El año concluye con una crisis sin resolver, la que desató el Gobierno español cuando en marzo optó por respaldar las tesis marroquíes en el contencioso del Sáhara Occidental. La respuesta a varias velocidades de Argelia, garante histórico del Frente Polisario, no ha variado, con el ministro de Asuntos Exteriores repitiendo desde entonces las mismas buenas intenciones.
A la petición de El Independiente y en la línea habitual del ministerio de no responder a este diario, fuentes de Exteriores dan la callada por respuesta. "Las preguntas que nos plantea han sido respondidas públicamente por el Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y de Cooperación en los diversos foros en los que se le han planteado", indica escuetamente el ministerio que dirige el socialista José Manuel Albares.
Las respuestas no respondidas y que Albares ni siquiera ha abordado en público son las siguientes: ¿Qué canales siguen abiertos con Argelia para solucionar la crisis entre ambos países? ¿En qué momento se encuentra la posible resolución del conflicto diplomático y comercial entre España y Argelia? ¿Confirman que el bloqueo comercial de Argelia a España sigue en vigor? ¿Qué frutos ha dado la solicitud de ayuda cursada por su ministerio a la Comisión Europea tras el bloqueo comercial?
Interrogantes que merecen respuesta y que ni siquiera el ministro ha respondido en sus comparecencias en Congreso y Senado. En marzo Argelia, hasta entonces el principal socio gasístico de España, retiró a su embajador en Madrid, destinado más tarde a París. En junio, el gobierno de Abdelmadjid Tebboune decidió romper unilateralmente el tratado de buena vecindad y decretó el bloqueo de las operaciones de comercio exterior con España, en represalia por el histórico cambio de posición de Moncloa en el contencioso del Sáhara Occidental.
No ha habido ningún cambio, salvo que algunas empresas han encontrado la manera de eludir las restricciones
Una situación que no ha cambiando un ápice desde entonces. Así lo transmiten a este diario varias fuentes cercanas al poder que gobierna Argel. "No ha habido ningún cambio, salvo que algunas empresas han encontrado la manera de eludir las restricciones a través de terceros países", deslizan. La ecuación entre los militares y políticos argelinos sigue siendo la misma: No habrá progresos mientras Pedro Sánchez permanezca en Moncloa. Están convencido de que solo un nuevo ciclo político en España podrá allanar el camino de la reconciliación.
Italia aprovecha la crisis
En sus declaraciones a medios de comunicación afines, Albares repite el mantra que ha cacareado desde junio. "Tenemos la mano tendida desde el primer momento. Queremos lo mismo que con todos nuestros vecinos: una relación basada en el respeto y la no injerencia en asuntos internos", ha manifestado, evitando además concretar en qué se ha traducido su viaje a la Comisión Europea para denunciar la supuesta vulneración de Argelia y pedir una suerte de amparo muy criticado entre los funcionarios de su propio ministerio.
El cierre ordenado por Argel ha causado cientos de miles de euros en pérdidas a las empresas españolas que trabajan en el país árabe, especialmente las cerámicas. Desde junio se han producido falsos avances, que han terminado en nada. A finales de julio hubo un amago que se vendió rápidamente como el esperado restablecimiento del flujo comercial entre Argel y Madrid.
El 28 de julio la Asociación de Bancos y Entidades Financieras de Argelia (Abef), la entidad vinculada al ministerio de Finanzas que había impuesto el veto, notificó en una circular a los bancos argelinos el levantamiento del bloqueo. Sin embargo, dos días después, la decisión fue desautorizada públicamente por la agencia de prensa estatal argelina, que negó cualquier «marcha atrás» de Argel en esta materia. Según la nota, la Abef no era competente para adoptar decisiones «relativas a asuntos financieros y comerciales que comprometen al Estado».
En este medio año, Argelia ha privilegiado en público su relación comercial con Italia, vinculada directamente con el castigo a España. La petrolera estatal argelina Sonatrach, que ha anunciado el hallazgo de nuevos yacimientos y ha cerrado 2022 con un récord de exportaciones, ha firmado varios contratos con compañías italianas, reforzando su proyecto de convertirse en nudo energético en el sur de Europa, un trofeo al que España ha renunciado. En los últimos meses, además, Sonatrach ha llegado a acuerdos para suministrar cantidades adicionales de gas a Italia, que ascienden a 9.000 millones de metros cúbicos anuales. Todo un órdago a las ya perdidas aspiraciones del Ejecutivo español.
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