"Seguimos negociando". PSOE y Podemos calcan la respuesta cuando se les pregunta si hay consenso o desacuerdo para la reforma de la ley del solo sí es sí. Por ahora, se impone el silencio máximo en el tramo final de las conversaciones entre los dos socios del Gobierno. Ambas partes saben que se juegan mucho, muchísimo, en una norma de tantísima carga simbólica para el Ejecutivo y tan medular para ambos, sobre todo para los morados y para la titular de Igualdad, Irene Montero. Que se registre en el Congreso una proposición firmada solo por el partido de Pedro Sánchez multiplicaría las tensiones internas, aun sin llegar a la ruptura de la coalición, que PSOE y Podemos creen que estará a salvo, ocurra lo que ocurra. Porque debilitaría a la ministra y porque dejaría a los socialistas a expensas del PP. Justo en la recta final de la legislatura, a menos de cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales, a 11 de las generales. Ninguno quiere dar pasos en falso. El objetivo es poner a resguardo el bipartito, protegerlo. "Cuidarlo", en palabras de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, erigida en una suerte de mediadora entre los dos socios.
Apenas trascienden detalles. En la Moncloa, fuentes implicadas en las conversaciones contestan un lacónico "en ello estamos", sin romper por tanto ningún hilo todavía. Y eso que los plazos se estrechan. Sánchez fue muy expeditivo a comienzos de la semana, antes de partir para Marruecos: dijo a los suyos que había que arreglar el problema con la ley lo antes posible, corregir los "efectos indeseados" que se habían probado, evitar que a futuro se repitan las condenas a la baja —nada se puede hacer para frenar las revisiones de penas—, lanzar un mensaje de autoridad. El ultimátum fue claro, pero todavía no hay señales públicas de que el margen para Podemos se haya consumido por completo. De hecho, distintos socialistas dirigentes del máximo nivel consultados por este diario señalaban a última hora de este jueves que no es probable, ahora mismo, que se registre este viernes en la Cámara baja la iniciativa para la reforma del sí es sí, como se había previsto. La baraja, pues, no se ha roto. No aún. "Seguimos apostando por el acuerdo", asegura tajante una ministra socialista.
"Seguimos apostando por el acuerdo", asegura tajante una ministra. "Las dos partes estamos remando para la unidad", aseveran en Igualdad
Algunas fuentes gubernamentales señalan, de hecho, que las negociaciones "avanzan", prosperan, y subrayan que las dos partes "tienen voluntad de acuerdo". Así que, pese a las evidentes dificultades, "sí hay margen" para alcanzar un consenso, para hallar una solución intermedia que ofrezca garantías al PSOE de que las penas se elevarán y que al tiempo contente a Igualdad. "Nos estamos intercambiando muchos documentos y negociando. Las dos partes estamos remando para el acuerdo y la unidad", afirman desde el equipo de Irene Montero.
Por el momento, eso sí, "no hay novedades", como subrayan las dos partes. Tampoco en los discursos públicos. La titular de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, se mostró "optimista" ante la posibilidad de llegar a un acuerdo con los morados, pero no descartó que su partido presente la iniciativa de manera unilateral. "Pienso que vamos a conseguir ese acuerdo, pero si las cuestiones técnicas no llegan a buen puerto en la voluntad de ambas partes, es evidente que la ley definitivamente habrá que reformarla", subrayó la ministra, quien insistió en que el debate entre los dos socios se centra en "ajustes técnicos".
El sí es sí, sostuvo, es "una buena ley, una conquista del feminismo y de las mujeres", pero se han producido rebajas de algunas condenas a delincuentes sexuales que han "reabierto viejas heridas" a las víctimas, y por eso ha de corregirse. Preservando, eso sí, el "núcleo de esta ley, el consentimiento", requisito que siempre ha estado incluido en todas las propuestas lanzadas por el PSOE a Igualdad, incidió. Y justo para remar a favor del acuerdo, prefirió ser "discreta" y no dar detalles de las conversaciones.
Las "presiones" que recibe el PSOE del PP
Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 y líder de Podemos, insistía este jueves en reclamar al PSOE que "resista a las presiones" del PP, que está "atacando el consentimiento". La dirigente confió en que los socialistas no presenten una iniciativa solos y recordó que Igualdad ya ha puesto sobre la mesa hasta "cinco propuestas". Todas ellas, subrayan desde el ministerio de Montero, con el consentimiento en el centro, manteniendo el modelo actual.
El PSOE subraya que está dispuesto a reformar en solitario la ley. Igualdad dice que la violencia ya está como agravante de la norma
Las discrepancias giran en torno al mismo punto. Cómo aumentar las penas a futuro. Justicia, avalada por los expertos del ministerio, planteó retornar a las condenas anteriores a la ley del sí es sí y elevar las mínimas en los supuestos en los que haya violencia, intimidación o anulación de la voluntad de la víctima. Justicia no vuelve a la separación de los antiguos delitos de abuso y agresión, y no suprime la definición de consentimiento consignada en el artículo 178.1 del Código Penal, pero sí establece dos escalones en cada tipología de agresión sexual, en función de si el responsable utiliza la violencia. Es decir, que cuando concurre este elemento sería un nuevo tipo penal.
Eso es lo que rechaza Igualdad: si la violencia y la intimidación vuelven a ser centrales, decisivas, para graduar las penas, entonces se regresa al "calvario probatorio", a que las víctimas tengan que demostrar si se resistieron a su agresor.
En el departamento de Montero recuerdan, además, que la violencia ya está recogida en la actual ley no como un tipo penal, sino como un agravante, en el artículo 180.1.2ª (condenas más graves cuando la agresión va "precedida o acompañada de una violencia de extrema gravedad o de actos que revistan un carácter particularmente degradante o vejatorio") y en el 194 bis (las penas se impondrán "sin perjuicio de la que pudiera corresponder por los actos de violencia física o psíquica que se realizasen"). Es decir, que la violencia sí figura en la norma, pero a lo que Igualdad se niega es a que se reintroduzca como "elemento central del tipo básico restándole peso al consentimiento" de la víctima. Hasta tal punto es línea roja este punto que Podemos ha organizado un acto para este domingo en Madrid con Montero y Belarra, con el lema ¿Consentiste o no? Solo sí es sí. Para entonces, quizá se sabrá si el acuerdo de los socios es un hecho o bien peligra.
Los riesgos del desacuerdo
Las dos partes han reiterado que aunque no hubiera pacto la coalición podría resistir. Pero sus cimientos quedarían sacudidos. La ley del sí es sí no es una norma cualquiera, es la legislación bandera de Igualdad, la que lleva jalonando de conflictos este atribulado cuatrienio en el seno de la coalición, la que recoge el grito del feminismo tras el caso de La Manada. Y la que ahora está generando una grave erosión en las expectativas electorales de los socialistas.
El 'sí es sí' es una ley icónica y bandera de Montero. Un desacuerdo sacudiría los cimientos de la coalición
Por eso Sánchez necesita que se resuelva pronto la brecha. Pero en su partido también son conscientes de que si el apoyo de Unidas Podemos se quiebra, la reforma solo podría prosperar con el PP, que ha ofrecido sus votos. Los puentes con los de Alberto Núñez Feijóo están absolutamente rotos y no son un asidero seguro para el Gobierno. Y si Sánchez pacta con los conservadores, dijo el lunes Pablo Iglesias —exlíder de Podemos pero referente aún de la actual dirección de su partido—, el presidente "lo pagará".
Conscientes todos de los riesgos, apuran las horas para llegar a un acuerdo. Esa es la prioridad. De PSOE y de Podemos. Y que las dos partes sigan sentadas es, aseguran desde las dos partes, una buena señal.
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