Además de rojo, es frío, muy frío, y desapacible, mucho. Sus tormentas de polvo son constantes y a los fuertes vientos se les suma la amenaza de la falta de oxígeno. Por si fuera poco, en la atmósfera de Marte la práctica ausencia de ozono convierten la radiación en una amenaza mortal más. Imaginar allí al hombre es por ahora una ilusión casi inviable, pero al mismo tiempo se ha convertido en la esperanza de quienes acumulan años de investigación, observación e ideación para hacer realidad la primera misión tripulada a Marte. Por el momento, el detallado y completo estudio de la atmósfera del planeta ha logrado un nuevo hito: la observación, documentación y análisis durante un año marciano -687 días terrestres- de su atmósfera.
La hazaña, englobada dentro de la misión Mars 2020 de la NASA, ha sido posible gracias al rover ‘Perseverance’ que recorre la superficie marciana desde que se posó sobre ella en el cráter Jezero el 18 de febrero de 2021. A bordo incluye el instrumento de fabricación española, MEDA (Mars Environmental Dynamics Analyzer), que ha permitido analizar la sorprendente diversidad de los fenómenos atmosféricos del planeta. El resultado de la larga investigación durante en estos casi dos años ha sido publicada en la revista Nature Geosciencie.
El primer año marciano analizado ha corroborado las complicadas condiciones para la vida humana que ofrece el planeta rojo. “El punto donde estamos con ‘Perseverance’ es cercano al ecuador del planeta y pese a ello hemos visto cómo las temperaturas fluctúan mucho, 50 grados bajo cero por el día y hasta 80 grados bajo cero por la noche. Además, hemos comprobado que siempre hay polvo atmosférico que se mete por todos lados y que las ráfagas de viento son continuas”, asegura Agustín Sánchez Lavega, uno de los científicos responsables del equipo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco (UPV) que ha participado en la investigación.
Una de las principales novedades del trabajo llevado a cabo en estos casi dos años es haber podido cruzar de manera continuada datos de los parámetros de estudio de la atmósfera marciana como la presión, temperatura, humedad, velocidad del viento, “que nos ha dado un cuadro completo de cómo funciona la meteorología marciana”, subraya Sánchez Lavega. Con toda esta información se ha logrado avanzar de manera muy relevante en las predicciones meteorológicas de la zona analizada: “Hemos analizado un espacio que va desde la superficie hasta una altura de unos 40 metros, la capa superficial que es donde se moverán los robots y los astronautas cuando se envíen a Marte”.
Detectar tormentas a 3.000 Km
Los potentes sensores de MEDA han facilitado incluso información de fenómenos meteorológicos mucho más alejados del cráter Jezero en el que está situado: “Hemos podido determinar las condiciones de zonas que están a más de 3.000 kilómetros de distancia, eso es un gran avance”. Pese a ser un gran avance en el conocimiento climático de Marte, por el momento los sistemas de detección no llegan a detectar todos los fenómenos: “Aún hay cosas que se nos escapan. Ocurrió en 2018, cuando se produjo una tormenta global de polvo que fue imposible predecir. O en enero de 2022, cuando otra tormenta pasó por encima del rover y no la predijimos. “El reto es poder predecir también estos fenómenos”.
Sánchez Lavega reconoce que aún está lejos el día en el que los humanos pueda poner el pie en Marte. “No es un planeta al que yo iría a veranear”, bromea, “pero los astronautas, con escafandras especiales para la temperatura y la radiación, y una vez resuelto el problema del oxígeno podrán ir”.
MEDA es uno de los siete instrumentos científicos que porta ‘Perseverance’. Se trata de un instrumento diseñado, fabricado y financiado por España. Durante el tiempo en el que se ha desarrollado el seguimiento atmosférico en Marte ha proporcionado casi 8.000 horas de análisis y 1.700 imágenes del cielo marciano. Toda esta información ha permitido estudiar los ciclos de temperatura, los flujos de calor, los ciclos de polvo y la interacción de las partículas de polvo con la radiación.
Radiación solar, nubes y vientos
También se ha realizado una medición detallada de la radiación solar, la formación de nubes y los vientos. Todos ellos parámetros que pueden ser determinantes para la planificación y diseño de la futura misión Mars Sample Return que deberá traer a la tierra –se estima que dentro de una década- las muestras almacenadas hasta ahora.
El estudio ambiental es parte del objetivo principal de la misión que pasa por la búsqueda de los indicios de vida pasada en el planeta. “Estos datos, sin duda, ayudarán a los ingenieros a diseñar las futuras misiones, preparar a los astronautas y concebir los hábitats que permitirán hacer frente a las duras condiciones de Marte”, asegura José Antonio Rodríguez-Manfredi, investigador principal del MEDA. El plan inicialmente pasa por analizar el entorno en el que se encuentra ‘Perseverance’ y que se prevé que pueda ser donde aterrice la misión que será enviada para recuperar las muestras recabadas.
Uno de los hallazgos en estos meses de investigación y seguimiento de la atmósfera ha sido descubrir la formación de halos, fenómeno óptico en forma de anillo blanco o coloreado alrededor del sol que únicamente se habían observado en la atmósfera terrestre.
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