El PSOE no está dispuesto a esperar mucho más para reformar la ley del sí es sí. Con Podemos o sin Podemos. Es consciente de que la erosión se agranda día a día y ha decidido cambiar de planes. Acelerar. Intentar llevar al pleno del Congreso de la próxima semana la modificación de la norma. La maniobra pretende adelantar ese paso, por tanto, dos semanas: que la Cámara formalice el primer trámite parlamentario en apenas unos días, y no el 7 de marzo, víspera del Día de la Mujer, como inicialmente estaba previsto. Pero los socialistas necesitan el concurso del resto de grupos —también de los morados— y, si no recaban su apoyo, entonces tendrá que forzar la máquina y promover la convocatoria de una sesión extraordinaria.

Los socialistas registraron el pasado 6 de febrero su proposición de ley unilateral [aquí en PDF] para cambiar el sí es sí y "garantizar" que a futuro se imponen penas más severas en los casos más graves —aquellos en los que medie la violencia, la intimidación o la anulación de la voluntad de la víctima—, y el pasado viernes presentaron la solicitud de que se tramitase por la vía de urgencia, que supone acortar los plazos a la mitad. No hay duda de que hará así porque el reglamento del Congreso impone que cuando lo piden el Gobierno, o dos grupos o una quinta parte de los diputados —y el PSOE tiene 120—, la Mesa "podrá acordar" esa tramitación urgente. Basta una mayoría de votos y el PSOE la tiene: a los tres suyos en el órgano rector de la Cámara baja se sumarían los dos que tiene el PP, en caso de que Unidas Podemos se oponga. Será irrelevante lo que haga el representante de Vox.

La Mesa calificará este martes, pues, la proposición de ley de reforma del sí es sí y puede declarar la urgencia. Y ese sería el primer pulso entre los partidos miembros del Ejecutivo.

Esperamos que todos los grupos sean conscientes de la urgencia, y que podamos llegar a un acuerdo en la tramitación, y con UP para un texto conjunto", aseguran en Ferraz

Pero no el único. Porque los socialistas, como confirmaron fuentes de la dirección parlamentaria a este diario, quieren que el pleno que arranca el 21 de febrero tome en consideración su propuesta. Para ello, tienen que lograr que en la Junta de Portavoces, que se reúne a continuación de la Mesa, se modifique el orden del día previsto para la sesión del próximo martes. ¿Qué ocurre? Que como el orden del día ya está confeccionado, solo pueden introducir ese nuevo punto si hay unanimidad de los grupos. Si no la hubiera, tendría que activar un plan b. Esto es, que la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, convoque un nuevo pleno a continuación del anterior —o sea, el jueves 23 de febrero— con la reforma del sí es sí como único punto a debate. Batet señalaría esa sesión y la Junta de Portavoces la organizaría, como siempre hace.

En la dirección socialista, por el momento, se quedan en el primer escenario. Es decir, que intentarán que la Junta de Portavoces de este martes, por unanimidad, acuerde introducir la discusión de su proposición del sí es sí en el pleno del día 21, dos semanas antes de lo programado en un principio. "Igual obtenemos la unanimidad", sancionan en la cúpula que dirige Patxi López. "Siempre hemos dicho que esto requiere ya de la máxima celeridad. Esperamos que todos los grupos sean conscientes de la urgencia, y que podamos llegar a un acuerdo en la tramitación, y con Unidas Podemos para un texto conjunto", abundan en Ferraz.

Lo que pretenden los socialistas es, obviamente, "retratar" a sus socios, admiten en la dirección parlamentaria. Presionarlos. Si el resto de grupos están de acuerdo en llevar el texto al pleno del Congreso la próxima semana y ellos son los únicos que se oponen, quedarán señalados. O podrían precisamente acceder a esa solicitud para no quedarse solos. Los morados, por el momento, no dan pistas de qué harán en la reunión de la Mesa y la Junta de Portavoces. "Nosotros vamos a seguir insistiendo en ofrecer acuerdo y reunión con el PSOE", insisten.

"No forzar" un pleno extraordinario

La estrategia de Ferraz es clara: rebajar la tensión en la coalición, por un lado, e intentar amarrar complicidades con los grupos para incrementar la presión sobre los morados. Por el momento, tanto el PNV (seis diputados) como el PDeCAT (4) sí se han alineado con los socialistas y han respaldado su proposición de reforma del sí es sí. Los posconvergentes, de hecho, confirmaron su postura este lunes. "Estamos en predisposición de apoyar esta iniciativa —dijo el portavoz del partido, Ferran Bel—, aunque la estamos acabando de estudiar y valorar, y también estamos a la espera de hablar con el Grupo Socialista. Esperamos que, si hay que efectuar modificaciones en la ley del solo sí es sí, se hagan con la máxima celeridad posible". ERC (13) o Bildu (5) han venido reiterando que es prioritario un acuerdo dentro de la coalición, y que no puede quedar aparte Igualdad.

El PDeCAT se une al PNV y apoya la propuesta socialista, y también pide "celeridad" en la tramitación. Convocar una nueva sesión es potestad de la presidenta Batet

Solo si este martes el PSOE no consigue su propósito de llevar al pleno del 21 de febrero la iniciativa descubrirá la carta siguiente. Por el momento, según indicaban fuentes de la cúpula del partido y en la Cámara, la idea es "no forzar" más. Es decir, que no pedirán a Batet la convocatoria de un nuevo pleno, así que esperarían hasta el 7 de marzo. Pero lo cierto es que los socialistas quieren imprimir agilidad a la modificación legal, y así lo reiteró este lunes en Ferraz la vicesecretaria general y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. El señalamiento de una nueva sesión plenaria es potestad de la presidenta de la Cámara. Convocar un nuevo pleno justo cuando acaba el anterior no es un procedimiento extravagante en el Congreso. En absoluto. Sin ir más lejos, ya se utilizó para admitir a trámite la reforma de la sedición y la malversación. Lo único que se requiere es que la iniciativa esté calificada por la Mesa —cosa que ocurrirá este martes—, que se haya publicado en el Boletín Oficial de las Cortes Generales y que el Gobierno haya emitido su parecer favorable a la tramitación. Es decir, que no sería nada difícil para el PSOE lograr que la propuesta se discuta el jueves 23 de febrero. El grupo que dirige López tiene además intacto su cupo de proposiciones de ley que puede llevar a pleno.

Sea el 21 o el 23, este primer debate quedaría distanciado del 8-M. Y se podría conseguir, además, que la aprobación definitiva quedase lista antes de Semana Santa. Porque si la toma en consideración fuera el 7 de marzo, el margen se estrecharía. Los socialistas quieren culminar la reforma cuanto antes, para lanzar un mensaje de autoridad y para alejar el foco en lo posible de la campaña de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo.

PSOE y Podemos aterrizan a este martes, por tanto, envueltos en una atmósfera de tensión. En el Congreso y en el Consejo de Ministros, donde volverán a encontrarse. Montero envió el lunes desde Ferraz varios recados sucesivos a los morados, con quien se reconocen molestos por las palabras de este fin de semana de la líder del partido y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra —definió al PSOE como una "fuerza conservadora" a la que le "entra el miedo"—, y de la dos de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam —quien aseguró que en este tema Pedro Sánchez está más cerca de Alberto Núñez Feijóo que de Irene Montero—.

"Nosotros sí vamos a cuidar de la coalición"

"Nosotros sí vamos a cuidar del Gobierno de coalición [...]. Desde el PSOE vamos a preservar el Gobierno de coalición y a evitar hacer cualquier comentario que sea ofensivo", dijo la titular de Hacienda. La vicesecretaria general también reprobó a Podemos por emplear "muchísima dureza" contra el PSOE y por pretender "prolongar hasta la eternidad" el debate sobre la reforma del sí es sí. De lo que dudan, en definitiva, los socialistas es que Igualdad quiera modificar su norma bajo dos condiciones: no tocar el consentimiento y "garantizar" que a futuro se imponen condenas más altas a los agresores sexuales. Las dos, insistió, y no solo una. Podemos se niega a asumir la propuesta socialista con el argumento de que desvirtúa el corazón de la ley al situar la violencia o la intimidación como un elemento clave para graduar las penas.

La tensión sigue en máximos entre los socios. El PSOE reprocha a los morados sus comentarios "ofensivos" y su "dureza" contra ellos

Las dos posturas tan distantes, y el escaso margen de negociación real, hacen presumir que no será fácil avanzar. De hecho, la expectativa del PSOE es que Podemos ceda —como ocurrió con la ley animal—, y estos subrayan que su línea roja es clara e inamovible: no aceptarán nada que desnaturalice el consentimiento. Por eso en Ferraz recalcan que no se trata de una reunión más con Igualdad, como pide la ministra, sino que hay que dar "entrada" a todos los grupos parlamentario, porque además el debate entre los dos socios, tras tres meses sin alcanzar un consenso, se había convertido en "circular", sin avances. Podemos repite que redactó seis propuestas y todas fueron rechazadas, a lo que el PSOE responde que ninguna abordaba "el core" de lo que quería cambiar: afrontar la rebaja de penas. Montero, desde la sede federal, subrayó que su partido está en la búsqueda de "soluciones", y no en la "lucha por el relato".

Este martes, los dos partidos libran su primer pulso. Lo que está clara a estas alturas es la determinación de Sánchez. Y su decisión de "cuidar la coalición", sí, pero sin descartar en absoluto que la iniciativa salga con los votos del PP. Si la tramitación se adelanta dos semanas, el espacio de diálogo se acortará. Lo advirtió Montero: "El presidente Sánchez no reprocha. Actúa".