Un alejamiento patente con las bases que puede haberse visto adulterado por el viaje 'a ninguna parte' que Begoña Villacís ha atravesado a finales de enero. Así es como puede definirse la última crisis de partido que atraviesa Ciudadanos, a quien la desmovilización ha hecho contar, una semana antes de lo previsto, con los candidatos autonómicos y por la ciudad de Madrid. Todos salvo en Barcelona, donde los militantes decidirán el próximo miércoles y jueves entre la periodista y actual diputada en el Parlament Anna Grau, y el concejal de los liberales en la capital catalana Koldo Blanco para aspirar al consistorio de la ciudad condal. Por un lado, por la ausencia de alternativas plurales a nivel territorial o capaces de alcanzar la barrera del 15% necesaria para concurrir en el proceso. Por el otro, y más grave, la incapacidad general de llegar a esa cuota en enclaves cruciales para los naranjas como es la Comunidad de Madrid.
En la capital, coexisten un total de 800 afiliados de Ciudadanos, que engrosan los poco más de 7.600 que respaldan las siglas a nivel nacional y de manera vinculada. Pero solo 122 de 126 necesarios han avalado la candidatura de la actual vicealcaldesa de Madrid para repetir como cabeza de lista por tercera vez consecutiva al Ayuntamiento y hacer frente, de nuevo, al popular -y actual alcalde- José Luis Martínez-Almeida. Un problema si, como incide la nueva dirección nacional de los liberales, Villacís, junto a la expresidenta Inés Arrimadas, es uno de los principales valores de la organización. Desde su equipo, no obstante, lo atribuyen a "un error de cálculo".
La refundación de los naranjas fue promovida internamente tras el declive autonómico en las elecciones de Andalucía, que se saldaron con la independencia completa de gestión del PP y el pase de Ciudadanos de tercera fuerza a grupo extraparlamentario. La caída de 21 a cero escaños hizo al partido replantear por completo la estrategia seguida, enfocarse más al plano municipal y limitar las banderas políticas en el nacional; así como renovar casi en su totalidad la Ejecutiva con la coordinadora de Baleares Patricia Guasp y el eurodiputado Adrián Vázquez al frente. Sin embargo, lejos de cerrar los problemas suscitados en el ámbito electoral, no solo no han conseguido afianzar votantes, sino que en la recta final de la renovación y una vez concluida la sexta asamblea general, se han producido tres hechos fuertemente hirientes.
Al divorcio político entre Arrimadas y Edmundo Bal, que se ha extrapolado a una fragmentación del grupo parlamentario en el Congreso de los Diputado, se ha unido un distanciamiento notable entre la mayor parte de los diputados -los rostros más conocidos de la formación- con la sede nacional de la calle Alcalá. Y, posteriormente, una salida de tono de Villacís, proclive a seguir ligada al PP de manera más acentuada, que ha incrementado las grietas entre la cúpula y la corriente más conservadora de los liberales, con Bal y sus diputados más afines. Estos problemas, se reflejan en un alejamiento considerable entre los afiliados y el proyecto. Y no solo en Madrid. Cabe recordar que la candidatura de Guasp y Vázquez fue designada con el 53,25% de los votos en las primarias internas de enero. Ahora bien, con una abstención del 50,35%, la balanza la inclinaron únicamente el 26,81% de la base. Poco menos de tres de cada diez afiliados.
Ciudadanos acredita cansancio entre los afiliados más activos, aunque asumen que hay militantes que solo pagan la cuota y no participan en procesos menores
Ante este panorama y en conversaciones con El Independiente, fuentes nacionales de Ciudadanos rebajan la preocupación por esta aparente tendencia hacia la pasividad. De hecho, lo achacan al "cansancio" propio de haber acelerado los tiempos con una convocatoria y campaña de primarias nacionales y un congreso en prácticamente quince días. "Todo empezó muy pronto por Edmundo [Bal] y su postulación a líder cuando a principios de diciembre no había nada abierto como tal. El mismo proceso y la asamblea ha cansado bastante a los afiliados", comentan a este medio. Añaden las mismas fuentes que la desmovilización aumenta bajo el contexto de este tipo de primarias menores: "no son tan atractivas, y no hay tanta rivalidad". A esa fatiga, se une la diversidad de perfiles con los que cuenta la formación: "el que paga la cuota y no quiere que le molestes, el activista que está en todo y el que resiste pero no le interesan los procesos menores". Asimismo, aluden como inconveniente "la introducción de porcentajes tan altos para los avales en los estatutos, que hace muy difícil obtenerlos cuando no se dispone de medios. Aunque son necesarios para que no haya sesenta aspirantes".
Internamente, en la primera fila de Ciudadanos perciben que de no haberse modificado el umbral en cinco puntos, Villacís hubiera conseguido alcanzar sobradamente la cifra, de unas ochenta firmas. También Araceli Gómez, que ha tenido el mismo problema -264 de 271 avales exigidos- que la vicealcaldesa y concurrirá en la Comunidad de Madrid contra Isabel Díaz Ayuso, Mónica García, Juan Lobato, Rocío Monasterio y Alejandra Jacinto. Lejos de ligar la baja tasa de respaldo con la indecisión de Villacís sobre las posibilidades de la marca Ciudadanos, después de ver ella factible la vía seguida por el alcalde de Paracuellos del Jarama, que ha saltado del partido a la plataforma Contigo, internamente atribuyen la desmovilización a que "mucha gente confiaba en que iba a ganar sin dificultades". Por otro lado, fuentes liberales comentan el escaso margen entre la postulación de las candidaturas y la recogida de avales a diferencia de las primarias a nivel nacional entre diciembre y enero.
Frente a los argumentos del aparato, la preocupación por la desmovilización sí está extendida en las escalas inferiores de Ciudadanos. Tanto desde el Congreso de los Diputados como desde otras estructuras orgánicas territoriales. "Hay frustración por un proceso que había que relanzar y parece, desgraciadamente, que cada vez nos enredamos más. Hace tiempo que necesitamos algo de calma". Definen de "extraña" la situación, aunque coinciden con la dirección en la "excesividad" del requerimiento de avales. "Es un trámite que los afiliados no acaban de comprender y les cuesta mucho participar, ya que parece que es votar pero sin llegar a hacerlo realmente a la espera de las elecciones", apuntan a este periódico. Por eso, advierten de que es un tema que el partido deberá replantearse en el futuro.
Concretamente, sobre Villacís y "la solución de designar directamente a los postulantes más votados", entienden que "el problema está servido". "Es algo raro", matizan. Además, mientras que el partido atribuye esta decisión a lo estipulado en el artículo 102 de los nuevos estatutos y al consenso del Comité Autonómico de Madrid, fuentes de la organización puntualizan lo siguiente: "No está previsto elegir al que 'casi' llega. Esto debería decidirse en el Consejo General -el máximo órgano entre asambleas- y no directamente por los comités superiores". Que ocurra con Villacís, inciden las mismas voces consultadas, "añade un plus a la polémica después de las últimas dos semanas que quizá no se hubiera dado con otro posible candidato". Definido, en este artículo de los estatutos, se especifica que "cuando no se supere el umbral, los candidatos serán elegidos por el Comité Permanente"
Ligero "repunte en las encuestas"
Desde Ventas no consideran que este 'alejamiento' con la militancia, que insisten achacan al desgaste de los rápidos y acumulados acontecimientos atravesados desde la mitad de 2022 hasta hoy, vaya a perjudicar en las elecciones. "Esto no afectará negativamente", mantienen. Ven positivo que, de cara a los próximos meses, haber acelerado los trámites permite trabajar y centrarse más en las estrategias en las distintas comunidades. Porque la designación de los cabezas de cartel, implica también cubrir las coordinadoras autonómicas y empezar a trabajar.
Aunque se asegura que en Ventas y en los territorios no están pendientes de las encuestas, destacan que sí perciben internamente un repunte después de la asamblea de enero; "pero muy leve". "Estamos en torno al cinco porciento" de media [en las regiones y en Madrid o los ayuntamientos de Barcelona], trasladan en referencia a sus sondeos internos. A nivel nacional, según las últimas encuestas publicadas entre el mes de enero y principios de febrero, la horquilla va de cero a un diputado, y de un 1,7% a un 2,6% de intención de voto en el mejor de los casos.
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