Es una apuesta incierta. Ambos buscan su espacio, su electorado. A unos se les escapó poco a poco hacia filas nacionalistas, hacia el PNV, y a otros, en dirección a formaciones de derechas con postulados similares y de las que aspiran a sacarlos. El PP del País Vasco y el PP de Navarra comparten vecindad y, en gran medida, la angustia por recuperar votos, algo a lo que están obligados. La carrera cuya meta se fija el 28 de mayo próximo la abordan ambos con incertidumbre pero en circunstancias diferentes. En ambos casos, el proceso electoral lo enfilan en solitario tras no reeditarse las coaliciones con las que concurrieron cuatro años atrás: los populares vascos no se presentarán en la alianza con Ciudadanos y el PP de la Comunidad Foral tampoco lo hará arropado por las siglas NA+ con las que se presentó junto a UPN y Cs.
El reto más complicado lo tiene Carlos Iturgaiz (Santurtzi, 1965). El presidente del PP vasco se juega revalidar algo más que su base electoral. El dirigente vasco apuesta incluso consolidar su liderazgo. Iturgaiz ostenta en su currículum dos récords, el mejor y peor resultado en la historia del PP vasco. Bajo su primera presidencia, entre 1996 y 2004, logró el mejor resultado en votos en Euskadi, 336.000 y 19 asientos en la Cámara vasca. En las últimas elecciones autonómicas, en 2020, registró el peor, apenas 60.000 votos y 6 escaños.
Iturgaiz regresó a la política vasca por sorpresa. Tras conocer que no ocuparía puestos de salida en las elecciones europeas -ha sido eurodiputado desde 2005 a 2020- anunció que abandonaba la política. En febrero de 2020, tras la convulsa salida de la presidencia de Alfonso Alonso por discrepancias con la dirección del partido, Pablo Casado le rescató para coser las heridas y la fractura del PP vasco. Han pasado casi tres años e Iturgaiz continúa con el único aval de una Junta Directiva regional extraordinaria convocada para designarle presidente.
Siete años desde el último Congreso
El congreso que se anunció para que la militancia se posicionara ante su designación se ha ido aplazando en todo este tiempo. El último congreso del PP vasco data de hace siete años y no parece que el que debería apuntalar a Iturgaiz se celebre en breve. Algunas fuentes lo sitúan incluso a finales de 2023 o incluso a comienzos de 2024, una vez concluido el periodo electoral. Hasta que eso suceda, los resultados electorales de las municipales y forales en Euskadi pueden reforzarle o debilitarle. Iturgaiz fue designado por Casado y está siendo respetado por Feijóo.
La apuesta centrista que defiende el actual presidente del PP no parece abogar por perfiles como los de Iturgaiz. El líder de los populares vascos intenta evitar este debate y por ahora ha dado por concluido el debate sobre cuándo se celebrará el Congreso en el que debería revalidar su presidencia. Algunas voces del PP en el País Vasco aseguran que Iturgaiz cuenta con apoyo, que en cuanto se celebre será él quien encabece la única candidatura, la de la unidad. Es cierto que en los apenas tres años que lleva al frente del PP vasco el partido ha vivido alejado de las tensiones internas, sin voces discrepantes y trasladando una imagen de apoyo a Iturgaiz.
En la vecina Navarra el recién elegido presidente del PP, Javier García Jiménez (Cintruénigo, 1985) sí cuenta con el apoyo de sus bases, de sus militantes. Fue elegido por el 97% de los mismos en el VIII Congreso del PP de Navarra en el que asumió la dirección que le cedía Ana Beltrán. En el acto contó con el respaldo de Feijóo.
García Jiménez tiene un reto no menor: captar votantes, ganar presencia y hacer evidente que las siglas del PP también existen en Navarra. La sombra en la que el partido ha vivido durante las dos últimas décadas, oculto en la coalición NA+ en la que formaciones como Unión del Pueblo Navarro tenían todo el foco y protagonismo no ha ayudado a evidenciar que en Navarra hay otra ‘marca’ de derechas más allá de la que lidera Javier Esparza.
"Salir a la calle"
El PP quiere “salir a la calle”, que se le vea como un partido “constitucionalista, foral, nacional y europeísta”, afirma su nuevo presidente. La presencia territorial del PP en Navarra da muestra de cuál es su actual situación. De los 272 municipios navarros, sólo 28 cuentan con una sede del PP. Diferenciarse de UPN, recordar que no son lo mismo, que ellos tienen “altavoz en Madrid y en Europa”, es otro de los retos que se ha fijado.
A ello suma la posibilidad de absorber no sólo el posible voto descontento del PSN de María Chivite, sino también a dos ex cargos de UPN, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, exdiputados de UPN, expulsados de la formación foral por votar en contra de la reforma laboral del Gobierno de Sánchez, desoyendo la posición que defendía la dirección del partido.
El viento sopla a favor del PP en España. Así lo reflejan los sondeos. En Euskadi y Navarra, sin embargo, aún hoy sigue siendo una ola más pequeña, no tan favorable. Incluso transcurrida una década desde la última acción terrorista de ETA, conformar listas electorales en todas las localidades navarras y vascas sigue siendo un reto complicado bajo estas siglas.
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