Continúan las reacciones a la moción de censura que el lunes registrará Vox en el Congreso de los Diputados, la cuál ha marcado la recta final de la semana parlamentaria. Una moción que nace sin opciones de triunfar por la incapacidad de conformar una mayoría alternativa a la que sostiene al presidente del Gobierno. La encabezará, finalmente, el economista y exdiputado del PCE y la CDS Ramón Tamames (Madrid, 1933), la figura "independiente" y de "consenso" propuesta por Santiago Abascal y los suyos para intentar revertir esa ausencia de apoyo y sumar a fuerzas plurales de la oposición para desplazar a Pedro Sánchez de sus funciones y convocar elecciones generales inmediatamente después. Y es que se considera que Tamames, una "figura de respeto y transversalidad ideológica" lo cambia todo. "La idea con la que nace la moción es la de aglutinar todas las convocatorias electorales el 28 de mayo", aseguran fuentes cercanas a Vox.
No obstante, el PP considera que el movimiento gestado desde la sede nacional de Bambú y con Tamames a la cabeza, es "equivocado". Principalmente, porque, como ya han advertido con anterioridad, lo único que hará "será fortalecer a Sánchez y al PSOE". "Va a ser un circo con palomitas", predicen. Esta visión se comparten, incluso, entre los círculos socialistas nacionales. En línea con esa preocupación, fuentes populares parlamentarias, hacen una apreciación: que Moncloa "invite" a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, a prolongar el trámite lo máximo posible.
"No descartemos que haya una invitación a la presidenta para extender el proceso a abril o mayo", consideran desde el segundo grupo mayoritario del Parlamento. Pese a que definen a Batet como una persona "íntegra", están convencidos de que "la última palabra la tendrán Óscar López y Antonio Hernando", añaden, refiriéndose al director y al subdirector de Gabinete del jefe del Ejecutivo. Y es que, según el reglamento de la cámara baja [en sus artículos 176 y 177], la presidenta de las Cortes tiene la potestad de fechar los dos plenos de debate de la moción cuando considere oportuno.
El PP considera que, pese a la integridad de Batet como presidenta del Congreso, la última palabra para la moción la tendrá el Gabinete de Sánchez
Esta será la sexta moción de censura de la democracia, pero hay un precedente con Batet en el cargo: la primera moción de Vox con Santiago Abascal como candidato en 2020. El grupo parlamentario la registró en la cámara el 29 de septiembre y se debatió los días 21 y 22 de octubre, transitando entre esas fechas un plazo de 22 días. Trasladado ese mismo escenario a la actualidad, la diputada socialista por Barcelona podría fijar el debate para el martes 21 y el miércoles 22 de marzo. Otro de los antecedentes más recientes es la moción de Unidas Podemos a Mariano Rajoy con Pablo Iglesias como propuesta de gobierno, presentada ante la Mesa del Congreso el 15 de mayo de 2017 y celebrada justo un mes después.
La excepción que contrasta con ambas convocatorias, sin embargo, es que en ninguna de ellas, había un proceso electoral próximo. A la tesis, los populares añaden un aliciente más: el paquete de medidas sociales que Moncloa se reserva de cara a la contienda a mayo, tal y como ha publicado EL INDEPENDIENTE. Consideran que, tras una batería previa de grandes anuncios, desplazar la moción a mediados de abril o, incluso mayo, justo antes de la campaña electoral, podría marcar la diferencia en los comicios.
Los de Gamarra rechazan el órdago de Vox
La posición que tendrá el PP en el Congreso una vez se establezca la cita del debate -los grupos intervendrán en la segunda jornada después de escuchar- será de "pasividad". "Es un trámite absurdo y no tenemos intención de aprovecharlo", destacan en las filas populares, que, en cambio, sí recalcan que lo más acorde a esa indiferencia es la abstención que el propio Alberto Núñez Feijóo trasladó a Tamames durante una comida en su casa. Un posición ya anunciada por el gallego. Ahora bien, no se resignarán a que el papel de oposición lo ejerza Vox en su intervención previa a Tamames. No recurrirán a la competencia entre el bloque de centroderecha [en definitiva, saben que es el objetivo esencial de la moción para marcar diferencias y captar voto de Génova], pero insistirán en el perfil hasta ahora desarrollado y que el mejor mecanismo de censura a Sánchez serán las urnas en diciembre con el preludio local y regional.
El PP explica que, a diferencia de las mociones anteriormente mencionadas, más la de Abascal hace tres años por contar con el mismo equilibrio de fuerzas, en esta ocasión se le está dando al asunto "una magnitud exagerada". Entienden que lo único que se conseguirá con ella es "denigrar las instituciones" y provocar que se pierda una semana de legislación sobre otros asuntos importantes". Es más, se limitan a ver, en positivo, que el único aporte que tendrá la primera sesión del pleno es que podrán escuchar a "un intelectual" reputado intervenir.
El punto a favor con el que cuentan los populares es que Tamames, durante su intervención, de muestras de "contradicción" con el ideario de Vox, lo que descoloque, en parte y de cara a la opinión pública, a los de Abascal. Como ha publicado EL INDEPENDIENTE, el líder de Vox descartó un primer borrador en los días posteriores a anunciar que había entablado conversaciones con el profesor de Economía y que ambos coincidían en su diagnóstico de la situación política, económica y social de España. Una primera reunión de la que ha dado cuenta el enlace entre Abascal y Tamames, el escritor Fernando Sánchez Dragó. Que se autodefine como "punto de ignición y correa de transmisión en esa iniciativa". Tamames apostó al principio por un discurso definido como "plano" e "intelectual", que, por la influencia de Abascal, irá encaminado a una crítica a la rotura de los consensos generados en la Transición -sobre todo en un señalamiento al PCE y a sus marcas IU y Unidas Podemos-, a la defensa de la Constitución, y el rechazo del separatismo y de la polarización. Es en este último bloque donde Tamames puede desentonar con Vox, que hará alusión a cuestiones ideológicas y morales como el aborto y la recién aprobada Ley Trans. Uno de los vetos de Tamames durante la negociación ha sido abordar cuestiones relacionadas con la libertad de la mujer, con el modelo autonómico o la inmigración, ya que dista de la visión de Vox.
Pese a los riesgos por su carácter de "independiente", Abascal consigue con Tamames abrirse a públicos que hasta ahora se les resiste, todos aquellos que experimentaron la Transición y conocen a Tamames. Es decir, los mayores de 55 años. Según el último barómetro del CIS de febrero, que ofrece datos más recientes más allá de la estimación de voto, el público primordial de Vox son los jóvenes de 18 a 24 años, el cuál busca afianzar, y la horquilla de 35 a 44 años. Solo influye un 4,4% en el sufragio de los mayores de 65 años, y un 2,9% en los que sobrepasan los 75 años.
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