Si la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, tenía alguna esperanza de entrar en las listas al ayuntamiento en 28-M en una candidatura encabezada por el popular José Luis Martínez Almeida, puede ir olvidándose. La que es una de las pocas dirigentes reconocibles de Ciudadanos "se ha equivocado de puerta", dicen de forma gráfica fuentes del partido en Madrid. Más bien se ha equivocado de planta. En lugar de llamar al cuarto piso de Génova 13, donde se ubica el despacho del coordinador general del PP, Elías Bendodo, -con quien se reunió la semana pasada-, "debería haber llamado al primero", sede del cuartel general de los populares madrileños.
Y es que la maniobra de Villacís intentando un acercamiento con la dirección nacional no ha sentado nada bien a Isabel Díaz Ayuso en calidad de presidenta del PP de Madrid, pero tampoco a Martínez Almeida.
Desde hace tiempo lleva instalada la idea de que los pocos dirigentes reconocibles que quedan de Ciudadanos "no nos aportan ya nada" por ser los representantes de "un proyecto fracasado". Y menos si se trata de una persona que ha respaldado desde el partido junto a Ignacio Aguado -ex vicepresidente del gobierno regional de coalición- y el ex popular Ángel Garrido, "la petición de comisiones de investigación en la Comunidad de Madrid de las residencias de ancianos y de Avalmadrid", sumándose a los partidos del bloque de la izquierda, recuerdan en el entorno de Ayuso.
Una vez se hizo con el control del PP de Madrid, nadie duda de que las listas a la Comunidad y al ayuntamiento de la capital de España "las hace ella", no Núñez Feijóo y eso lo tiene muy claro el dirigente gallego, que ha dado manos libres a sus barones para confeccionar las listas. Pero, en este caso, aseguran los medios consultados, Martínez Almeida coincide con su jefa de filas respecto a la figura de Villacís, con la que no han faltado distintos encontronazos a lo largo de la legislatura municipal. Bien es cierto que en el entorno del alcalde temen que los naranjas arañen un pequeño porcentaje de voto sin entrar en el consistorio, lo que se traduce en papeletas perdidas para el centro-derecha.
Malestar con Bendodo por no comunicar a Madrid su reunión con Villacís
Sin embargo, en el entorno de Díaz Ayuso creen que va a ser un porcentaje lo suficientemente insignificante como para que no afecte a la cuenta de resultados del alcalde. Además, dejan traslucir cierto malestar con el hecho de que Bendodo no avisara a Díaz Ayuso de su entrevista con Villacís la semana pasada, pero nada tienen que decir respecto a si "la dirección nacional la quiere fichar para algo".
En parecidos términos se manifestó este lunes la baronesa popular a su llegada a la ejecutiva nacional del PP. "Lo mejor de Ciudadanos ya se vino conmigo y ahora si tienen conversaciones a nivel nacional yo no tengo nada que opinar", dijo en respuesta a las preguntas sobre la todavía dirigente de Ciudadanos.
Y ante la insistencia de los periodistas enumeró que muchos miembros de ese partido "están conmigo como diputados, como directores generales, viceconsejeros, incluso en mi consejo de gobierno por eso esa unión del centro-derecha en Madrid ya hace muchos años que está en marcha en torno a nuestro proyecto", afirmó en alusión a nombres como el de Marta Rivera de la Cruz, la consejera de Cultura.
Sin presiones de Génova
Ayuso residencia las conversaciones Bendodo-Villacís en el ámbito estrictamente de la dirección nacional. Esta vez no se siente presionada por la planta séptima de Génova que en 2021 le impuso, por ejemplo, el nombre de Toni Cantó. Finalmente, la justicia determinó que el valenciano no cumplía el requisito de residencia para ir en las listas autonómicas, aunque Ayuso acabó premiándole con un cargo de nueva creación, la Oficina del Español, en una decisión que resultó controvertida y con la que los populares madrileños nunca estuvieron a gusto más allá de lo que interpretaron como presión de Pablo Casado, en pleno proceso de absorción de Ciudadanos.
Esta vez, Núñez Feijóo va a dar libertad a sus barones territoriales, en muy buena medida porque él lo ha sido hasta hace unos meses. En su momento recibió recados para incorporar a los naranjas a sus listas y su conversación de entonces con Inés Arrimadas no terminó en buenos términos negándose a aceptar las condiciones que le ponía ésta, como un puesto de salida fijo por cada provincia gallega y la posibilidad de hacer grupo parlamentario propio.
Él mismo dijo ayer a puerta cerrada durante la ejecutiva popular que "la última palabra la tendrán los presidentes regionales", aunque no se cierra, en principio a que los naranjas entren en las listas populares si se trata de un "movimiento amplio" para poner fin a las siglas naranjas, siempre con la aceptación de sus barones.
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