Uzbekistán es una república que limita con Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán, Afganistán y Turkmenistán. Quizás esto no les ubique, pero la localización de la república de Asia Central es fundamental para nosotros. Su posición, en pleno corredor comercial entre la Unión Europea y China a través del Mar Caspio le da una relevancia estratégica destacada, y que pone cada vez más en relieve porque debemos dejar de considerar irrelevantes un seguido de territorios que quizás nos suenen a Estado de ficción, pero que están allí abriéndose paso. De la misma manera que nos es relevante que la influencia turca crezca en esas repúblicas, y también la influencia china.
Quizás por Uzbekistán no les viene nada a la cabeza, pero si por una de sus ciudades más importantes, Samarcanda. Capital del imperio de Tamerlán, próspera ciudad de la ruta de la Seda entre Europa y China, capital de los bordadores de oro, y uno de los extremos del imperio de Alejandro Magno.
No deja de ser curioso que igual de imprescindible que fue la Ruta de la Seda, ahora las conexiones entre las costas mediterráneas hasta Turquía, hasta el extremo oriente chino, también lo sea hoy la misma ruta, y cada vez más vertebrada con ferrocarriles que substituyen al comercio marino. Es allí, en el corazón de Asia Central, donde igual que en el siglo XV nos tenemos que volver a fijar, pues dependemos de lo que allí suceda donde está comprometido parte de nuestro interés económico.
Mientras el oasis talibán de Afganistán deja de serlo, pues cada vez hay más interés de invertir en el país para cruzar desde los corredores económicos de Pakistán al Caspio, a través de Turkmenistán, es a través de la ruta China – Kazakstán – Kirguizistán – Uzbekistán – Turkmenistán – Caspio, donde hay especial interés de inversión. La cumbre de Samarcanda, impulsada por la Organización de Cooperación de Shanghái el septiembre pasado dibujó un nuevo mapa. Ya no se pasará por Rusia, será por el corredor entre el turbulento Irán y la aislada Rusia por donde correrán las mercancías.
Y no es por eso irrelevante los encuentros entre el presidente chino, Xi Jinping, con el presidente uzbeko, Shavkat Mirziyoyev, ni tampoco Charles Michel, como presidente del Consejo Europeo, se reuniera con el presidente uzbeko un mes después. Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, también se reunió con el presidente uzbeko en noviembre, con lo que se demuestra que la Unión Europea también está interesada en lo que sucede en la república centroasiática.
Uzbekistán se encuentra con China por un lado, y con la Unión Europea, por otro. Es la punta de lanza de la integración de las repúblicas de Asia Central"
Uzbekistán, pues, se encuentra con China por un lado, y con la Unión Europea por otro. Pero no solo se ha convertido en un actor puente, si no que además es la punta de lanza de la integración de las repúblicas citadas. No es baladí que se hayan delimitado las fronteras entre Uzbekistán y Kirguistán bilateralmente, sin Rusia en medio, después del fracaso del CSTO en Armenia, ni tampoco que repúblicas exsoviéticas que parecían estar bajo la influencia de Moscú, ahora busquen más soberanía e independencia. De la misma manera que Kazajstán y Uzbekistán han establecido mecanismos de cooperación industrial.
A pesar de que existen contractos gasísticos entre Rusia y Uzbekistán, el gobierno uzbeko ha afirmado distintas veces que mantiene la soberanía sobre su infraestructura energética, y que cualquier intercambio será para fines comerciales, no para incrementar la influencia de nadie. Un hecho que va de la mano del posicionamiento de la cumbre de la OCS de Samarcanda, donde la soberanía e integridad de los Estados era el punto fundamental que respetar.
Junto con Uzbekistán, Turkmenistán también empieza a ser relevante en la región. El encuentro de Xi Jinping con el presidente turcomano Serdar Berdimuhamedow, como también el foco de las instituciones europeas en el país, por ser el punto de salida de las mercancías que llegan a Azerbaiyán, y de allí a Georgia, Turquía y la Unión Europea, empieza a arrojar luz sobre una parte del mundo muchas veces ignorada, pero que ahora, debido a la invasión de Ucrania, y a la importancia de sus recursos naturales por parte de la Unión Europea, como también de su posición geográfica para China, los sitúa de nuevo en el centro del tablero. Y es de nuevo porque ya lo estuvieron hace cinco y seis siglos.
En conclusión, lo que sucede en Uzbekistán nos afecta, y no en un sentido metafórico, ni tampoco trascendente, nos afecta en las cosas del comer, como diría una amiga. La trascendencia estratégica de aquellas repúblicas que para muchos son completamente desconocidas e ignoradas, se volverá más fuerte con las inversiones proyectadas, y con un mundo que busca adaptarse a una nueva situación sin Rusia en la ecuación.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.
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