Si bien fuentes nacionales de Vox daban este lunes por zanjada la polémica del aborto entre la formación y el Partido Popular (PP) en Castilla y León, el presidente de Vox, Santiago Abascal, ha vuelto a reabrir el asunto este martes con un objetivo claro: descolocar a los populares en esta carrera electoral velada con el 28 de mayo como destino. Desde la tribuna del Congreso de los Diputados, y aprovechando la comparecencia del jefe de Gobierno, Pedro Sánchez, para rendir cuentas de las últimas reuniones del Consejo Europeo, Abascal ha cuestionado la independencia política e ideológica de Alberto Núñez Feijóo y los suyos, incidiendo en el rechazo y la matización de un protocolo de medidas en favor de la natalidad que, según la versión del partido, fue rubricado en Valladolid sin objeciones alguna del PP castellano y leonés. Todo, antes de que los detalles llegaran a Génova y fueran recogidos en los medios.
"Señorías del PP ¿por qué han desautorizado a un Gobierno cuya consejería de Sanidad de su propio partido ha anunciado en rueda de prensa medidas que solo ofrecen más información, asistencia y alternativas? ¿Necesitan el permiso del PSOE o de Prisa? Cuando negociemos algo con ustedes, ¿vamos a tener que perder permiso antes a estos señores? Estaría bien saberlo para futuros pactos", ha preguntado Abascal a la bancada de los conservadores, sacando de nuevo la cuestión a relucir en su última referencia directa al PP, que recientemente apelaba al diálogo. Y es que en Bambú, son conscientes de que cualquier alusión a temas ideológicos, caso del aborto y que en Génova eluden, les puede beneficiar electoralmente. Más, cuando en el PP están centrados en las cuentas para mayo, a la espera de que la versión más moderada del partido, permita un vuelco de un millón de votos procedentes del PSOE.
Después de capitalizar electoralmente y en buen grado la falta de contundencia de Feijóo tras el anuncio de reforma del Código Penal y la supresión del delito de sedición por parte del Gobierno, Vox rebajó la tensión contra su socio potencial de gobiernos y centró su crítica contra el Ejecutivo. Pero las dificultades para prosperar en la posterior moción de censura anunciada, en la que no se vislumbra un candidato "independiente" claro y se ha producido un repliegue en el arco parlamentario derecho -Foro Asturias o los díscolos navarros son favorables a la vía electoral del PP, mientras que Ciudadanos aboga por un distanciamiento de los extremos y solo apoyará una propuesta popular-, han hecho que el partido traslade el asunto a un segundo plano y vuelva a la confrontación previa con Feijóo. Este mismo lunes, sin embargo, el vicepresidente primero de Vox, Jorge Buxadé, aseguraba que Abascal sigue teniendo en la agenda este asunto como prioritario, tras más de un mes y medio sin ningún avance concretado y varias propuestas a particulares rechazadas.
Vox recupera el tono bronco contra el PP y desvía a un segundo plano la moción de censura contra el presidente del Gobierno, que no termina de coger forma
En el último pleno extraordinario del Congreso, Abascal ha marcado la línea angular de la que será su estrategia dual a derecha y a izquierda: "La batalla cultural ahora es la prioridad del PP", mientras España padece "al peor Gobierno de la historia"; que "miente, atropella los derechos constitucionales, condena a la inseguridad y a la dependencia, y ataca a las instituciones". Ya de manera previa a la comparecencia de Sánchez, y en rueda de prensa anterior a la convalidación del tercer decreto de medidas económicas para paliar la crisis derivada del conflicto en Ucrania, Espinosa de los Monteros, el portavoz parlamentario de Vox, aludía al asunto. Y desprestigiaba cualquier intento desde Génova para confrontar ideológicamente con Vox.
"¿De verdad que quiere dar la batalla cultural? ¿Como en Castilla y León, donde Vox defendía la vida y ellos nos han atacado? ¿Como cuando defendemos el castellano en las aulas y ellos lo prohíben en Galicia? ¿La quieren dar con la Memoria Histórica, de la que llevamos hablando desde que se implantó y ellos la han asumido como propia?", comentaba Espinosa de los Monteros. Añadía el 'dos' de Abascal en la cámara el asunto la violencia machista, cuya lucha el PP defiende en el Pacto Nacional contra la Violencia de Género y que Vox ve como "una hemiplejia penal en función de quién cometa el mismo delito". "La han asumido como propia en los últimos años", sostenía el diputado. En ese sentido, el representante de Vox también apelaba a "la reducción del gasto improductivo para bajar los impuestos sin generar déficit". "Nunca los he visto en eso, sí en reducir el presupuesto y en subir los impuestos, en dejar mayor déficit que alguien (hijos y nietos) tiene que financiar", señalaba en alusión al anterior gobierno del PP.
El pronóstico que hacen en Bambú es claro. De darse esa batalla cultural entre PP y Vox, los segundos saldrán favorecidos. "Les va a posicionar más lejos de sus votantes, cada día están más cerca de nuestros representantes y candidatos", explicaba Espinosa de los Monteros. Y es que abordar cuestiones concretas, descolgaría por completo la táctica de la moderación a la que se aferra Feijóo para construir un amplio frente electoral con descontentos del PSOE, exvotantes de Ciudadanos y abstencionistas. Una estrategia que ha hecho que el líder del PP y los principales rostros del partido no acudiesen a la última manifestación contra el Gobierno, y que a la larga terminará rompiéndose por un extremo: el de centro, con un retorno del votante al momento previo de captación; o el derecho, con votante muy conservador defraudado con la falta de reivindicaciones del PP en los temas más puntillosos.
Una iniciativa para cambiar la ley del 'solo sí es sí'
Horas más tarde de que el TC admitiera a trámite el recurso de Vox contra la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual, impulsada por el Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero, el PP anunciaba en pleno una iniciativa parlamentaria para corregir los efectos de la norma después de más de 250 rebajas de condenas por delitos sexuales. Un intento claro de encabezar la oposición a este asunto en detrimento de los de Abascal. Ahora bien, ha propuesto una iniciativa conjunta con todo aquel grupo parlamentario que lo desee para acabar con la legislación y hacer que Sánchez se pronuncie "sobre sus nefastos efectos, que son también problemas reales de los españoles".
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