La Guardia Civil detonó un paquete bomba este miércoles en la cárcel de Zuera. El destinatario del envío era un funcionario de prisiones, delegado sindical en el centro, y lo recibió en la sede de su sindicato.

Fue el mismo trabajador el que llevó el paquete a la prisión al dudar de su contenido. Allí se pasó por el escáner de la Benemérita, encargada de la seguridad de las cárceles españolas. Todo paquete que se envíe una cárcel o se lleve durante el régimen de visitas pasa por un exhaustivo análisis por los agentes.

Al detectar el contenido del mismo, se llamo a la unidad de Tedax de la Guardia Civil, que se encargaron del envoltorio. Lo detonaron en las inmedicaicones del centro de Zuera sin que hubiese heridos.

Fuentes de CSIF, al que pertenece el funcionario, han detallado que se encuentra "físicamente bien, tranquilo pero precoupado por su familia". Por ahora no se inclina en adivinar quién le ha podido enviar un paquete bomba. "Está en manos de la Policía", detalla.

El objetivo es investigar qué material había dentro, cuánta cantidad, si era letal y, sobre todo, quién es el autor. Al igual que en el caso de las 'cartas bomba' enviadas al presidente del Gobierno o a la embajada de Ucrania, la Audiencia Nacional es la competente en estos casos. Las fuentes consultadas indican que "ya se han abierto diligencias" en esta instancia.

Desde CSIF reclaman a Instituciones Penitenciarias que "se revisen las medidas de seguridad de los funcionarios de prisiones ante los riesgos a los que se ven sometidos en su trabajo". Y piden al Ministerio del Interior "que se reconozca sin más demora la condición de agente de la autoridad" de los funcionarios de prisiones.