El año electoral arranca también en el Congreso de los Diputados. Comenzaba este martes por decisión del presidente del Gobierno, convencido de que el cuerpo a cuerpo con la oposición —y especialmente en el Senado, frente a Alberto Núñez Feijóo, duelo que llegará la semana próxima— le beneficia. Le va bien, creen en la Moncloa, porque el contraste con el PP le permite oponer modelos: su respuesta "social", que busca la protección de la "mayoría social", frente a las recetas "neoliberales" promocionadas por la derecha, que rentan a una "minoría privilegiada".
Esa disección de los dos modelos de salida a la crisis —a las distintas crisis que han atravesado España, Europa y el mundo— en esta convulsa legislatura sustentó el discurso del jefe del Ejecutivo en la Cámara baja. Era la médula de su intervención, ayuna de anuncios. Sánchez no adelantó nuevas medidas de su Gobierno. El propósito era otro: explicar, el empeño de la Moncloa y de Ferraz y que de hecho ya ha trasladado a sus cargos de cara a los comicios autonómicos y municipales del 28 de mayo y de cara a las generales previstas para diciembre.
Sánchez reitera al PP su aviso sobre Vox: "Si a otros, por miedo o por cálculos poselectorales, les tiemblan las piernas para defenderlos, les digo que al Gobierno jamás le temblará la mano. No cederemos ni un milímetro"
Sánchez jugó con esos dos espejos, su modelo frente a la receta de la derecha, a lo largo de todo su discurso, de algo más de una hora. Explotó, por tanto, un speech más ideológico, profundamente de izquierdas, como viene haciendo desde el debate del estado de la nación, en julio pasado. "Gobernamos para toda la ciudadanía: para los que más y los que menos tienen —mantuvo—. Pero si hay que priorizar, este Gobierno lo tiene claro. Gobernamos prioritariamente para esa mayoría social tantas veces relegada durante los peores años de la crisis financiera. Lo dije desde el primer día de la guerra: como en la pandemia, pondremos todos los recursos del Estado al servicio de la mayoría y no al revés, mucho menos al servicio de una minoría poderosa mientras se condena al sálvese quien pueda a la mayoría de la gente".
El presidente incidió en que, a diferencia de lo que ocurrió con la crisis financiera de 2008, ha optado por una "respuesta social frente a la fracasada respuesta neoliberal". Así, ha habido subida de las pensiones conforme al IPC, "y no su congelación" —el Gobierno intensifica esta semana su campaña de información a los jubilados, que subirán de media 108 euros al mes de media, y no dos euros, como habría sucedido con el sistema del PP—, cuando antes "se rescataban con dinero público bancos quebrados".
Habrá subida del salario mínimo, "y no su congelación", cuando con los conservadores en la Moncloa "se cobraban sobresueldos en A y en B", atizó, apuntando a los casos de corrupción del PP. Presumió asimismo de las "bajadas de impuestos a la clase media y a los trabajadores", y no subidas "indiscriminadas" ni "amnistías fiscales para grandes defraudadores". "Esta vez habrá justicia fiscal para construir justicia social", remachó, enlazando con una reconvención al sector financiero: es de "puro sentido común" pedir "un mayor esfuerzo" a la banca de nuestro país a través del impuesto extraordinario y temporal ya en vigor ahora que se sabe que las entidades españoles "concentran el grueso de los directivos con mayores sueldos de Europa".
Las diferencias con la crisis anterior
"Gobernar es elegir. Y el Gobierno elige proteger a la gente. Como hicimos durante la pandemia. Por justicia y por ser la respuesta más eficaz", apuntó. Sánchez comparó con los datos de hace 10 años, cuando ocupaba Mariano Rajoy la Moncloa: había una tasa de paro, en enero de 2013, del 26%, seis millones de desempleados, una tasa de paro juvenil del 57% y una emigración "masiva" de jóvenes. Para Sánchez, la "respuesta neoliberal" consistió en imponer "muchas contrarreformas" —la más "hiriente", la laboral—, pero hoy "pocos defienden en Europa ese legado de cenizas". El líder socialista puso dos ejemplos para ilustrar el contraste: se tardaron ocho años en recuperar los niveles de PIB previos a la crisis financiera y 10 años en volver a los niveles de empleo anteriores. Ahora, con la "respuesta social", siguió, se ha recuperado el empleo "en dos años" y "pronto" se volverá a los niveles previos de PIB y la desigualdad "no ha aumentado" como sucedió antes.
El presidente acusa a la derecha de defender el "legado de cenizas" de la crisis financiera y de haber aceptado "sumiso" la doctrina de la austeridad
La comparecencia también la había solicitado el Ejecutivo para dar cuenta de las reuniones del Consejo Europeo de octubre y diciembre pasados, y ahí Sánchez aprovechó para exhibir liderazgo: si antes España importaba rescates a "bancos quebrados" y "recortes" al Estado del bienestar, ahora España "exporta soluciones", como la solución ibérica o las medidas para reducir la inflación. En ese punto, Sánchez defendió la necesidad de seguir perseverando en la autonomía estratégica de la UE —una de las "prioridades" de la presidencia española que arrancará el 1 de julio— y de reformar el marco de las ayudas de Estado para luchar contra los efectos de la política de estímulos masivos de EEUU.
El presidente sacó pecho de su defensa de los intereses del país en Bruselas, cómo España "se atreve a librar" batallas. "Otros aceptaron sumisos una doctrina cargada de reproche moral contra nuestro país", señaló, en referencia al PP. Fue entonces cuando hiló con el combate al discurso "reaccionario" que "algunos replican en otras latitudes, también España" y que significa "retroceder a una época en blanco y negro".
Era el asidero para regresar a la polémica por el plan antiabortista de Castilla y León y a la advertencia al PP por su alianza con Vox: "Los derechos conquistados no se cuestionan: se defienden, se acatan y se ejercen. Y si a otros, por miedo o por cálculos poselectorales, les tiemblan las piernas para defenderlos, les digo que al Gobierno jamás le temblará la mano. No cederemos ni un milímetro".
Sánchez no se detuvo en su primera intervención —sí lo hizo en la réplica— en cuestiones que luego sí le mentó la oposición conservadora, como la ley del sí es sí, la reforma de los delitos de sedición y malversación. Tampoco sobre un hipotético envío de carros de combate alemanes Leopard a Ucrania. Respecto a Cataluña, se limitó a señalar que "nadie duda" de que allí y en el resto de España la situación "está mejor que en 2017", en pleno procés.
Medidas por "los de abajo"
El presidente repasó las "transformaciones" impulsadas por su Ejecutivo, cuando llegó al poder en 2018, y que estaban pendientes, todas acometidas, dijo, con la misma lógica de protección a la mayoría social, a "los de abajo" y "exigiendo mayor esfuerzo a los de arriba": desde la incorporación de más profesionales sanitarios al lanzamiento de la "mayor oferta pública de la historia" de plazas MIR a las medidas contra la inflación, que han supuesto una movilización de 45.000 millones de euros.
Sánchez se apoya en la Comisión Europea y sostiene que la bajada del IVA "ya se está trasladando al consumidor"
Y aunque el Gobierno no se cierra a más iniciativas, considera que la bajada del IVA a los productos básicos "ya se está trasladando al consumidor", indicó, apoyándose en un reciente estudio de la Comisión Europea y caminando en una dirección contraria a la de su socio de Unidas Podemos, que pide la intervención de los precios. Sánchez también presumió de haber actuado "con determinación" en el ámbito de la energía, gravando los beneficios extraordinarios de las eléctricas.
El Ejecutivo ha puesto en marcha medidas "socialdemócratas, progresistas, sociales, las mismas que se abren paso en otros países europeos", las "contrarias" que se aplicaron tras la crisis de 2008 y que rechaza hoy "la mayor parte de Europa y el consenso internacional".
Sánchez se empleó a fondo en remarcar que, gracias a su liderazgo fuera del país, España no es vista como un país enfermo cuya economía representaba un "problema permanente", sino que hoy inspira "confianza", y no solo hace los "deberes" sino que "toma la iniciativa y aporta soluciones". Se valió de su intervención en Davos de la semana pasada y de cómo tuvo que responder a las preguntas sobre el "éxito económico español". España, enumeró, lidera el crecimiento en Europa, encabeza la ejecución del plan de recuperación, atrae la inversión extranjera, "sanea sus cuentas públicas", triplica los contratos indefinidos, ha revertido la reforma de las pensiones de 2013 o abandera la transición energética, ya que acoge el 20% de todos los proyectos relacionados con el hidrógeno verde en el mundo, con el corredor submarino H2Med, que unirá Barcelona, Marsella y también Alemania, como estandarte.
Las medidas no solo sirven, defendió, para la cohesión social. Subrayó Sánchez que van más allá: "Unen España". Contribuye a desinflamar, venía a decir: "Unen España de un modo muy distinto al que algunos tienen en la cabeza cuando se arrogan la exclusividad del patriotismo. No hay mayor patriotismo que el que reduce la brecha social y avanza en igualdad de oportunidades".
No hay mayor patriotismo que el que reduce la brecha social y avanza en igualdad de oportunidades"
PEDRO SÁNCHEZ, PRESIDENTE DEL GOBIERNO
El presidente, en el tramo final de su discurso, insistió en que los desafíos por delante son afrontados por el Ejecutivo "desde la prudencia", pero también el Gabinete está convencido de que España seguirá creciendo (es decir, no habrá recesión) en 2023.
De nuevo, insistió en que su Gobierno "jamás" se ha apartado ni se apartará de su "vocación de servicio a la mayoría social". Que su principio de acción es la "causa" de su "protagonismo europeo e internacional: proteger y avanzar". España, convino, sí tiene "problemas que afrontar", y son "serios y apremiantes", como una "tasa de paro inaceptable", el combate a la "desigualdad social e intergeneracional, y de género", la violencia machista, la necesidad de reindustrialización, estrechar la "brecha" de cohesión social y territorial. Y para ello, sostuvo, hay que seguir avanzando en "transformaciones estructurales", que es lo que seguirá haciendo su Ejecutivo.
"Ni usted misma se cree lo del plan oculto"
En su larga réplica, Sánchez tiró de ironía al dirigirse a PP y Vox, participantes ambos de la manifestación contra su Ejecutivo el pasado sábado en la madrileña plaza de Cibeles. Feijóo no acudió, ni mandó a su número dos, Cuca Gamarra, aunque envió a otros miembros de su dirección. En la marcha se denunció el "plan oculto de mutación constitucional" que presuntamente quiere llevar a cabo la coalición de PSOE y Unidas Podemos.
Espeta a Gamarra que se tomara el fin de semana "libre" si España va camino de una dictadura o que Abascal aún no haya presentado la moción de censura anunciada hace 45 días
Si de verdad creía Gamarra que España camina hacia una "dictadura", hacia un "régimen colectivista de estilo bolivariano", algo "gravísimo", no se entiende por qué "se tomó el fin de semana libre y no acudió a la manifestación", cuando estaba en juego "salvar la patria", aseguró con sarcasmo. "Ni usted misma se cree lo del plan oculto", le espetó a la secretaria general del PP. También se mofó de la "parsimonia" con la que Santiago Abascal se ha tomado su anuncio de moción de censura contra él: 45 días después, nada se sabe de ella. "Hace más de medio mes que se apagaron luces de Navidad hasta en Vigo, y seguimos en las mismas. Sigue mano sobre mano. Si me permite un consejo gratis —le dijo al líder de Vox—, se le echa el tiempo encima".
En su réplica, Sánchez defendió, con los argumentos ya conocidos, la reforma del Código Penal. Con la derogación de la sedición, se ha buscado "homologar" la legislación española al entorno europeo. Y sobre la rebaja de la malversación, alegó que la preocupación por la corrupción ya no ocupa el segundo puesto —como sucedía en 2018—, sino la posición 18, y recordó que el PP acortó los plazos de instrucción para "favorecer la impunidad", redujo efectivos policiales, aprobó una amnistía fiscal en 2012 de la que "se beneficiaron políticos inmersos en las tramas más importantes de corrupción", y siguió adelante con una reforma penal en 2015 con los informes que alertaban en contra del Poder Judicial y de la Fiscalía. Reforma que cobijó bajo la malversación tanto la apropiación indebida como la administración desleal, distinción que el cambio promovido por su Gobierno y ahora en vigor recupera. "Quizá no sea una buena reforma para su partido, pero sí para España", esgrimió.
Sánchez volvió a defender la ley del sí es sí, porque avanza en el objetivo de "protección de las mujeres". No abrió la puerta en la tribuna a una hipotética reforma de la norma. Y advirtió a Gamarra que no aceptará por parte del PP "ninguna lección al Gobierno sobre feminismo", por el aumento en la partida para la lucha contra la violencia machista (261 millones en 2023) y de efectivos policiales. "Puede seguir con fabulaciones de planes ocultos —le avisó a Abascal—, pero no intente atacar el derecho al aborto ni otro derecho de las mujeres. No lo vamos a tolerar, no lo vamos a consentir". Y aseveró que para España sería una "vergüenza y un bochorno" si hubiera un presidente que defendiera a la ultraderecha en una cumbre como la del pasado jueves en Barcelona, con Emmanuel Macron al lado.
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