Son los meteorólogos de Marte. Hace dos años que emiten su particular parte diario del tiempo que hace en el ‘planeta rojo’. Lo hacen a 54,6 millones de distancia y como miembros del equipo multidisciplinar del proyecto Mars 2020 de la Nasa. Cada mañana analizan la profusa información que les llega sobre su temperatura, humedad y presión atmosférica, entre otras variables. En el laboratorio del equipo científico del Grupo de Ciencias Planetarias e IBeA de la Universidad del País Vasco (UPV) miran con interés y asombro aquel cielo y suelo rojo. Unos lo hacen para conocer su atmósfera, otros para desentrañar su subsuelo. La suma de ambos conocimientos está permitiendo avanzar en el descubrimiento de una atmosfera de un planeta en el que los más optimistas sitúan las mayores opciones de vida extraterrestre.
Hace unos días recibieron la noticia de la Unión Astronómica Internacional de que su propuesta para bautizar dos exoplanetas había sido la más votada. La UAI había convocado su tradicional concurso para recabar propuestas que permitieran nombrar estrellas y planetas sin denominación. En el laboratorio de la UPV se les ocurrió plantear ‘Gar’ (llama en euskera) como nombre apropiado para aquella estrella, la Gliese 486, y ‘Su’, fuego, para el planeta que la orbita, el Gliese 486 b.
La satisfacción se ha sumado a la que sienten desde que ambos equipos fueron integrados en el proyecto ‘Mars 2020’ de la NASA que permitió el envío del rover ‘Perseverance’ a Marte. El laboratorio móvil y de primera generación amartizó el 18 de febrero de 2021 y desde entonces no ha dejado de enviar información. El equipo de investigadores que está desentrañando la atmósfera roja lo integran jóvenes investigadores con veteranos catedráticos, ambos con la misma pasión. Un vídeo emitido en euskera y castellano por la UPV detalla algunos de los avances alcanzados en estos dos años terrestres, -uno marciano-, del proyecto.
Se ha logrado medir la velocidad del sonido en Marte, se ha confirmado que la temperatura media ronda los -50 grados centígrados, se conoce mucho más del comportamiento de las tormentas y del movimiento del polvo marciano y se han podido documentar la composición de la superficie y con la que ya se han encontrado algunos ‘análogos terrestres’ incluso en puntos del País Vasco como Armintza o Meñakoz.
Evolución de las atmósferas
El rover ‘Perseverance’ se mueve en el entorno del cráter Jezero, el lugar elegido para la misión. Se trata de una superficie de 47 kilómetros cuadrados de superficie en la que se cree que pueden encontrarse restos del lago que un día lo cubrió. Por el momento se ha conseguido identificar algunas sales en las rocas analizadas. “Es el único planeta en el que tenemos posibilidad de que hubiera habido vida en un pasado remoto”, asegura el catedrático Agustín Sánchez Lavega. Toda la información recogida en este tiempo les ha confirmado en la idea de que se enfrentan a un clima especialmente duro, por sus tormentas de polvo y atmosfera tenue que tiene Marte, “eso provoca que la radiación ultravioleta penetre con fuerza y esterilice todo lo que hay en la superficie”, asegura.
Otra de las investigadoras, Teresa del Río, asegura que conocer cómo es y por qué la atmósfera marciana puede ser una información muy valiosa “para ayudar a comprender la evolución que podría tener la atmósfera de la tierra”. El catedrático Sánchez Lavega recuerda el caso de Venus, un planeta que se llegó a creer que podría ser habitable “pero que en un momento determinado tomó un rumbo distinto y se convirtió en un infierno, con 450 grados de temperatura. Necesitamos saber si eso le puede ocurrir a otros planetas”.
La investigación que, en coordinación con otros grupos de la misión, llevan a cabo en la UPV ha permitido caracterizar la atmósfera y hacer predicciones cada vez más precisas y próximas en el tiempo de la meteorología en Marte. “Aún nos queda mucho por avanzar pero se ha mejorado de manera importante en esa precisión. Hemos visto que la variación del tiempo es mucho mayor de lo que creíamos. La atmósfera de Marte tiene ‘mareas’, es decir fluctuaciones bruscas de presión, que provocan cambios en la meteorología marciana de un momento a otro. Cada vez somos capaces de medir esas ‘mareas’ en periodos más cortos de tiempo”.
Las altas prestaciones del ‘Perseverance’ facilita no sólo recabar datos de fenómenos climáticos próximos sino también lejanos, registrados a miles de kilómetros de distancia. Todas estas investigaciones han permitido el reconocimiento de la comunidad científica con la publicación de 18 artículos, en dos casos elevados a la portada de las revistas ‘Science Advances’ y ‘Nature Geoscience’.
Próxima parada: Júpiter
El grupo de trabajo que lidera el catedrático Juan Manuel Madariaga es el encargado de conocer el suelo de Marte, su conformación y composición. Las operaciones de bajada de datos que gracias a la SuperCam del ‘Perseverance’, el más complejo sistema espectroscópico existente en la actualidad, facilita la recogida y análisis de muestras. Este equipo también ha publicado en estos dos años 16 artículos científicos con sus investigaciones. Entre sus descubrimientos destaca el haber confirmado que el cráter Jezero estuvo cubierto de agua hace centenares de millones de años. Se han detectado ígneas de al menos tres eventos volcánicos ocurridos en este punto del planeta y en algunas de ellas se ha conseguido identificar sales en el interior de las rocas.
Todas estas muestras se almacenan dentro del róver que a su vez las depositará en puntos identificados para que cuando la misión de retorno de las muestras que está previsto lanzar en 2028 –y que no llegaría hasta 2030- las recoja y las traiga para su estudio en la tierra.
Mientras se sumergen en el ‘Planeta rojo’, el profesor Sánchez Lavega ya tiene la mirada puesta en Júpiter y sus principales satélites. El 14 de abril la Agencia Espacial Europea tiene previsto el lanzamiento de la misión ‘Juice’, con la que quiere explorar las condiciones astrobiológicas de las lunas Europa, Ganímedes y Calisto del planeta. El grupo de investigadores vascos participa en dos de los instrumentos que se emplearán en la misión, como son la cámara Janus y la cámara espectral Majis, con la que se tomarán imágenes en infrarrojo y se podrá analizar la composición química de esos mundos.
Y después, Venus: “En 2032 irá una misión a Venus y estoy animando a mi grupo a que participe en la misión que la Agencia Espacial Europea tiene prevista”. Para el futuro quedarán Urano y Neptuno, los planetas lejanos, y menos explorados del sistema solar, “la Nasa y la ESA quieren ir”: “Sobre ellos sólo se ha sobrevolado pero no se han orbitado”.
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