión, "como siempre" ha hecho.
El Congreso respaldó este jueves con una amplísima mayoría la norma impulsada por el Ministerio de Igualdad, con 188 votos a favor, 150 en contra y siete abstenciones —entre ellas, la de Calvo—, y que reconoce la libre autodeterminación de género a partir de los 16 años. Los socialistas defendieron hasta el trámite en comisión, el pasado 12 de diciembre, su enmienda para que los menores de entre 14 y 16 años necesitaran la autorización del juez para proceder al cambio registral de sexo, requisito que el proyecto de ley sí recogía para los niños y niñas de entre 12 y 14 años.
He votado en un día difícil la opción más compleja, que es lo que hay que hacer", dice Calvo. No podía sumarse al "no de las derechas, que no están nunca para proteger a estos colectivos", ni podía respaldar una ley con la que discrepa
Calvo siempre había manifestado su abierto rechazo al contenido de la ley propuesta por Irene Montero, con la que tuvo numerosos choques cuando ambas compartían el Consejo de Ministros. La exvicepresidenta del Gobierno, hoy presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso, conecta con el sector feminista clásico de su partido.
Ella este jueves se abstuvo en la votación del dictamen, cuando el resto de su grupo, 118 compañeros, lo respaldó —el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no emitió su voto—. "He votado en un día difícil la opción más compleja, que es lo que hay que hacer", sostuvo la exvicepresidenta en los pasillos del Congreso. No podía sumarse al "no de las derechas, que no están nunca para proteger a estos colectivos" LGTBI, y tampoco podía apoyar una ley con la que discrepa porque entiende que no es suficientemente garantista. "Asumo las consecuencias de mis actos, siempre", zanjó la propia Calvo cuando se le preguntó por la posible sanción que le acarrea su ruptura de la disciplina de voto.
La dirección del Grupo Socialista, consultada por El Independiente, confirmó que estudia multar a Calvo: "Se le tratará como a cualquier diputado nuestro. Y también se sancionan las equivocaciones. Los 600 euros de multa se le pueden aplicar a ella como con cualquiera". La cúpula parlamentaria que dirige Patxi López tomará la decisión en los próximos días, porque "nunca" ninguna de carácter disciplinario interno "es inmediata".
Procedimiento "estandarizado"
El procedimiento interno, que conduce el diputado del PSC Pepe Zaragoza, está "estandarizado": una vez se comprueba que ha habido un voto disconforme con lo indicado, se envía un correo al afectado para preguntarle si se trató de un error o fue fruto de su voluntad. Cuando responde, se le comunica si su comportamiento es motivo de sanción. Quien sea apercibido por la dirección puede presentar alegaciones y, si son desestimadas, se le confirma el importe y se cobra. En este caso, la previsión es que el montante ascienda a 600 euros, la sanción máxima, que fue la que se aplicó al donostiarra Odón Elorza por no haber respaldado, en noviembre de 2021, la elección de Enrique Arnaldo como magistrado del Tribunal Constitucional. Aquel procedimiento, recuerdan en el puente de mando, "duró meses".
No es un régimen de terror. Son reglas de convivencia entre todos. Nadie se va a sentir maltratado por ello y nadie se opone a pagar la multa", señalan en la cúpula parlamentaria
La noticia de la abstención de Calvo le llegó a Sánchez mientras se celebraba la copa de Navidad de la Moncloa. Se la dieron los periodistas, pero el jefe del Ejecutivo rehusó hacer cualquier comentario. Lo cierto es que la Ley Trans ha generado una evidente tensión dentro del partido, entre las feministas históricas, cuya cabeza visible era Calvo, y el colectivo LGTBI. Ferraz intentó atemperar la discusión interna con la presentación de unas enmiendas al proyecto de ley defendido por Montero. Tres eran las más polémicas: la autorización judicial para menores de 16 años —que no prosperó—, el refuerzo de la garantía de la reversibilidad —que tampoco fue apoyada por Unidas Podemos y los socios— y la violencia intragénero —que sí salió adelante—.
"Nuestro reglamento interno el del Grupo Socialista. Es de todos conocido [aquí en PDF] y por tanto no hay darle más transcendencia que la de que sabemos que se nos aplica a todos", indican una responsable de la dirección. "Forma parte de la cotidianeidad. No es un régimen de terror. Son reglas de convivencia entre todos. Nadie se va a sentir maltratado por ello y nadie se opone a pagar la multa", subraya otro miembro de la cúpula. Calvo, dicen en su entorno, estará "a lo que digan" en su grupo, aunque todavía no ha tenido una comunicación oficial. Le llegará en los próximos días.
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