Empieza el descuento de plazos hasta que la presidenta del Congreso de los Diputados fije sobre el calendario la primera sesión del debate de moción de censura. Este lunes, Vox ha iniciado el trámite registrando su propuesta de moción ante las autoridades competentes de la cámara para expulsar a Pedro Sánchez de la jefatura del Gobierno. Y este martes intentará que el conjunto de la Mesa del Congreso -se requiere la mayoría- autorice la calificación de la moción en mano, dado que el pasado sábado a las 14:00 horas se cerró el orden del día. Aunque es difícil que Vox consiga luz verde por unanimidad, por lo que el grupo probablemente tendrá que esperar a la reunión del martes que viene. Ocurrió algo similar el 14 de febrero, cuando Unidas Podemos, ERC y EH Bildu frustraron la intención del PSOE de calificar la proposición de ley de reforma del 'solo sí es sí' para su toma en consideración exprés, que se hará el 7 de marzo.
Con todo, y hoy o el próximo martes, una vez resuelto el trámite, empezará a correr el reloj. Primero, para que en los dos días posteriores cualquier grupo o asociación de más de 35 miembros -el diez porciento de la representación- del hemiciclo presente una moción alternativa si así se desea. Segundo, para que una vez transcurridos cinco días, Meritxell Batet pueda oficializar un pleno.
En la primera jornada de las dos que componen un debate de moción de censura, Abascal abrirá la sesión defendiendo las razones que llevan a Vox a requerir y hacer, uso por segunda vez en la legislatura, de este instrumento parlamentario, y no tendrá límite de tiempo para ello. Así lo ha confirmado él mismo tras registrar el documento. Será la gran puesta en escena del partido de cara a las elecciones municipales y autonómicas para marcar perfil propio frente al PP de Alberto Núñez Feijóo, que sigue rechazando el órdago de segundo partido de la oposición. De hecho, el propio líder de los conservadores no acudirá al Congreso ese día. Y el discurso del presidente de Vox, servirá para complementar ideológicamente el preparado por el economista Ramón Tamames, situado a la cabeza de la propuesta de moción como perfil "independiente" y de "consenso".
Precisamente, esos dos componentes esenciales de la propuesta de Abascal y Vox quedan ya obsoletos por no haberse logrado atraer a ningún tercer actor parlamentario al proceso ni a la votación con un 'sí' explícito. Ni siquiera al mismo PP, pese haber sugerido el político vasco a Feijóo que él mismo liderara la moción. Eso permite a Abascal incrementar el protagonismo de la moción y equilibrarlo, en lo posible, con el de Tamames. A él, que copará con todo el protagonismo de la moción, se le ha influido a hacer un discurso incisivo de oposición. Aunque será más abierto y centrado en cargar a cuenta de la unidad de España, los acuerdos tejidos entre Gobierno y separatismo, por el desprestigio institucional y por la ruptura de los consensos de la Transición. En la previa, Abascal tendrá la posibilidad de capitalizar en parte el foco para incluir la agenda concreta de Vox. Más cuando internamente saben que el PP, ante la petición de "reflexión" no se va a mover y solo su grupo votará a favor. Ni si quiera los díscolos navarros de la UPN, Carlos García Adanero y Sergio Sayas, por integrar ahora la lista de Javier García en la comunidad foral, darán ese paso.
La certeza de que ningún grupo respaldará al candidato Tamames permite a Vox emplear líneas ideológicas más profundas de su agenda, como la inmigración y el euroescepticismo
Abascal opina que "no hay preocupación" dentro de su partido por que Tamames "haga argumentos ajenos a Vox". "Nos conformamos con una coincidencia de mínimos", ha insistido el parlamentario frente a los micrófonos de la sala de prensa de las Cortes. Porque él mismo se encargará de asentar la base más ideológica de la moción. Lo adelanta la inclusión de reproches este lunes al Ejecutivo por "ceder" la soberanía energética a terceros países o poner sobre la mesa la "inmigración ilegal". Precisamente, ese término se repite hasta 22 veces en el texto presentado para la moción sin adjetivos. Con el añadido de 'ilegal' aparece en siete de ellas. Y tres de ellas incluyen 'masiva'.
Analizadas las 44 páginas de la propuesta presentada en el registro, se observan unos ejes que justifican la moción y en los que podrían incluirse tanto PP como Ciudadanos, así como los diputados no adscritos Adanero, Sayas y Pablo Cambronero; o partidos conservadores como Foro o Coalición Canaria. Es el caso del cuestionamiento del gasto superfluo, las cifras de inflación o el mantenimiento de 22 ministerios. También el afeamiento al rechazo de los socios del Gobierno a la OTAN, al envío de armamento a Ucrania o, sobre todo, de la 'sumisión' a Rabat tras saltar el escándalo Pegasus. El círculo se estrecha más en torno a populares y naranja con el grueso de alusiones. Se pone en cuestión la credibilidad de Sánchez y se apela a la "ilegitimidad" de la actual mayoría de legislatura ya que el actual jefe del Gobierno dijo con anterioridad a su designación que no pactaría con Unidas Podemos y menos con el independentismo. Aunque Génova y Ventas habla más de ilegitimidad de acuerdos que del propio Consejo de Ministros.
PP y Ciudadanos podría coincidir en las críticas a las cesiones a EH Bildu, como la transferencia de las competencias de Tráfico a Navarra. Igualmente con el "asalto institucional" al Instituto Nacional de Estadística (INE), al CIS, al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y al Tribunal Constitucional (TC). La condena a los indultos al independentismo, la "ruptura de la concordia nacional" con leyes como la de Memoria Democrática, los "ataques a la Jefatura del Estado" y la negativa a tolerar la supresión de la sedición vía "proposiciones de ley sin informes previos de impacto" también podría atraer a Feijóo o los de Inés Arrimadas en la cámara de no existir líneas rojas. La principal, dar un balón de oxígeno a Vox, en el caso del PP. La secundaria, en el caso de los liberales: dar protagonismo al populismo y no a una moción liderada por el gallego, que era la propuesta que Arrimadas en octubre puso sobre la mesa y para la que contactó con Abascal. Exclusivamente para presionar al PP a dar el paso.
Se prevé que el cuestionamiento a organizaciones supranacionales como la Unión Europea también alejan la moción de Vox de PP o Ciudadanos, profundamente europeístas
Pero hay otros ejes que Tamames acordó vetar en su intervención y que Vox sí ha incluido en el documento a excepción de uno: la concepción centralista del Estado. Son la propia inmigración, que el economista ve necesaria teniendo en cuenta el declive de la natalidad, y lo que atañe al feminismo -aparece con el adjetivo 'radical'-, al aborto o a la autodeterminación de género, que, no obstante, solo se incluye en tres ocasiones; siendo el rechazo a las migraciones el componente vetado por Tamames que más protagonismo ha recogido la moción entre sus páginas. Ello alejaría a Vox del resto de grupos. De igual forma, lo hace el cuestionamiento de las instituciones europeas, de Bruselas, de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible o del impacto del cambio climático que se hace en la moción. El PP o Ciudadanos sí que defienden el autoconsumo energético y capacidad de tener un respaldo productivo frente a hechos puntuales como el que ahora tiene en vilo a Europa por la guerra en Ucrania. Es el caso de la defensa, por ejemplo, de la energía nuclear, pero no los términos radicales que lo hacen Abascal.
Lejos de ser un texto aséptico que invite a sumar, la propuesta escrita de moción exalta la actividad de Vox en el parlamento, en los tribunales, con 42 recursos al Constitucional y de recuerdo de la moción anterior de 2020. Y a ello parece conducir la próxima cita con Tamames al frente. Será él quien capitalice la atención de la moción, pero Abascal no dudará en sacar pecho para incidir en la estrategia electoral que empieza a definir la maquinaria de Bambú. Las dos grandes ideas que se están intentando trasladar son que el PP está más cerca del centroizquierda, algo que se ha cimentado con cuestiones morales como el aborto y el punto de consideración intermedia que hace Feijóo; y que Vox, frente a la espera de que se convoquen urnas del PP, es el única alternativa real a Sánchez. De ahí el recado de Abascal a Feijóo: "O Tamames, o Sánchez".
Abascal no podrá contestar a los grupos
El problema principal que contempla Vox, es que su presidente no podrá responder en la segunda jornada a los grupos intervinientes. Sea cuáles sean e independientemente de si triunfa la alianza que intentan tejer las formaciones nacionalistas para reducir al mínimo la réplica. El propio Abascal ha puesto en duda que tenga esa capacidad. Fuentes parlamentarias de Vox han anunciado que lo consultarán y darán cuenta de ello ante los medios. Con todo, según apuntan fuentes de la cámara baja, Abascal solo tendrá capacidad, como máximo, de responder a Sánchez si este desea intervenir en la primera sesión. Debe ser Tamames quien protagonice ese papel en el segundo día de manera previa a la votación. Se desconoce qué líneas concretas tomará Abascal para su intervención, pero, como él mismo reconoce, es "previsible".
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