Es el precipicio que muchas veces no permite abandonar el infierno. La dependencia emocional y económica de muchas mujeres hacia el hombre con el que conviven y que las maltrata se ha convertido en la terrible trampa que les impide rehacer su vida lejos de él. En Euskadi las ayudas para que esa barrera pueda ser superada se han ido incrementando en los últimos años y en 2023 lo harán por un importe más elevado que nunca. El Ejecutivo vasco ha aprobado el plan de ayudas para mujeres con hijos que se encuentren en esta situación de dificultad y les concederá un pago de hasta 11.500 euros para que tengan una capacidad económica suficiente que les facilite la independencia de su agresor.

El año pasado 255 mujeres en una situación de maltrato acreditado recibieron esta ayuda con la que poder rehacer su vida lejos del agresor. En realidad, tan sólo representan una parte de las mujeres que reclaman este tipo de ayudas económicas.

Los servicios Sociales del Gobierno vasco recibieron el año pasado 460 solicitudes de las que en algunos casos no terminaron de resolverse, en algo más de un centenar fueron desestimadas por lo cumplir los requisitos y otras siguen pendientes de ser evaluadas.

Las ayudas que se otorgan, y que se han incrementado este año, oscilan en función de las circunstancias y cargas de cada mujer. En primer lugar deben ser mujeres empadronadas en el País vasco que estén percibiendo algún tipo de subsidio por desempleo, con una cuantía mínima de 480 euros.

De 2.880 a 11.500 euros

El importe mínimo se establece para mujeres sin personas a su cargo ni discapacidad y que reciben un pago único de 2.880 euros para poder rehacer su vida. A partir de ahí se establecen incrementos en función de las cargas familiares a asumir o las limitaciones en forma de minusvalía que se puedan padecer. En cualquier caso, con dos o más personas a su cargo el derecho de la ayuda alcanza los 11.520 euros.

El destino de estos recursos económicos está orientado a facilitar la salida de la situación de maltrato en la que se encuentra. Se busca facilitar a las mujeres poder abandonar la vivienda familiar y salir del entorno en el que se encuentran y que en ocasiones no pueden abandonar por problemas económicos.

Una de las realidades que se ha constatado que es muy habitual es tener que hacer frente al pago de deudas acumuladas, en la mayoría de los casos contraídas por su pareja, y que se podrían cubrir, al menos parcialmente, con estos fondos. La necesidad del pago de una fianza para un alquiler es otra de las urgencias que se buscan cubrir en situaciones de escasez y ausencia de ingresos que complican la subsistencia de estas mujeres al margen de la pareja.

5.100 mujeres amenazadas

Para recibir la ayuda es necesario que la relación de pareja esté concluida y que exista una orden judicial que dicte una orden de protección o exista una sentencia condenatoria. También se exige no tener deudas con la Hacienda foral ni con la seguridad Social y no haber recibido esta ayuda en ninguna ocasión anterior.

A la hora de determinan la dependencia económica se valora que los ingresos sean reducidos o inexistentes, nunca superiores al equivalente del 75% del Ingreso Mínimo Vital. En casos de tener familia a su cargo, también se tendrán en cuenta los ingresos que pudieran entrar en la unidad familiar una vez excluida la pareja que provoca la situación de maltrato.

La violencia machista angustia sólo en el País Vasco a algo más de 5.100 mujeres que reciben algún tipo de protección contra las agresiones machistas. En realidad, es la cifra oficial, la conocida, a la que se debe sumar la que padecen otras muchas y que sufren en silencio. En 138 casos conocidos el riesgo es tan elevado, según han determinado jueces y la Ertzaintza, que merecen una protección especial. Sólo en Euskadi medio centenar de mujeres lleva escolta policial y otras 188 tienen asignado un sistema de contravigilancia policial para evitar que sufran una agresión machista.