El eje del discurso de Alberto Núñez Feijóo en la clausura de la reunión de la Intermunicipal de su partido ha girado en torno a la necesidad de alcanzar "mayorías absolutamente indiscutibles", "mayorías contundentes", para poder construir gobiernos monocolores, "y si no lo consigo no merezco ser presidente del partido", ha llegado a decir. "Reivindico las mayorías de Fraga y de Aznar; las de Galicia desde el 2009 más las que tenía Fraga", ha agregado el líder del PP para recordar que una de las "noches más felices" que he tenido como presidente nacional fue la que dio la mayoría absoluta al andaluz Juan Manuel Moreno. "El recado va para todos. Cuando uno consigue una mayoría suficiente no lo olvida jamás", ha subrayado.

Cree Feijóo que el problema de los gobiernos de coalición "es que se gobierna en el anacronismo y revanchismo", aunque lo cierto es que el PP ha gobernado y gobierna en Comunidades y ayuntamientos en coalición, bien con Vox (Castilla y León) o con Ciudadanos (Ayuntamiento de Madrid). Pero el líder del PP no quiere acudir a sus generales con la mochila cargada de pactos generalizados con el partido de Santiago Abascal, convertido en el elefante de la habitación de esta Intermunicipal.

"Váyase", le pide implícitamente a Sánchez si los socios "no le dejan gobernar"

Los barones territoriales echan cuentas sobre sus opciones para gobernar a sabiendas de la eventualidad de meter a Vox en la ecuación, pero la consigna es actuar como si a su derecha no hubiera más que un enorme espacio huérfano y todos parecen haberse conjurado para no hacer ninguna alusión directa al partido de Santiago Abascal.

Tras haber encadenado cuatro mayorías absolutas en Galicia y haber asfixiado las opciones electorales de Vox y Ciudadanos en esta Comunidad, ha defendido que "un gobernante puede ser mas útil cuanto tiene una mayoría contundente para tomar decisiones; facilita un mejor gobierno, una mejor política, consiguen un mejor futuro". Además, el pueblo "tiene a quien pedirle responsabilidades porque ese es el elegido para tomar decisiones todos los días y no decir que mis socios no dejan gobernar. Si no le dejan gobernar, váyase", ha agregado de forma genérica aunque en alusión a Pedro Sánchez.

No ha ocultado Feijóo que Valencia, comunidad y capital, son dos de los objetivos principales que se ha marcado el PP para los comicios del 28-M. "He venido aquí también a meter presión, que es lo que debe hacer el míster, pero no porque lo necesite el PP sino porque lo necesita España. Es preciso que Valencia vuelva a cumplir el pacto constitucional". Esta tierra tiene que ser "un faro de buena gestión y de modernidad. Ha sido un honor estar aquí".

Azar y Rajoy cenaron la noche del sábado con Feijóo y los barones territoriales

En presencia de José María Aznar y de Mariano Rajoy , que no sólo compartieron este sábado escenario sino también cena junto a Feijóo y los barones territoriales populares en un ambiente "distendido" y "cariñoso" a decir de varios de los asistentes, el líder del PP ha intentado hacer este fin de semana no sólo una demostración de fuerza sino, también, de unidad y de reconciliación del partido con su pasado. Sumar a los dos ex presidentes, los mismos que rompieron relaciones hace casi una década, es una buena muestra de ello. Evidentemente eso resulta más fácil cuando las encuestas son favorables y entienden que lejos de aminorarse, se refuerza la tendencia a un cambio de ciclo político de la mano del PP.

En este sentido ha afirmado que "no olvidaremos nunca la presencia de aquellos que nos han antecedido y que gracias a ellos, tenemos el mejor partido de España. Gracias presidente Aznar y presidente Rajoy".

El líder del PP ha hecho un repaso por la situación política general y muy especialmente por la situación generada a raíz de la ley del "sí es sí", llegando a acusar de "cobardía" al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Le acusa de intentar residenciar en su ministra de Igualdad, Irene Montero, toda la carga de los fallos del texto cuanto él "es el máximo responsable". "Lo peor es que la soberbia de no reconocer una equivocación a sabiendas es acabar asumiéndola con cobardía", ha afirmado.