Quizá era difícil llevar el ruido un peldaño más arriba sin tener consecuencias directas en la convivencia de la coalición. Sin entrar en un camino de complicado retorno. Pero lo cierto es que los socialistas han decidido echar el freno en la escalada verbal respecto a la reforma de la ley del sí es sí. Continuarán adelante con su iniciativa, ya registrada en el Congreso, avalan la redacción planteada por Justicia, pero entienden que había que moderar el tono para evitar mayores daños al Gobierno. Y la primera en hacerlo tenía que ser la propia ministra Pilar Llop, cuya entrevista del martes en la SER desencadenó una cascada de críticas por parte de Podemos, que vio confirmada su tesis de que sus socios buscan regresar al "Código Penal de La Manada". La titular de Justicia redujo los decibelios, intentó explicar mejor la posición de su departamento —compartida por la Moncloa—, aseguró que ve "margen para el acuerdo" con los morados. Un paso atrás de Llop que se explica por el malestar que habían generado en el equipo del presidente sus palabras en la radio. Su continuidad en el Ejecutivo, no obstante, no está puesta en duda. Tiene "todo el apoyo" de Pedro Sánchez, según advertían este miércoles fuentes de primer nivel.
Lo que más hirió a Podemos 24 horas antes fue que la responsable de Justicia aseverara en la SER, para defender su propuesta de reforma de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, que basta con "una herida" para demostrar que hubo violencia en una agresión sexual, y que eso es "sencillo" de probar. Los morados cargaron contra ella en bloque, porque una agresión no siempre deja lesiones, o puede que una víctima se quede paralizada por el miedo. "No es fácil probar la violencia o la intimidación. Más bien al contrario, supone un calvario probatorio, supone tener que demostrar las heridas, las marcas de esa violencia en el cuerpo, y eso con el sí es sí se acabó", esgrimió la ministra de Igualdad, Irene Montero, horas más tarde en el Senado.
En el Gobierno asumen que la ministra pudo errar en el tono, "no en el contenido". Alegan que en la radio se expresó con vehemencia, y que había que echar el freno
Aunque públicamente cargos y diputados del partido han elogiado a Llop en las últimas horas, en el núcleo duro de Sánchez reconocen que tuvo fallos en Hoy por hoy a la hora de trasladar la postura del PSOE, errores que justificaban por el perfil "más técnico" que "político" de la ministra, que es "muy de fiar". Y que precisamente por ello tuvo más dificultades para "condensar" la posición en una entrevista de cariz más político. Otras fuentes del Ejecutivo que conocen a la titular de Justicia también asumen que ella pudo equivocarse en el tono, "no en el contenido", que mantiene. Alegan que ella ha estado dos meses callada, sin decir nada, y que en la radio de Prisa se expresó con vehemencia, y por eso tenía que desescalar.
Y en ello se empleó a fondo en las siguientes entrevistas. En la de El País de este 8 de febrero, y en las concedidas a Telecinco, Antena 3 y La Sexta. Llop explicó que está diciendo "lo mismo" que Montero, dado que el consentimiento de la víctima, el eje sobre el que bascula la ley del sí es sí, "no se toca", y lo que se hace es ajustar las penas al alza.
La "extraordinaria novedad" está en el 178.2
"Nosotros hemos puesto una solución técnicamente viable, rigurosa, estudiada, con expertos de distintos perfiles para que las víctimas se sientan seguras y sepan que esto no va a volver a pasar". Recordó que en todos los procedimientos "siempre hay que probar los elementos que concurren en los delitos", porque este es un Estado de derecho. Pero en los delitos contra la libertad sexual "hay una excepción", ya que cuando hay violencia, intimidación o anulación de la voluntad de la víctima "nunca hay consentimiento", porque así lo dice el artículo 178.2 del Código Penal que recoge el sí es sí. "Esa es la extraordinaria novedad que tiene esta ley, y eso no se toca". Si no hay restos de violencia, si no hay heridas, "no cambia nada". Que se introduzca un elemento para hacer que las penas sean más graves —violencia, intimidación o anulación de la voluntad— "no cambia en absoluto la fórmula del consentimiento".
Llop asume la responsabilidad de la reforma y en el ala socialista destacan que su responsabilidad, como socio mayoritario del Ejecutivo
Llop ha venido defendiendo que la solución planteada por Justicia —un subtipo agravado y no la fórmula que quería Podemos, un agravante que habría disparado las penas de manera "desproporcionada"— era la única posible y técnicamente viable. Este miércoles añadía, en un tono más contemporizador, que no descarta que pueda haber "otra solución" que puedan plantear los grupos. Ahora bien, advertía que esta cuestión es técnicamente compleja y por eso se ha abordado "con rigor". "No se puede hacer de un día para otro", dijo.
En la sesión de control al Gobierno este miércoles en el Congreso, Llop cargó a sus espaldas con la modificación legal. "Me siento absolutamente responsable de esta reforma, asumo en primera persona lo que pueda pasar. Creo que tenemos que actuar para blindar los derechos y la libertad de las víctimas, su seguridad, y una adecuada pena, [porque] una pena proporcionada retribuye moralmente a las víctimas", aseguró, en respuesta a la diputada popular Marga Prohens. Era una manera, explican fuentes de la Moncloa, de enmendarse, de no situar la responsabilidad solo en Igualdad y en Podemos. "Esta es una ley del Gobierno, aunque la impulse un ministerio. Pero somos el socio mayoritario del Gobierno y asumimos una mayor responsabilidad", indican estas mismas fuentes del círculo directo del presidente.
Llop admitió que le "llega al alma" conocer los casos de rebajas de penas —ya son más de 400—. "No es algo que yo haya leído en los periódicos o en las noticias, son agresores a los que he tenido que mirar a los ojos cuando era magistrada y reconozco la gravedad de la situación. Es muy grave y tenemos que actuar por las víctimas".
La titular de Justicia afirmó en La Sexta que hoy miércoles había podido hablar con Sánchez sobre este asunto, y la conversación giró sobre el mismo punto, que hay que dar "una solución al problema". ¿Se plantea dimitir?, se le preguntó. "Yo estoy por encima de todas esas cosas [...], hay que estar por encima del ruido y hay que estar centrado en lo que se está, y hemos hecho lo que teníamos que hacer. Y yo estoy convencida que he hecho lo que tenía que hacer, que era poner solución a un problema", defendió.
Remodelación limitada a Maroto y Darias
En el núcleo duro de Sánchez niegan tajantemente la posibilidad de que Sánchez sacrifique a Llop. "Tiene todo el apoyo. Para nada nos planteamos su salida", subrayan. Lo mismo hacen en Ferraz. Insisten en que el presidente siempre ha asegurado que solo relevará, en la próxima remodelación del Ejecutivo, a las dos ministras que son candidatas, a las titulares de Industria, Reyes Maroto —cabeza de cartel por Madrid—, y Sanidad, Carolina Darias —número uno por Las Palmas—. Prueba de que la ministra no actúa por su cuenta es que en la ronda de entrevistas en las teles iba acompañada por altos mandos de la Moncloa.
Para Podemos, las discrepancias "se mantienen", y son "políticas", no "técnicas" pues cree que se lamina el consentimiento con la iniciativa socialista
En todo caso, Justicia considera que ya ha hecho su trabajo, el que le encomendó Sánchez, que era elaborar la reforma del sí es sí, y ahora la negociación ya se residencia en el Parlamento, con todos los grupos. Destituir a Llop sería tanto como que el presidente se desautorizase a sí mismo, ya que él dio la orden de corregir la norma y de hacerlo ya, y la proposición de ley se registró el lunes en el Congreso por su decisión. Es más, ayer martes señaló que la respuesta a una dificultad debe ser esta: "Utilizar el diálogo, pero resolver el problema". Y lo reiteró este miércoles en el hemiciclo ante el PP: "Yo doy la cara y, cuando hay un problema, me empeño en resolverlo". De nuevo, intentó no soliviantar a los morados.
En Podemos, sin embargo, consideran que las diferencias no se han limado en modo alguno porque la discrepancia no es técnica, sino "política", ya que entienden que la iniciativa del PSOE lamina el consentimiento, que es el corazón del sí es sí. "Las discrepancias se mantienen", subrayan. Montero insistía este miércoles en que "no es fácil probar la violencia en un juzgado" y en que lucharía por mantener el consentimiento en el centro. Su compañera de partido y líder de los morados, Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales, prometió que su formación se mantendría "muy firmes" porque es "el mandato de cientos de miles de mujeres". Para Belarra, "este es un ejemplo más" de lo que "ya se ha ido viendo toda la legislatura".
"Hay dos fuerzas políticas en este Gobierno: una fuerza política que cuando se produce una ofensiva mediática, política y judicial como la que está viviendo la ley de solo sí es sí, pues defiende los avances, en este caso los avances feministas, y otra fuerza que no. Y eso forma parte de la tensión que se ha ido viviendo durante toda la legislatura entre quienes queremos transformar y quienes no", concluyó. Las posiciones, pues, siguen en el mismo punto, en el bloqueo.
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