El caso de la presunta violación del ex futbolista del Barcelona Dani Alves en una discoteca de la ciudad condal ha despertado la pregunta de qué hacer si se vive una situación como la denunciada. ¿A quién acudir? ¿Cómo lo pongo en conocimiento del establecimiento?
En la noche del pasado 30 de diciembre, el jugador se encontraba con un amigo en la discoteca Sutton de Barcelona. En uno de los reservados entablaron conversación con un grupo de mujeres. Según la denuncia de la joven de 23 años, Alves fue muy insistente con ella, hasta el punto de cogerle la mano y llevársela a su pene en varias ocasiones antes de la agresión. Más tarde, presuntamente la obligó a meterse en un baño, donde la forzó a realizarle una felación, la tiró al suelo, la abofeteó y la penetró en contra de su voluntad.
Al salir del baño, se reencontró con sus amigas y les pidió abandonar el local. Antes de dejar el Sutton, uno de los porteros le preguntó si se encontraba bien, ya que se percató de que había estado llorando. Ella se derrumbó y contó lo sucedido. Es entonces cuando se puso en marcha el sistema anti agresiones.
Los locales de ocio nocturno, discotecas y bares, cuentan con un protocolo importado de Gran Bretaña para estos casos. Se llama “pregunta por Ángela”y es sencillo de activar, siempre teniendo en cuenta la gravedad de la situación y el estado de shock en el que se pueda encontrar la víctima.
Si alguna persona se siente incómoda por el comportamiento de otra, ha sido agredida sexualmente o cree que puede haber sufrido sumisión química (que la hayan drogado contra su voluntad) sólo tiene que acudir a la barra del local y preguntar por Ángela.
En ese momento los trabajadores, si el bar o discoteca lo tienen implementado, se pondrán a funcionar para separar a víctima y agresor. Los camareros son los que mejor visión tienen de toda la escena, así como el dj (aunque es más difícil de contactar) y avisarán a los miembros de seguridad. En ese momento separarán a ambos y se interesarán por la agredida.
Sala habilitada
Entonces se la lleva a ella a una sala habilitada, por lo general de personal, donde poder atenderla para que explique lo sucedido. “Siempre llamamos a la Policía, preferimos que se encarguen ellos. Si la víctima no quiere llamar se lo sugerimos”, explica el presidente de la asociación España de Noche, Ramón Mas.
Además de los agentes de proximidad que siempre están trabajando, los locales pueden llamar al 016 para comunicar cualquier agresión. Este teléfono es el que tiene el Ministerio de Igualdad para denunciar violencias machistas. El protocolo se puso en marcha en 2018, antes de la pandemia, entre las organizaciones de empresarios de ocio nocturno y el departamento que dirige Irene Montero.
No hay una ley nacional que obligue a los bares de copas a tener este protocolo. Se adscriben aquellos empresarios que quieren. “El primer protocolo fue el del Ayuntamiento de Barcelona, el ‘No callamos. Luego en el resto de Cataluña se empezó a trabajar con ‘No pasamos ni una’. Nosotros funcionamos como un paraguas para llevarlo a toda España”, dice Mas. En el Sutton, donde Alves agredió presuntamente a una mujer, funcionaba el del consistorio de Ada Colau.
“Lo que queremos dejar claro es que los clientes están protegidos”, apunta el presidente de España de Noche. Para ello cuentan con cursos impartidos por los agentes policiales, aunque debido a la “gran rotación laboral” del sector, estos son continuos: “Sobre todo para que los empleados lo detecten” antes de que la víctima se decida a llamar a Ángela.
Si al final se tiene que pedir la asistencia policial, los vigilantes de seguridad sí están capacitados para retener al agresor, “incluso de esposarlos”. Antes de que lleguen los agentes, se le recomienda que no vaya al baño a lavarse, ya que podría destruir pruebas de ADN de su agresor.
Carteles en el local
Un punto muy importante es cómo se enteran los usuarios de que este sistema funciona en el sitio donde están. Antes de poder colocar en su entrada el distintivo internacional de seguridad en locales de ocio nocturno, tienen que cumplir unos requisitos. “Deben colocar letreros en los baños, tapavasos, cámaras de seguridad o reanimadores cardiacos”, comenta el secretario general de la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (FECASARM), Joaquim Boadas.
“Lo tenemos todo pensado”, dice Boadas. hasta tal punto que algunos locales tienen en su puerta un alcoholímetro para quien quiera usarlo antes de coger el coche. “Son a monedas, porque si los pones gratis hacen campeonatos para ver quién sopla más”.
Para corroborar que lo locales ponen en marcha estas medidas se hace un control inicial vía online. “Les pedimos fotos y facturas de las compras. Luego hacemos una inspección en persona, y anotamos todo lo que tienen y lo que els falta”. Son casi 80 aspectos los que tienen que cumplir para colocar el sello de "seguro". En Cataluña hay alrededor de 30.
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