Gestión. El presidente del Gobierno y el PSOE creen que esas son sus mejores credenciales de cara al ciclo electoral de 2023, que tendrá su primera parada en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo y la siguiente en las generales de fin de año. Por eso en estos primeros mítines de precampaña, de calentamiento de los motores, el mensaje es machaconamente el mismo, porque quieren que los ciudadanos recuerden, cuando lleguen las urnas, las medidas adoptadas por el Gobierno y cómo la economía, pese a los negros pronósticos del PP, pese a su vaticinio de "apocalipsis económico" e incluso "político", no se ha hundido. Lo que están haciendo los populares, decía este sábado Pedro Sánchez, es orquestar una "campaña de acoso y derribo" contra él y su Ejecutivo. Pero también los socialistas van a incidir en este largo viaje electoral que la derecha no tiene proyecto de país, mientras que Sánchez, también lo aseguraba él mismo, mira ya "hacia 2030".
El jefe del Ejecutivo presentó este 4 de febrero a su candidata por la alcaldía de Madrid, a la todavía titular de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Lo hacía junto a otros siete ministros en el distrito de Villaverde, al sur de la capital, uno de los barrios fetiche para el partido, donde tradicionalmente cosechaba amplias victorias —no en las autonómicas de 2021, en las que también allí arrasó Isabel Díaz Ayuso—, en el espacio de La N@ve, y ante unos 1.500 militantes y simpatizantes, según la organización. El presidente precisamente incidió en la capacidad de gestión de Maroto, en esa cualidad de "encontrar soluciones a los problemas", como una de sus virtudes, que hizo extensibles al Gobierno de coalición. Sánchez esquivó en todo momento toda referencia a un tema caliente ahora mismo para el bipartito, la reforma de la ley del sí es sí. No hizo ninguna referencia a ella, ni explícita ni implícita, ni mandó ningún recado a sus socios, porque las negociaciones siguen abiertas y se apurarán los plazos hasta el final, hasta el martes a primera hora. También esquivó toda mención a Ayuso, precisamente para no victimizarla, rehuyendo el cuerpo a cuerpo que ella sí busca, y constantemente.
Hay problemas, por supuesto que los hay, pero España avanza", y "lo que no tiene remedio es la oposición, que ha cambiado de fachada pero por dentro sigue igual o peor"
PEDRO SÁNCHEZ, PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Sánchez se fijó en dos últimas medidas de su Gobierno: la subida del salario mínimo anunciada esta semana —hasta 1.080 euros, un 8% más—, y el alza de las pensiones, otro 8%, que los jubilados pudieron notar ya en sus cartillas a finales de enero. Lo importante, dijo, no son las crisis, que no se eligen, sino la "respuesta" que se da a ellas, y contrapuso la de su Ejecutivo con la que dio el PP en la crisis financiera, cuando rescató a la banca y congeló en la práctica el salario mínimo y las pensiones, así que resulta "evidente que no es igual" que gobierne la izquierda y la derecha. Y si Pablo Casado previó el "apocalipsis económico", también lo hizo después Alberto Núñez Feijóo, cuando el país volvió a crecer un 5,5% en 2022. "Hay problemas, por supuesto que los hay, pero España avanza", y "lo que no tiene remedio es la oposición, que ha cambiado de fachada pero por dentro sigue igual o peor".
"Las cartas están boca arriba. Ha habido un Gobierno que ha subido el salario mínimo interprofesional, hemos conocido esta misma semana los beneficios extraordinarios que tiene la banca y hemos visto cómo el PP lo que hace es oponerse e incluso recurrir ante el Tribunal Constitucional el impuesto que lo que hace es garantizar un reparto justo tanto de las cargas como de los beneficios de esta crisis económica que estamos viviendo por culpa de la guerra de Putin en Ucrania", sostuvo, en alusión implícita a la impugnación que ha llevado Ayuso al tribunal de garantías.
La "bombonera del apocalipsis político"
La derecha, continuó el presidente, pronostica la hecatombe. Y más en Madrid, la "bombonera del apocalipsis político", donde se augura —ahí no quiso referirse tampoco a Ayuso— la llegada de una "república bolivariana", de una "mutación constitucional, un plan oculto" —lo que se proclamó en la manifestación de hace dos semanas en Cibeles—, y justo esta semana, recordó, el semanario británico The Economist volvió a definir España como una "democracia plena". Y sería aún "mejor", apostilló, si el PP se aviniera a desbloquear el Consejo General del Poder Judicial y "cumpliera con la Constitución".
El presidente rechaza que tenga un plan oculto. Su proyecto tiene la "mirada alta", es de "largo alcance" y "no acaba en 2023"
"Hay que tener mucha paciencia con esta derecha, que no es nueva", observó, ya que cuando gobierna la izquierda pone en marcha "campañas de acoso y derribo". Rememoró entonces el "váyase, señor González" de José María Aznar, o el "ha traicionado a los muertos" que lanzó Mariano Rajoy a José Luis Rodríguez Zapatero. "Cada día me recuerdan esa vieja tradición de la derecha española: se puede ser de izquierdas, pero no vas a poder gobernar. ¡Pues vamos a seguir gobernando, y vamos a seguir haciéndolo en beneficio de la gente, de la mayoría social de nuestro país!", proclamó, seguro de que tras las generales podrá seguir en la Moncloa, algo no tan seguro, a juzgar por las encuestas.
Sánchez insistió en que no hay un "plan oculto" del Gobierno: los socialistas lo explican "con orgullo", y se llama "justicia social". Esto es, "revalorizar las pensiones", subir el salario mínimo o procurar una "temporalidad más baja". O sea, la diferencia entre "los gobiernos de la gente" —el eslogan que lleva meses usando el partido y que también empapará estas elecciones— o los que miran a una "minoría de privilegiados" e invocan el "sálvese quien pueda". La derecha, en la tormenta que siguió a la crisis de 2008, "asumió los postulados morales" de los países del norte, que decían que el sur despilfarraba, y ahora se ha probado que España "exporta soluciones justas", mientras antes "importaba rescates a la banca".
Ya en el Senado, el martes pasado, el jefe del Ejecutivo, como advertían en la Moncloa, puso los cimientos de lo que quiere que sea la siguiente legislatura. Este sábado, en el mitin de Villaverde, siguió explorando ese camino: su proyecto al frente del Gobierno es "de largo alcance y "no acaba en 2023", sino que "mira a 2023". Tiene la "mirada alta", va más allá, por tanto, de las generales de finales de año, dijo: "Queremos en 2030 que nuestro país sea un país más competitivo, más formado, más cohesionado, un país que se sitúe a la vanguardia de Europa y que sea referente en muchas políticas de Europa y el mundo. El nuestro es un proyecto que se llama, nada más y nada menos, socialismo". Proyecto, por tanto, que va "más allá de la coyuntura".
El mitin en Villaverde es el primer trampolín para Maroto en un viaje complicado hacia el 28-M, donde parte con ventaja el actual alcalde, el popular José Luis Martínez-Almeida. Pero lo que los socialistas quieren explotar de su perfil es su trayectoria en el ministerio, que ocupa desde junio de 2018, desde la moción de censura que destronó a Rajoy. Sánchez elogió su capacidad para "resolver problemas" y "coger el toro por los cuernos", su poder para "gestionar equipos", su voluntad de "dar la cara". "Te vamos a echar mucho de menos", aseguró, sin dar más pistas de cuándo acometerá la crisis de gobierno para sacarla a ella y a la titular de Sanidad, Carolina Darias, cabeza por Las Palmas, del Ejecutivo. Maroto es, la cumplimentó, una de las "mejores" personas que han asumido Industria "en toda la historia democrática". Y ahora él y su Gobierno le seguirán prestando "todo el apoyo" para hacerse con la alcaldía.
Lobato responde a Ayuso: no hay "sicarios" en el PSOE
La ministra, en su primer gran discurso —buena parte de él leído—, expuso las grandes líneas de su proyecto. Hacer de Madrid un referente internacional, a la altura de capitales como París, Berlín, Londres o Nueva York; mejorar la calidad de vida de sus vecinos; combatir la desigualdad y recuperar su ADN feminista; procurar el reequilibrio territorial; levantar un parque de vivienda pública o construir 15.000 viviendas en alquiler; reducir los niveles de contaminación o impulsar la industria cultural y creativa. "Aporto ilusión, gestión. Vengo experimentada de casa, y creo que con buenas notas", señaló, hilando con la intervención posterior del presidente. Gestión: esa será la clave de la campaña.
Aporto ilusión, gestión. Vengo experimentada de casa, y creo que con buenas notas"
REYES MAROTO, CANDIDATA SOCIALISTA A LA ALCALDÍA DE MADRID Y MINISTRA DE INDUSTRIA
También el secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, reivindicó la acción del Ejecutivo de coalición. Pero su mensaje más alto y claro se dirigió contra Ayuso, quien en la Cámara regional, el pasado jueves, acusó a los socialistas de mandarle "sicarios" a sus actos. Todo después de que el barón socialista se disculpara minutos antes ante ella por si no había sido suficientemente contundente a la hora de condenar el escrache que la presidenta sufrió en la Universidad Complutense.
Lobato le dio respuesta rotunda desde Villaverde: "Soy una persona respetuosa, dialogante, pero hasta aquí hemos llegado. Aquí no hay sicarios. Lo que hay son compatriotas comprometidos con la libertad, la igualdad, la justicia, la democracia. Ciudadanos comprometidos con su país. Lo que pasó en la Asamblea ha supuesto que se crucen líneas muy graves. Desde aquí hago un llamamiento a los demócratas con convicciones sociales, a la gente cabal de esta región, y me comprometo con vosotros y ante vosotros a liderar la resistencia que frenará la mala política", la del "insulto y el desprecio". "¡Ya está bien! —clamó—. El PSOE se pone en pie y se rebela". Quedan más de tres meses para el 28-M y el ambiente ya está caldeándose.
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