El general de la Guardia Civil Francisco Espinosa Navas tenía "una mente prodigiosa", según quienes coincidieron con él en la comandancia de Las Palmas de Gran Canaria hace más de 10 años. Hoy, el cuerpo donde sirvió durante décadas le considera el cabecilla de la rama empresarial de una presunta trama de corrupción.
Espinosa es una pieza clave en el caso Mediador, como se ha conocido a la supuesta red de cobro de sobornos y extorsiones de empresarios en las islas. Los implicados, que han quedado todos en libertad provisional, le llamaban “papá”. El uniformado es el único que queda en prisión.
En la trama había políticos y empresarios, además del general, ya retirado en la época de los hechos. Los investigadores creen que los cargos públicos se llevaban dinero y regalos a cambio de solucionar expedientes sancionadores contra empresas ganaderas. A Espinosa recurren cuando empezaron a ver que las gestiones no daban fruto y querían que "sus contactos solucionaran los expedientes en trámite".
La pieza clave para que el castillo de naipes cayese ha sido Marcos Antonio Navarro Tacoronte, quien ha hecho de conseguidor en las islas durante diez años. Tacoronte ha reconocido que daba al general un sobre con dinero cada vez que se veían: entre 1.500 y 3.000 euros, siempre pagado por los empresarios que buscaban favores.
En la investigación seguida en el Juzgado de Instrucción 4 de Santa Cruz de Tenerife se investigan los presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias y malversación de caudales públicos.
Amante
Pero no sólo quería dinero para él. Según el sumario al que ha tenido acceso El Independiente, el general tenía una amante. Entre sus inquietudes estaba la de buscarle un trabajo a sueldo de algún empresario de la trama "por 3.000 euros" mensuales, además de otros 3.000 para viajar a Fuerteventura. En una conversación grabada en un restaurante, los investigadores recogen del confesor Tacoronte en referencia al general: "Quiere todo pagado para echar un polvo".
Entre varios empresarios se encargaron de pagar los viajes a las islas y de alojarle en hoteles. Se referían a él como "mi general". También le enviaban paquetes por "su cumpleaños". Espinosa usaba su condición de general, así como la de director del proyecto GAR-SI Sahel de la Guardia Civil y su cargo de jefe en la Comandancia de Las Palmas "a fin de transmitirle a los empresarios altas posibilidades de gestión y éxito en sus proyectos a cambio de las correspondientes comisiones", cita un informe policial en el sumario.
El interés de otros cabecillas de la presunta trama pasaban por los contactos del general con el SEPRONA para presionar a los ganaderos. Aunque los investigadores no han llegado a constatar que se produjesen, si dejan claro que servía para amedrentarlos.
Los investigadores creen "sin género de dudas" que todos los implicados conformaban "una organización criminal asentada en las Islas Canarias". En la cabeza estaría presuntamente Juan Bernardo Fuentes Curbelo, diputado socialista hasta su detención. Justo debajo estaría su sobrino, Taishet Fuentes Gutiérrez y Antonio Navarro Tacoronte, el intermediario. En la otra vertiente de la trama estaría el general Espinosa. Los cuatro contarían con testaferros para cobrar los pagos de los empresarios, según un informe policial.
Los problemas para la trama empiezan cuando los empresarios no consiguen sus objetivos al pagar y tampoco saben cómo presentar facturas en las que se justifiquen dichos pagos. Varios de ellos llamaron al diputado socialista con amenazas de denunciar a la organización si no les devolvían el dinero. A raíz de ello, Curbelo rompió relaciones con Navarro Tacoronte, dando comienzo al principio del final.
'Caso Unión'
No es la primera vez que el mando de la Guardia Civil se ve involucrado en un caso de corrupción. Durante su paso por las Canarias estalló el caso Unión, una operación llevada a cabo por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en el que se investigaron delitos de cohecho, malversación, prevaricación y tráfico de influencias. A Espinosa Navas le pilló de lleno.
El general ya retirado estuvo imputado en la causa por revelación de secretos. Presuntamente habría avisado a la entonces alcaldesa de Arrecife de que iba a ser detenida antes de que los agentes la arrestasen. Este chivatazo se lo habría trasladado Ángel Ramón, el primo de la regidora. La acusación contra el uniformado se retiró porque el familiar de la política declaró que Espinosa no le había dicho nada. La causa contra la alcaldesa es la única que queda pendiente.
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