Se queda. Estas dos palabras sirven para resumir el viaje a ninguna parte desarrollado en la última semana por Begoña Villacís, la vicealcaldesa de Madrid. La referencia más cercana que resume la actividad de la representante de Ciudadanos estos días es el documental La Decisión realizado por la productora del exfutbolista Gerard Piqué hace casi cinco años y en el que el jugador Antoine Griezmann despejaba, tras una hora de dudas, si se marchaba al Barcelona o continuaba en el Atlético de Madrid. Como él, Villacís mantiene los colores. Aunque recordemos que el futbolista francés acabó poniendo rumbo a la capital catalana once meses después. Una posibilidad de 'fichar' por el Partido Popular que no queda del todo cerrado por la edil en un medio-largo plazo.
Una conversación con sus concejales abre la polémica el viernes 27 de enero a media tarde, en ella, tal y como adelantó el diario El País, Villacís les dice que valora "ser una corriente interna dentro del PP". A galope, la líder naranja en Madrid publica un vídeo para matizar la noticia. Lo hace en Instagram, durante dos minutos y medio y desde su casa. Reafirma su intención de ser corriente dentro de las siglas conservadoras, como "independiente", aunque propone, además, otras vías para el ámbito municipal que permitan la supervivencia del "espacio liberal"; entre ellas concurrir en plataformas o mediante coaliciones preelectorales. Pero, ante el revuelo, la nueva dirección nacional sofoca de inmediato cualquier duda sobre el futuro de la marca, tan solo una semana y cinco días después de las primarias y de culminarse la refundación del partido en la VI Asamblea General.
Raudo, el secretario general Adrián Vázquez entra en la escena a golpe de tuit y escribe: "En mayo, Ciudadanos será la garantía de que cualquier español que desee votar a un proyecto liberal pueda hacerlo. Estaremos presentes en toda España ofreciendo un proyecto autónomo y diferenciado del viejo bipartidismo, con el objetivo de volver a ser decisivos". Pero lejos de quedar en una anécdota el pronunciamiento de Villacís, la voluntad persiste. Dos días después, El Mundo publica una entrevista con ella y su titular hecha más leña al fuego: "Ciudadanos tiene que arriesgar, a veces hay que sacrificar las siglas". Un comentario que contradice en primer lugar las directrices del Comité Permanente y el líder orgánico; y que, en segundo plano, va en contra de los nuevos estatutos aprobados el 15 de enero en ponencia. "Política de pactos basada en acuerdos programáticos, siempre a posteriori, y nunca en acuerdos preelectorales", recordó, además, el concejal Santiago Saura en Twitter, que optó con Bal a liderar el partido en el proceso de renovación.
El tema Villacís ocupa el grueso de la tercera rueda de prensa que protagoniza la nueva líder política Patricia Guasp el lunes pasado: sala abarrotada que contrasta con otros días, balones fuera por parte de la también coordinadora en Baleares y numerosos miembros de la dirección presenciando el acto. Guasp es firme y defiende que quien se presente en Madrid, lo tendrá que hacer con la marca de Ciudadanos. Incluida Villacís. Horas más tarde, fuentes del partido explican a El Independiente que la dirigente madrileña ha tenido un desliz que achacan a el "nerviosismo electoral" por el momento que vive el partido, ya centrado en la conformación de las listas y la estrategia. Pero depositan total confianza en el que definen como "uno de los activos" del partido, junto a Inés Arrimadas.
Insisten en ello, pese a que antes de la comparecencia de Guasp al mediodía, el periódico de Unidad Editorial publica que Villacís se reunió el lunes 23 de enero con el coordinador general de los populares Elías Bendodo para hablar de su salto al PP de Madrid, cinco días antes de anunciar que medita proponerse como "corriente" autónoma en las filas de los de Feijóo. Al calor de esa noticia, la aproximación con el entorno de Génova se amplifica. La publicación pone el hecho en conocimiento de la presidenta de la marca conservadora en la Comunidad y dirigente autonómica Isabel Díaz Ayuso, que se molesta por la ausencia de explicaciones por parte del número tres del partido a nivel nacional. En el diálogo con Villacís, Bendodo le insta a negociar directamente con el alcalde José Luis Martínez-Almeida. Y Ayuso, que tiene la última palabra a la hora de conformar las listas, veta rápidamente la acción. Almeida, que es más abierto a anexionar a su segunda en el Palacio de Cibeles, calla para no reabrir heridas con su partner, zanjadas en mayo después de la guerra abierta con Pablo Casado de hace casi un año.
Villacís, ante ese veto, queda descolgada. La negociación a dos bandas Génova-Madrid, y con la puerta abierta al continuismo en Ciudadanos, se ve reducida únicamente a ésta última posibilidad. El lunes, Guasp traslada que han "hablado y seguiremos hablando (...) para entender muchas cosas". De hecho, su vuelta a Baleares hace que convoque a Villacís a un encuentro en la sede nacional de Ventas, pero ésta no acude. Sí se reúne con su grupo para decirles que tiene "dudas". Al día siguiente, después del pleno municipal, trasciende que Villacís ha pedido a Almeida conversar. Quince minutos se prolonga, aunque fuentes municipales aseguran que la política naranja solo quiere dar explicaciones de lo sucedido en la semana al alcalde. No obstante, según ha podido saber este medio, Almeida le volvió a cerrar la puerta a una incorporación previa a mayo.
Villacís, tras verse presionada por el partido y ya con la puerta cerrada por el PP de Madrid, confirmó su candidatura a las primarias para aspirar a la alcaldía de la capital
El pronunciamiento deja a Villacís en una posición complicada internamente y solo con dos caminos: continuar, o salir de la política ante el descrédito generado. Se aferra, no obstante, a esa atribución de "activo" para poder recular y tras una jornada de silencio, convoca una rueda de prensa en el Hotel Urso de Madrid. Allí, frente a media centena de periodistas y cámaras, reitera que nunca se ha "propuesto al PP", que "no se va de Ciudadanos porque nunca se ha ido" y que se presentará a las primarias de mediados de febrero para aspirar de nuevo a la alcaldía. Lo llamativo: elude pronunciar más de un par de veces 'Ciudadanos' y emplea, frente a ello, "espacio liberal". Al instante de terminar la rueda de prensa, el partido transmite un comunicado en el que acreditan que confían y confiaban en ella y refuerzan la vinculación de la marca con Villacís. "La única opción liberal que existe en España es Ciudadanos", aseguran.
La comparecencia de Villacís se produce horas más tarde de que el núcleo del partido la inste a ser clara y zanjar la "herida abierta" los días anteriores. "Hay que cauterizarlo cuanto antes", indicaban fuentes nacionales a El Independiente con cierto desosiego. "Begoña ha hecho mucho daño a la renovación del partido", afirmaban otras. Cumpliendo así Villacís el deseo de "ponerse a trabajar ya" en las primarias de la formación, que despejarán los candidatos de Madrid y Barcelona -donde la favorita es Anna Grau-, y otras once comunidades que concurren a elecciones en mayo.
De la brecha a la derecha, a la contención de la izquierda
Hay otro plano que se ha contemplado poco a lo largo de estos días, y que parece acallado después de la refundación. El nuevo Ciudadanos se presentó públicamente, una vez Arrimadas dejó la presidencia, como un partido liberal, de centro y progresista -recuperó el concepto después de que Albert Rivera lo suprimiera en 2017-. Tras una semana de rodaje y de intento de tregua con la mayoría del grupo parlamentario, donde se gestó el salto de Edmundo Bal contra la lista oficial, ganadora y auspiciada y cerrada por Arrimadas, Vázquez decide mantener a Bal en sus funciones parlamentarias como portavoz adjunto en la cámara. Pero crea la figura de enlace parlamentario.
El designado, por coherencia, para ejercer ese puesto es el diputado malagueño Guillermo Díaz, el único con representación en la nueva dirección, como viceportavoz. Díaz, fue también el único parlamentario fiel a Arrimadas, y en él recaen las funciones de portavoz en el Congreso en las ruedas de prensa semanales, algo que hasta el momento venía haciendo Bal. El acuerdo no convence a los díscolos del grupo, y las desavenencias se notan levemente en el primer pleno -extraordinario- del año con dos detalles: no hay aplausos al discurso más 'identitario' de Arrimadas, y se responsabiliza a la cúpula de haber decidido la abstención al nuevo decreto económico, "sin consultar como siempre se ha hecho", detallan.
La competencia de Bal hacia el alto mando del partido que él mismo ocupaba en diciembre, radica en que, por posicionamientos como el de Arrimadas y Villacís, el partido había virado hacia una posición subalterna del PP. El propio Bal ya advirtió que buscaría una segunda oportunidad en otoño en las primarias de Ciudadanos para competir en las generales como candidato, pero el ocultismo al que se le ha obligado en las Cortes, lo deja en una situación de poca visibilidad en esa carrera política. Por ello, ante la disruptiva planteada por Villacís, Bal abandonó el segundo plano mantenido desde que denunció que Ciudadanos no debía estar en la última manifestación civil contra el Gobierno para evitar compartir escena con Vox. "Una refundación con tantas horas de trabajo de técnicos, militantes y cargos; un proceso de primarias para debatir sobre el proyecto, y tantos kilómetros visitando agrupaciones. No vinimos a Ciudadanos para esto. Que tengas mucha suerte, Begoña", escribió en Twitter.
Bal y su círculo de confianza ha intentado, sin éxito, impulsar una candidatura alternativa para competir con Villacís por Madrid
Villacís acusó en campaña a Bal de querer poner a disposición de Pedro Sánchez y el PSOE el partido, dándole un giro a la izquierda. Además, le culpó, por integrar la dirección nacional que gestó la moción de censura fallida en Murcia y votar a favor de la ley del 'solo sí es sí' para restar credibilidad a su arenga de transición y renovación. Según ha podido saber El Independiente, desde el lunes Bal y su círculo más cercano han intentado sondear al concejal Santiago Saura, aspirante a secretario general con Bal en las primarias nacionales. Todo, para que dé el salto, compita entre el 15 y el 16 con Villacís y aproveche el descrédito que ha podido generar entre las bases. Sin embargo, los deseos del parlamentario de poder desgastar a una de las principales figuras de oposición ha caído en saco roto, dado que Saura ha rechazado la oferta. Y es que fuentes cercanas al concejal afirman que este no quiere contribuir a más "zozobra" en un momento delicado para el partido.
Ciudadanos, partido y sin expectativas
La refundación iniciada en julio tras el declive en las elecciones de Andalucía, en las que los naranjas pasaron de tercera fuerza y socio minoritario del gobierno a partido extraparlamentario, tuvo como objetivo poner a punto a la organización para este año electoral. En ese momento, el único problema del grupo, o al menos el primordial, era no ser atractivo al votante. Se optó por proponerse como garante de banderas muy concretas como la defensa de la reforma del sistema de pensiones, algo con lo que saben que se alejan del sector de los pensionistas, en un intento de acercarse a los más jóvenes. Sin embargo, y a falta de ver un programa definido, la recta final de la refundación ha segregado la marca en dos corrientes: la conservadora y progresista.
Asimismo, el episodio Villacís deja tocada mediáticamente a la nueva dirección, que ha actuado con poca contundencia y ha quedado pendiente del control de los tiempos, deficiente, de la vicealcaldesa. La presión de voces como la de Villacís, que sigue creyendo conveniente dejar atrás las siglas, y de Bal, que no ha dado la batalla por perdida, augura un panorama complicado después de mayo. Sobre todo si el resultado, como estiman las encuestas, no es favorable o al menos permite a Ciudadanos resistir en los feudos donde tiene representación. Tampoco queda claro si Guasp se presentará a las primarias para las generales, según ella mismo mencionó en una entrevista para ABC. Se espera un año complicado para las siglas, donde el peor enemigo de los liberales, como reconoció Arrimadas en su despedida, hasta el momento, han sido ellos mismos.
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