No habrá probablemente ruptura de Unidas Podemos en el Congreso por la reforma de la ley del solo sí es sí. Pero el espacio confederal no quedará libre de fricciones internas. Las tesis del partido liderado por Ione Belarra, las que abandera el Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero, son las que se impondrán en el grupo parlamentario. Es lo que de hecho asumen en el entorno de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que en este tiempo ha intentado acercar posturas entre socialistas y morados, intentando mediar en el conflicto, sin secundar públicamente la totalidad de los argumentos de Igualdad pero sin respaldar tampoco los planteamientos de la Moncloa. Precisamente, asegura ella misma, para resguardar la coalición.
El espacio confederal, el que forman Podemos, Izquierda Unida, los comunes, Galicia en Común y Alianza Verde, se ha reunido y ha abordado la reforma de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual. "El espacio está ordenado y camina en idéntica dirección", que es la de "alcanzar un acuerdo" con los socialistas, explican fuentes próximas a Díaz. Pero esa posibilidad de pacto parece estar cada día más alejada, como reflejan tanto las declaraciones públicas como privadas de los dos socios. La vicepresidenta, que mantiene una posición más contemporizadora, busca el acercamiento. Por ahora sin éxito.
El pacto interno evitará la ruptura del grupo en un asunto clave y también facilita la composición de su proyecto electoral a Díaz
Ella, explican los suyos, "sabe ganar y perder, es una demócrata, y se ha quedado en minoría muchas veces", a lo largo de toda su trayectoria política, desde que comenzó en IU hasta ahora en el Gobierno. Y, sobre todo, continúan, sabe "cuándo hay que aflojar", cuándo no conviene tensionar más la cuerda. Pero, como mujer progresista, tiene también muy claro que "nunca" va a dar "una baza a la derecha", a Alberto Núñez Feijóo. Es decir, que "nunca" hará ningún gesto ni tomará ninguna decisión que pueda servir para ayudar a los conservadores. Su mantra es que hay que "seguir sumando siempre", buscando complicidades y no confrontando. Y defiende que tiene como prioridad "cuidar la coalición". Ella misma lo repite una y otra vez.
Desde el entorno de Díaz, en consecuencia, vienen a expresar que la posición más templada de la vicepresidenta no es la mayoritaria. "Aunque la postura sobre la reforma sea compartida, es evidente que la actitud de negociación de Irene y Yolanda no es la misma", constatan fuentes moradas. Pero Podemos tiene, en efecto, más peso dentro del grupo parlamentario, y es Igualdad quien en este tema lleva la batuta. Se ha llegado a una suerte de equilibrio interno, de tal manera que la titular de Trabajo y Montero evitan el choque en el espacio y salvan el riesgo de ruptura dentro de Unidas Podemos.
No es una cuestión menor, porque de quebrarse esa unidad de acción en un asunto tan nuclear, el espacio quedaría muy debilitado de cara a las elecciones generales, donde solo la convergencia de Sumar y la formación de Belarra podría garantizar que la coalición liderada por Pedro Sánchez repita. Si concurren por separado, los socialistas dan por hecho que mantenerse en la Moncloa será prácticamente imposible. Por eso los socialistas, aunque conscientes de las tensiones que existen en el espacio confederal, prefieren no atizar la división. Lo decían el lunes en la cúpula socialista: quieren que a su izquierda "le vaya bien" en las urnas.
Labor de mediación
Díaz está "trabajando por el acuerdo", "en contacto con el presidente", aseguran los suyos. En Podemos señalan que la vicepresidenta ha respaldado en todo este tiempo a la titular de Igualdad y evitan cualquier suspicacia.
La ministra de Trabajo lanzó a la formación morada varios mensajes de consumo interno, no obstante, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, en la que participó por la subida del salario mínimo hasta los 1.080 euros al mes. No había duda de que se refería a Podemos, porque se le preguntó expresamente por las críticas de la líder del partido, Ione Belarra —fue quien el sábado llamó al PSOE "fuerza conservadora"—, y de la dos de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam —que apuntó el domingo que Sánchez se aproxima más a Feijóo que a Irene Montero—, por si creía que esas invectivas es igual a "cuidar la coalición".
Los socialistas quieren "dialogar y negociar", pero "pero con propuestas, no solo con palabras". El objetivo es "parar la sangría"
"Las formas, en política igual que en el Derecho, son claves y, a veces, son más importantes que el fondo. Me van a encontrar siempre con estas formas y siempre cuidando la coalición", sostuvo. Díaz subrayó que su posición es la misma que la del espacio al que representa, y es "clara", "alcanzar un acuerdo". "Sé que sin ruido se trabaja muchísimo mejor. Lo dice una ministra que ha tenido en sus manos 14 acuerdos complejísimos. Sigo pidiendo discreción, porque sé muy bien que cuando se quiere llegar a un acuerdo conviene tener discreción, calma y seguridad". "Acuerdo, acuerdo, acuerdo, y discreción, discreción, discreción —recetó—. Ahí me van a encontrar siempre". La ministra también recomendó que se deje "trabajar a los grupos parlamentarios", que son los que tienen "oficio y experiencia".
Desde su entorno más próximo, insistían en que la vicepresidente se refería no solo a Podemos, sino también al PSOE. A los dos socios de la coalición. Era un llamamiento a ambos, precisaban, para que tengan un comportamiento responsable y lleguen a un consenso interno. Llegar a él no será fácil.
Por lo pronto, el debate se alargará en el tiempo. El PSOE pretendía que la reforma del sí es sí pasase su primer trámite en el Congreso, el pleno de toma de consideración, el próximo martes, 21 de febrero. Pero Unidas Podemos, ERC y Bildu lo frenaron: para que se pudiera cambiar el orden del día de la sesión de la semana próxima, hacía falta unanimidad de los grupos. No la hubo, así que no había más opciones. El primer debate de la proposición de ley socialista será el 7 de marzo, víspera del Día de la Mujer. Los socialistas podían haber forzado un pleno extraordinario el 23 de febrero, fijado por la presidenta de la Cámara baja, Meritxell Batet, pero esa decisión habría tensado más las costuras de la coalición. Quieren dar una oportunidad al diálogo para llegar al consenso, pero dudan de que realmente Podemos quiera un acuerdo.
Echenique advierte de que Montero "no se va a desentender" en la negociación de la reforma, "como tampoco lo hará" el PSOE
El portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, insistía este martes en rueda de prensa en que su grupo quiere "dialogar y negociar" con los morados y el resto de grupos que apoyan la ley, "pero con propuestas, no solo con palabras", informa EFE. El objetivo, dijo, es "parar la sangría" de las rebajas de condenas a agresores sexuales —solo se podrá hacer a futuro— y la "alarma" social generada. "Seguimos creyendo que hay que corregir cuanto antes los efectos no deseados de esta ley. Serán otros quienes tengan que dar explicaciones de por qué no lo quieren así", dijo sobre la negativa de Podemos a adelantar el pleno. Y agregó: "Queremos que la gente quiera la ley. Ahora, con los efectos no deseados en una amplia capa social, está generando rechazo, lo sentimos porque es una muy buena ley".
"Sería un escenario trágico que se votase con el PP y quizá también con Vox", indicó por su parte el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, para justificar el rechazo de los suyos a adelantar el pleno de toma en consideración a la semana próxima. El dirigente morado también remarcó que la ministra Irene Montero "no se va a desentender" en la negociación del sí es sí, "como es evidente que la parte socialista del Gobierno tampoco" lo hará. El Gobierno sigue enredado en su laberinto.
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