Un "esperpento", un "despropósito", un "bochorno". La izquierda del Congreso, pero no solo, arroja calificativos durísimos contra la segunda moción de censura de Vox con el economista y exdirigente del PCE Ramón Tamames. Todos tienen claro que no tiene sentido una iniciativa no solo abocada al fracaso, porque no cuenta con los votos, sino que expone a un político de largo historial y de 89 años a la "utilización" de una formación de ultraderecha. Pero difieren en la estrategia a seguir para combatirlo. Unos, como ERC, PDeCAT o incluso una formación muy pocas veces socia del Ejecutivo, Coalición Canaria, entienden que lo ideal sería una respuesta casi mínima, testimonial. Otros discrepan, caso del propio PSOE o Más País-Compromís —pero no solo—, que sostienen que hay que "tomarse en serio" la moción, aunque forme parte del guion trazado por Vox, de "bronca" y "tierra quemada", y dar una réplica profunda, extensa, sin minimizarla. Unidas Podemos y otras formaciones no tienen claro aún qué es mejor. En cualquier caso, no nada hay decidido por ahora, ninguna estrategia común porque los grupos están pensándose cuál es el camino óptimo. Pero se atisba difícil el consenso. Y menos aún cuando se desconoce cuándo la debatirá el pleno del Congreso a partir de su registro, el próximo 27 de febrero.
Los socialistas han defendido desde el principio que iban a tratar con "respeto" a Tamames, que concederán "máxima" relevancia a un instrumento constitucional legítimo en coherencia, además, con la historia, porque fue una moción la que condujo a Pedro Sánchez a la Moncloa el 1 de junio de 2018. Su estrategia pasa por cargar contra Vox por utilizar al profesor y economista, y por arrinconar al PP de Alberto Núñez Feijóo con la ultraderecha.
Vamos a conocer de verdad los planes secretos de la derecha en este país", si quiere relevar un Gobierno de la "buena gente" por otro de la "gente de bien", asegura Patxi López
El debate llega con la coalición en horas bajas, en apuros, según las encuestas, y agrietada por la disputa más grave en estos más de tres años de andadura, la reforma de la ley del solo sí es sí. De ahí que sea clave el momento que señale la presidenta de la Cámara baja, la socialista Meritxell Batet —en obvia sintonía y connivencia con la Moncloa—, para la discusión de la moción. A fin de cuentas, las elecciones autonómicas y municipales ya están a la vuelta de la esquina, a escasos tres meses. Y la sesión se convertirá, con seguridad, en un teatro de campaña.
Para el socio mayoritario del Gobierno, la moción, ya lo dijo el titular de la Presidencia, Félix Bolaños, es una oportunidad para contrastar modelos. El del Ejecutivo, que es el de profundización y ampliación de derechos y libertades y de avance económico y social, subrayó, frente al de los "recortes" y "retrocesos" en el Estado del bienestar que representan la derecha y la ultraderecha. El debate, defendió este jueves el portavoz parlamentario socialista, Patxi López, el debate servirá para "conocer de verdad los planes secretos que tiene la derecha en este país". "Veremos cuál es la alternativa que proponen [...], más allá de querer cargarse a Pedro Sánchez", dijo, para preguntarse si quieren reemplazar al Ejecutivo de la "gente buena" por otro "de la gente de bien, de esos privilegiados de los que habla Feijóo".
Fuentes gubernamentales indicaban que no importa tanto cuándo se celebrará la moción, aunque en cualquier caso no está decidido. Y aunque será útil para confrontar modelos, también tiene un riesgo, una "cruz", el potencial desapego que genere, el descrédito de la política al ver a un economista casi nonagenario, apartado de la actividad política y con (olvidadas) raíces comunistas como candidato de una moción promovida por la ultraderecha.
Vox "habría ilegalizado" el PCE
Por todas esas razones, el PSOE no se plantea descafeinar la moción de Vox, tal y como confirmaban desde la cúpula del partido. "Ya hemos dicho que respetamos el instrumento de la moción como herramienta constitucional que es, y también al candidato que se presentará", argumentaban desde Ferraz. Lo dijo gráficamente la número dos del partido y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en los pasillos de la Cámara baja: hay que "tomarse en serio" la moción aunque forme parte de la estrategia de "bronca" y "tierra quemada" del partido de Santiago Abascal.
Los morados apuntan que hablarán con el resto de grupos para ver qué hacer. ERC indica que hay distintas fórmulas y Bildu, que se intenta pactar una posición conjunta
Para Jaume Asens, presidente del grupo de Unidas Podemos, la iniciativa es un "esperpento" que "en realidad" va dirigida contra el PP. Vox, concluyó, es "inútil", y resulta "sorprendente" que se preste a encabezarla un hombre, Tamames, que procede del PCE, al partido al que "Vox habría ilegalizado si hubiera podido". ¿Y qué harán los morados en el debate? No hay decisión: "Se hablará con el resto de grupos y se verá, pero es que la moción ni está registrada [ocurrirá el lunes], y dependerá de la fecha", apuntan desde el grupo confederal. Desde el entorno de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, misma respuesta: "Debemos pensarlo". La titular de Trabajo manifestó públicamente su "respeto a las personas que cambian de militancia política", al pasar Tamames del PCE a Vox.
ERC, sin embargo, no está de acuerdo con el camino marcado por el PSOE, aunque comparta que la iniciativa es un "despropósito", atribuible al hecho de que "la extrema derecha no quiere construir ni siquiera gobernar", sino "solo hacer ruido", en palabras del portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián. Y "si viene [Tamames], escucharemos su proyecto de país. Y seguramente le contestaremos", añadió, sin precisar cómo.
Los republicanos, sin embargo, ya están sondeando a los demás grupos para intentar pactar una respuesta conjunta mínima. "Hay distintas fórmulas sobre la mesa, pero no sabemos qué pasará. Lo estamos estudiando", confirman fuentes del grupo independentista a este diario. Bildu, habitualmente alineada con ERC, también defiende una postura similar: "Estamos en la dinámica de intentar acordar entre todos una posición conjunta. No estamos en condición de adelantar nada sin hablarlo antes con el resto de grupos. Es demasiado temprano aún. Todos los escenarios están encima de la mesa. De momento solo hay voluntad".
El PNV ya advierte de que decidirá el abordaje del debate "por sí mismo", sin coordinarse con ningún otro grupo. Fuentes del grupo en Madrid recordaban este jueves que en la primera moción de Vox, con Abascal como candidato, en octubre de 2022, el portavoz nacionalista, Aitor Esteban, habló menos de dos minutos y desde su escaño, no en la tribuna, "mientras el resto de grupos agotaron tiempos, réplica incluida".
Esteban, en aquel momento, señaló que su formación no contribuiría al "uso espurio" de un instrumento parlamentario por parte de un partido que presentaba un candidato "por eliminación" que no aspiraba ni a la investidura, ni presentaba un programa, solo una "mezcolanza de ideas simplonas y contradictorias para la siembra de cizaña y odio", que buscaba "muchos" minutos de televisión y que encima declara que "el régimen de Franco fue mejor que el Gobierno actual". El PNV, pues, no quería dar protagonismo a una "patochada". Tampoco lo hará ahora.
"No denigrar más la institución"
El portavoz del PDeCAT, Ferran Bel, conversó con Rufián y comparte con ERC que habría que coordinar una respuesta para "rebajar el esperpento". Pero desde el entorno del diputado posconvergente indicaban que "hagan lo que hagan los otros grupos", Bel hará una "intervención muy escueta", en la que expresará su respeto intelectual y académico a Tamames, con el que aprendió economía, pero poco más, para "no denigrar más la institución". "No nos moveremos de ahí... Si otros grupos quieren hacer otra cosa, cada uno sabrá. Y cada uno sabrá cómo quiere hacer la campaña. Si la quieren hacer respondiendo a Tamames... ellos verán", relataban en el PDeCAT.
Desde el partido de Errejón señalan que hay que "usar las herramientas del reglamento, plantar cara a Vox porque esto es una tomadura de pelo y pinchar una moción que nace fallida"
Más País y Compromís, en cambio, se distancian de la postura de ERC. Creen que la moción encabezada por el ex del PCE es un "verdadero despropósito", "incontrolable incluso para el propio Vox", y que ante un "PP acorralado", estiman que hay que posicionarse. Es decir, "usar las herramientas que marca el reglamento, plantarles cara porque esto es una tomadura de pelo, y pinchar una moción que ya nace fallida", indican desde el partido que lidera Íñigo Errejón. "Si nadie interviniera, estaríamos de acuerdo en hacer boicot desde toda la izquierda, pero en el momento en que interviene el PSOE, entendemos que debemos participar todos ya —abundan desde la coalición valencianista—. Vemos bien el cordón sanitario, pero si todos los grupos quieren marcar posición, nosotros también". No obstante, la decisión no está en ningún caso tomada. También valora qué hacer el BNG: "Lo estamos analizando", aseguran desde el entorno del diputado Néstor Rego.
Fuentes parlamentarias reconocen, no obstante, que para la mayoría de las fuerzas opera la cercanía de la campaña del 28-M, el hecho de que la moción de Vox permite a cada uno fijar posición ante su electorado en un debate del máximo rango en el Parlamento. De ahí que sea clave la fecha que finalmente se elija para la sesión, que podría llegar antes de Semana Santa. O sea, antes de la primera semana de abril.
También opera la cercanía de la campaña del 28-M, el hecho de que la moción permite a cada uno fijar posición ante su electorado en un debate del máximo rango en el Congreso
Ana Oramas, portavoz de Coalición Canaria y en muchas votaciones contraria al Gobierno (aunque sí apoyó los últimos Presupuestos), fue de las primeras que defendió este jueves que había que hacer vacío a la moción: "Es ridícula, y sobre todo con una persona del prestigio de Tamames, a quien yo estudié en Económicas. Alguien le tenía que haber dicho que no pase a la historia por ese bochorno. Es lamentable que una persona de 89 años que tenía su historial se preste a la utilización de una fuerza como Vox. Yo era partidaria, y se lo he dicho a varios portavoces, de no estar dos días [los que habitualmente dura el debate de una moción] difundiendo las ideas de un partido como Vox ni haciendo el ridículo, sino no intervenir nadie, levantarnos del escaño, decir que no la vamos a apoyar y que esto se acabe en una hora. Ojalá no se piense en claves políticas e hiciéramos eso".
No parece, por ahora, que las tesis de Oramas —la "primera que dio la idea", subrayan fuentes muy próximas— sean las que asuman el resto de grupos, pero ahí quedan. Y, en todo caso, son la constatación de un debate presente en la Cámara antes incluso de que la moción de censura se registre formalmente.
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