Los socialistas se encuentran, probablemente, ante el dilema más perverso de toda la legislatura, cuando además ya quedan escasísimos tres meses y medio para las elecciones autonómicas y municipales. Necesitan sacar cuanto antes la reforma de la ley del sí es sí para lanzar el mensaje de que el Gobierno se hace cargo del dolor y preocupación de las víctimas, pero no tienen aún los apoyos y, sobre todo, todos los caminos posibles presentan obstáculos. Riesgos. Trenzar un acuerdo de nuevo con Podemos se antoja muy difícil, mientras que aprobar la modificación legal gracias a los votos del PP daría munición a Alberto Núñez Feijóo y debilitaría la coalición y, en concreto, a la ministra Irene Montero.
Pero Ferraz y la Moncloa sí están dispuestos a sacar adelante la reforma de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual con el respaldo de los populares. No es la vía preferida, obviamente, pero el encastillamiento que observan en sus socios de coalición les hace sopesar esa alternativa. E ir preparando el terreno. El lunes, cuando Patxi López, el portavoz parlamentario, presentó la proposición de ley unilateral, cargó duramente contra un PP que "no quiere la ley" y avisó de que no habría negociación con los conservadores. Pero ni él ni la portavoz del partido, Pilar Alegría, rechazaron sus votos. Este miércoles, esa puerta se abrió unos centímetros más: "Hay que preservar a las mujeres", priorizarlas, razonaban fuentes del círculo de confianza del presidente, Pedro Sánchez.
No habrá negociación con Génova. Pero los socialistas sí se abren a "hablar" con la cúpula popular, igual que con el resto de grupos
A estas alturas, la prioridad, el objetivo de los socialistas es que la situación "se corrija a futuro". Es decir, que no se impongan penas bajas a los agresores sexuales una vez entre en vigor la reforma —lo que no se podrán frenar son las revisiones de condenas, y ya son más de 400 los beneficiarios por el sí es sí, al ser una legislación más beneficiosa—. "Entonces, no se trata de con quién se saca. Bienvenido sea todo el que piense que esta es la respuesta técnica. Sea PP, Bildu o Vox. Nos parece que son más importantes las mujeres que los partidos que apoyen la reforma", sentencian con rotundidad fuentes próximas a Sánchez. Dicho de otra forma: la dirección socialista priorizará sacar adelante la modificación de la ley, aunque le suponga tener que apoyarse en la formación de Feijóo. Si se descuelga Unidas Podemos, la llave la tendría el PP, ya que un cambio de una ley orgánica —y el Código Penal lo es— requiere de mayoría absoluta. 176 síes en el Congreso.
En Ferraz mantienen que, en cualquier caso, no habrá negociación con Génova. Pero sí se abren a "hablar" con la cúpula popular, igual que con el resto de grupos. "Esperemos que la mayoría de la Cámara permita la tramitación de la iniciativa. Estudiaremos todas las iniciativas, pero que adoptar una solución técnica que mejor preserve a las mujeres", indican en el núcleo duro de Sánchez. El martes en el Senado, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, pidió directamente el respaldo a los conservadores: "Espero contar con el apoyo del PP" para la proposición del PSOE.
La irritación de Sánchez fue palpable en la reunión con sus diputados y senadores: el sí es sí ha provocado "efectos indeseados". "Y me quedo corto", apostilló. De ahí que haya incidido en que no abandonará la herramienta del diálogo, pero urge "resolver el problema". Por eso en el PSOE creen que su determinación de sacar adelante la reforma, con o sin UP, es absoluta. "Hay que atajar el problema, la gente en la calle no te pregunta con quién lo sacas o si lo votas con el PP —indican en el entorno del presidente—. Preferimos que nos voten los demás, pero no estamos preocupados por el PP. Que nos regale sus votos".
"Margen de acuerdo"
No obstante, los socialistas intentarán recomponer sus relaciones con los morados. Agotar las posibilidades de pacto. Eso explica que, este miércoles, tanto Sánchez, en la sesión de control en el Congreso, como la ministra de Justicia, Pilar Llop, en la Cámara y en diversas entrevistas en El País, Telecinco, Antena 3 y La Sexta, buscaran rebajar el tono, controlar los daños.
En el círculo de confianza del jefe del Ejecutivo avalan y respaldan la propuesta de Justicia. La ministra "tiene todo el apoyo del presidente", aseveran en la Moncloa
Se trataba de pasar página cuanto antes a las palabras de Llop, la víspera, en la SER, cuando afirmó que "una herida" bastaría para demostrar que se ha ejercido violencia contra una víctima, y que eso sería "sencillo" de probar. Palabras que soliviantaron a los morados y que eran la confirmación, para ellos, de que el PSOE quiere hacer saltar por los aires el corazón de la norma, el consentimiento. Llop se matizaba en su ronda de entrevistas del miércoles, incidiendo en que estaba diciendo "lo mismo" que Montero, porque cuando hay violencia, intimidación o anulación de la voluntad se presume que no ha habido consentimiento, y esa es la "extraordinaria novedad" que incorpora el nuevo artículo 178.2 del Código Penal que recogió la ley del sí es sí.
El mensaje de la ministra y de otros dirigentes socialistas —caso de Andrea Fernández, secretaria de Igualdad de la ejecutiva— intentaba ser conciliador con los morados. Subrayaron el "margen de acuerdo" que todavía existe para encontrar una solución juntos.
La voluntad es compartida. Pero la dificultad es innegable. Porque de lo que se trata, y en esto insisten mucho en la Moncloa y en Ferraz, es de encontrar una solución jurídica y técnicamente impecable, "rigurosa", que garantice que no habrá ya condenas bajas a partir de la entrada en vigor de la reforma, porque el Gobierno no se puede permitir otro error de esta magnitud. En el círculo de confianza del jefe del Ejecutivo avalan y respaldan la propuesta de Justicia, que, imitando el modelo sueco, crea un subtipo agravado, por el que cuando concurran violencia, intimidación y anulación de la voluntad de la víctima las penas serán más altas que las actuales. Se acotaría así el margen de interpretación de los jueces, les obligaría a agravar las condenas, creen.
Igualdad planteó introducir la violencia como un agravante, pero Justicia se niega porque ataría menos a los jueces y dispararía las penas hasta hacerlas "desproporcionadas": una agresión sexual sin penetración pero con violencia pasaría de uno a cuatro años de cárcel a una horquilla de dos a ocho años. Los socialistas quieren que se castigue con entre uno y cinco años de prisión, la condena que antes existía para el abuso. La dirección socialista asume que el margen de negociación es estrecho porque en los códigos penales "no cabe mucha innovación" técnica y son rígidos. Desde la Moncloa sale también otro mensaje taxativo con Llop en el ojo del huracán: "La ministra tiene el apoyo del presidente".
En el Gobierno, por ahora, prefieren no forzar la máquina con la tramitación, así que el pleno de toma en consideración en el Congreso sería el 7 de marzo, víspera del 8-M
Ahora la negociación sale de Justicia e Igualdad para situarse en el Parlamento. Por el momento, los socialistas no quieren forzar la máquina, también con el objetivo de "desinflamar" el choque con Podemos. Es decir, dar margen a las conversaciones discretas para ver si el tiempo acerca posiciones. Y es que, si se siguen los cauces ordinarios, el pleno de toma en consideración de la iniciativa en el Congreso se celebraría el 7 de marzo, la víspera del Día de la Mujer. Ese es el camino por el que ahora mismo apuesta la cúpula parlamentaria del partido aunque no es el único, porque podría buscar la convocatoria de una sesión extraordinaria antes. "No vamos a hacer trampas. Emplearemos el tiempo justo y necesario para arreglar las cosas", señalan en la Moncloa. Para ese primer pleno, los socialistas contarán con que UP no votará a favor del trámite. Como mucho, se abstendrá, calculan.
"Irene acabará cediendo por su supervivencia"
Si la tramitación arranca el 7 de marzo, difícilmente se concluiría en Congreso y Senado antes de Semana Santa, de modo que la reforma estaría lista a mediados de abril, apenas un mes antes de que arrancara la campaña de las elecciones del 28-M. En la cúpula dicen no sentirse condicionados por la cercanía del Día de la Mujer, en solo un mes.
La estrategia pasa por bajar la tensión y encontrar un relato que sea confortable para los dos socios para poder salvar la coalición
En el PSOE existe un debate interno sobre cómo dar salida al laberinto de la reforma del sí es sí. Porque aunque la posición oficial es la de amarrarla si hace falta con el PP, en la dirección hay miembros que alertan de los riesgos de esa operación, porque Feijóo lo usaría como herramienta electoral, la coalición quedaría muy herida y Montero, "humillada". "Por eso, por la propia supervivencia de Irene, acabará cediendo. Ella es muy dura negociando, pero también muy lista", indica una responsable de la ejecutiva con interlocución frecuente con los morados.
La estrategia pasa por bajar la tensión y encontrar un relato que sea confortable para los dos socios para poder salvar la coalición. Porque una quiebra total con el sí es sí dejaría en una posición insostenible a la titular de Igualdad y, sobre todo, erosionaría al bipartito justo cuando Sánchez quiere exhibir la estabilidad y fortaleza de su Ejecutivo como carta de presentación en las elecciones. También porque, tras las urnas, la convivencia con los morados seguirá siendo insoslayable. Los números son los que son. En definitiva, una ruptura de los socios solo beneficiaría a la derecha. Sin embargo, otros dirigentes consideran que hay que atajar la sangría por el sí es sí cuanto antes, porque Podemos busca "reventar" al PSOE en una materia tan sensible como la igualdad. "Se puede explicar el entendimiento con el PP como un pacto de Estado en un asunto grave y capital", razona una responsable referente del sector feminista del partido.
La desunión de la coalición es lo que, a juicio, de la Moncloa, ha provocado "desasosiego" en los aliados habituales del Ejecutivo, que han mostrado frialdad hacia la proposición del PSOE. "Ellos esperaban una propuesta única, y al no suceder así, ellos están consultando con sus propios expertos", relatan.
Podemos subraya que las discrepancias son "políticas" con el PSOE, y no solo "técnicas"
Entretanto, Podemos no se apea de su posición, como confirmaron este miércoles Irene Montero y Ione Belarra, líder de la formación y titular de Derechos Sociales: las discrepancias no son "técnicas", como esgrime el PSOE, sino "políticas", dijeron, porque Justicia quiere "volver al Código Penal de La Manada", línea roja que no podrán asumir.
Hallar una salida no será fácil ni rápido. Y, mientras, el contador de beneficiarios del sí es sí sigue creciendo. Un goteo que, subrayan en la cúpula socialista, aumenta la alarma social y está dañando sus expectativas electorales, un análisis que repiten candidatos del partido para el 28-M. En Ferraz no ocultan la preocupación: "No podemos esperar más, ya vamos tarde. Esto es tóxico".
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