No habrá cambios. Ni habrá más vueltas. La lista que confeccionó Reyes Maroto para competir por el Ayuntamiento de Madrid el 28-M se quedará tal y como ella la diseñó. Avalada al cien por cien por Ferraz.
No hay duda ninguna ya. La ministra finalmente ha impuesto su criterio con la ayuda de la dirección federal de Pedro Sánchez. Ha ganado una batalla dura librada en la última semana contra la secretaria general del PSOE de Madrid ciudad y delegada del Gobierno en la región, Mercedes González. Ha logrado que le acompañen los hombres y mujeres que ella quería, guardando, sí, ciertos "equilibrios internos", y no los que le había planteado la jefa del aparato orgánico de la capital, que sufre una segunda desautorización después de que ella misma fuera descabalgada de la carrera por la candidatura de las municipales del 28-M. La decisión de Ferraz es firme e inamovible: "No se va a tocar la lista", confirman fuentes del máximo nivel a este diario.
Hubo un primer acuerdo pero Maroto reculó y Ferraz lo avaló: "Era una lista pensada para el 29-M, para el día después. Pensada en clave orgánica, que es como piensan en Madrid"
La historia del último pulso entre Maroto y González comenzó hace una semana. Ambas almorzaron en la capital y de allí salió un teórico acuerdo —un "borrador", aseguran en el equipo de la titular de Industria— que situaba como dos de la candidatura a Dani Viondi, diputado en el Congreso, exedil en Madrid y, sobre todo, mano derecha de la jefa del partido en la ciudad. Como tres, la concejala Enma López, directora de campaña de la ministra en el viaje hacia el 28-M. No había fichajes y sí muchos cargos orgánicos, y una deficiente representación territorial, según leían algunos dirigentes.
Maroto aceptó en primera instancia la propuesta de la delegada del Gobierno, y de hecho hizo algunas llamadas esa tarde a algunos integrantes de la candidatura. Pero a la mañana siguiente, lunes, todo cambió. Su equipo y cargos del partido le aconsejaron que no transigiera con ese "borrador". Y Ferraz también estaba de acuerdo con esa lectura: "Era una lista pensada para el 29-M, para el día después. Pensada en clave orgánica, que es como piensan en Madrid, hacia lo interno", señalan en la cúpula federal. O sea, y así lo interpretaron rápidamente altos cargos socialistas de la ciudad, que estaba diseñada con vistas a un escenario de severa derrota en los comicios, para el caso en que Maroto tuviera que dimitir y el puesto de portavoz del grupo recayese entonces en el dos, en Viondi, y no en López.
Que trascendiera en redes sociales la candidatura con los 20 primeros puestos irritó profundamente a la cabeza de cartel. Reculó. "Se dio cuenta de que esa no era una lista para ganar, sino más de lo mismo", reconocen en el círculo más próximo de la ministra. "Es que el partido se juega fuera, no dentro. Y donde uno no está, no se siente reconocido. Basta ya de inmovilismo y de mirar hacia dentro", apuntan fuentes muy próximas a Maroto.
"Razones de agenda" o "malestar"
La cabeza de cartel telefoneó a primera hora de la tarde a González para comunicarle que no podía seguir con esa lista. Que no se sentía "cómoda". Que no compartía el "borrador". La secretaria general del PSOE de Madrid ciudad —cuyo entorno más cercano rehúsa hacer valoraciones, pese a ser contactado por este diario— desconvocó la reunión de la ejecutiva municipal que tenía que aprobar la propuesta de candidatura. Adujo "razones de agenda" de Maroto. Pero lo que latía era un profundo "malestar".
La ministra rehízo su lista y situó de dos a Soledad Murillo y de tres Enma López para poner el acento en el sello feminista de su oferta electoral el 28-M
Ferraz, a través del secretario de Organización, Santos Cerdán, trasladó a la candidata que tenía manos libres para confeccionar su propia lista. Era una orden del presidente. Ese respaldo expreso fue clave para desempatar el partido. Maroto eligió entonces como dos, como avanzó el miércoles El Independiente, a Soledad Murillo (Madrid, 1956). Ella fue secretaria de Estado de Igualdad entre 2018 y 2020, con Carmen Calvo al frente del ministerio, socióloga, investigadora y reputada feminista. Secretaria general de Políticas de Igualdad entre 2004 y 2008 —con José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa—, y relatora de Naciones Unidas como miembro del Comité Antidiscriminación de la Mujer (CEDAW) entre 2009 y 2013, Murillo también ha participado de la vida orgánica de su partido como militante. En diciembre pasado, intentó hacerse con la candidatura a la alcaldía de Salamanca, pero perdió las primarias ante el portavoz municipal socialista, José Luis Mateos.
Maroto mantuvo como tres a Enma López (Vigo, 1986), inspectora de Seguros del Estado y Cuerpo Técnico de Hacienda. Componía una cabecera de lista feminista. Tres mujeres de tres generaciones distintas —la número uno nació en Medina del Campo, Valladolid, en 1973— en los tres primeros puestos de la lista. Algo que nunca había pasado en la historia del PSOE en la capital. Una candidatura de sello profundamente feminista para luchar contra el alcalde y gran favorito el 28-M, el popular José Luis Martínez-Almeida.
La ministra mantuvo a su lado a dos mujeres de su confianza, Adriana Moscoso, directora general de Industrias Culturales y Cooperación en Ministerio de Cultura y Deporte, y a Ana Lima, secretaria de Estado de Servicios Sociales entre 2018 y 2020 —puestos seis y ocho— e incorporó al urbanista y geógrafo, también militante socialista del distrito Centro, Antonio Giraldo, como número nueve. La dirección local le había ofrecido sumarse a la plancha, pero en un puesto de relleno (22), que rechazó.
Como cuatro y cinco, situó a los secretarios generales de Latina y Villaverde, Pedro Barrero y Enrique Rico —este además es vicesecretario general de Madrid ciudad, aunque no del círculo de confianza de González— y bajó del dos al siete a Dani Viondi. Al diez aupó a Emilia Martínez, jefa del partido en la agrupación de Retiro y la mujer más votada entre los militantes. Del 11 al 15, se suceden Nacho Benito (concejal y secretario general de Vallecas Villa), María Caso (secretaria de Organización en Barajas, la agrupación de la delegada del Gobierno), Jorge Donaire, Meritxell Tizón y el edil Álvaro Vidal, secretarios generales en Hortaleza, Fuencarral y Usera, respectivamente. El PSOE-M obtuvo solo ocho escaños (y un 13,75% de los sufragios) en las municipales de 2019, con Pepu Hernández de cartel electoral. Fue el peor resultado de su historia. Hoy las encuestas pronostican un crecimiento del partido hasta los 10-11 asientos.
Maroto construyó una candidatura que sentía como suya, "con equilibrios internos, desde luego" —como lo manifiesta la superpoblación de cargos orgánicos—, pero con su impronta y con la que se sentía respaldada. Ella "se tuvo que hacer fuerte" para superar el tirón, señalan fuentes muy próximas.
González adujo que no podía aprobar una lista que no compartía y que podía no ser aprobada por su dirección
González, indican desde Ferraz, protestó. Alegó que Maroto había aceptado la primera propuesta, de la que luego se desdijo. Pero Cerdán no cedió. Le transmitió que no habría cambios en la candidatura. Que no se tocaría. Este viernes, en una reunión a tres, entre el secretario federal de Organización, Mercedes González y Juan Lobato —líder regional del PSOE-M y candidato al Gobierno autonómico—, se acabaron de ver las candidaturas. La jefa de Madrid ciudad explicó que rechazaba que su ejecutiva local visara la lista al Ayuntamiento —como obligan los estatutos—, por si "no se la aprobaban" los suyos. Porque los movimientos de la ministra habían molestado a sus dirigentes más próximos. "Mercedes nos dijo que como no estaba de acuerdo con ese diseño, le costaría tener el visto bueno, pero fue colaboradora en todo momento", indican desde las alturas de Ferraz. El entorno de la delegada ha rechazado aportado su versión en todo momento a este periódico, con el argumento de que no quiere hablar de cuestiones internas.
"Desconcierto" y división interna
Entonces se pactó el camino excepcional de aprobación de la candidatura: no pasará por el comité regional de este domingo. Se elevará directamente a Ferraz, a los órganos federales, que son los encargados de dar el visto bueno final a las candidaturas de los municipios de más de 50.000 habitantes y de las autonómicas. Se evita así "más polémica" y más ruido. La nómina elegida por Maroto será estudiada, pues, primero por la comisión federal de listas y, finalmente, ratificada por el comité federal el 18 de marzo.
Algunos dirigentes culpan a Maroto de no haber hecho consultas previas, y otros miran a González por haber pretendido "tangar a Reyes" y "ganar 10-0"
Aunque los movimientos de la ministra han causado cierto desconcierto interno, también la decisión de González de no llevar a su ejecutiva la aprobación formal de la lista ha generado estupor. Y en Ferraz es palpable el malestar con la delegada del Gobierno: "No está el ambiente para echar pulsos. Mercedes se ha equivocado". En todo este tiempo, explican, Sánchez no ha hecho sino manifestar su apoyo expreso a su todavía ministra. Y así se ha mantenido hasta el final. "La lista no se va a tocar", rubrican desde el aparato.
La ministra tenía la seguridad de que no habría modificaciones. Ni tan siquiera se subiría unos puestos al siete, Dani Viondi. Por eso mismo decidió, en cuanto compuso su candidatura, programar una foto con Soledad Murillo y Enma López, para blindarse. Imagen que llegó este viernes y que difundió en sus redes sociales.
En el PSOE-M, la sensación ahora es de "desconcierto", en palabras de un secretario local, porque "nadie se esperaba este choque" y por la incertidumbre sobre cómo se va a resolver, por lo anómalo de que una ejecutiva local no apruebe su propia lista municipal. Algunos dirigentes culpan a Maroto por haber aceptado de entrada la propuesta de la delegada del Gobierno "sin hacer consultas previas", cuando ella no tiene conocimiento orgánico. Otros culpan a González por falta de flexibilidad, por haber intentado "tangar a Reyes" y pretendido "ganar el partido 10-0". Y califican de "irresponsable" que no promueva la aprobación de la plancha por su dirección. E incluso hay quien mira a la cúpula de Lobato, por haberse "desentendido" de la candidatura al Ayuntamiento de la capital y no haber mediado. En la dirección regional recuerdan que el pacto era ese: cada candidato construía su equipo, sin interferencias y sin intervención de Ferraz.
El conflicto interno no es ajeno a una federación tradicionalmente muy encanallada, ayuna de poder regional desde 1995 y que se despidió del bastón de mando en la capital en 1989, hace la friolera de 34 años. Las expectativas tampoco ahora son boyantes. Todos asumen que la ciudad está más al alcance para la izquierda —con la duda de quién quedará por delante, aunque desde luego parte como favorito Más Madrid, con Rita Maestre de cabeza de cartel— que la región, donde Isabel Díaz Ayuso está más afianzada.
El partido arranca viaje hacia el 28-M con fisuras internas. Maroto pide a su equipo "lealtad, trabajo e ilusión" y confía en poder unir al PSOE
Ahora, la mayor preocupación, como describen en el PSOE-M, es que la federación "salga a competir dividida". "El partido está partido, hay que minimizar heridas, pero esta falta de unión es muy complicada de levantar", observa un cargo de la ciudad. Este dirigente cita un ejemplo gráfico: ha amagado con dimitir el secretario general de Puente de Vallecas, Vicente Montávez, originalmente número seis de la lista y descabalgado de ella en la composición de Maroto. El distrito es uno de los viveros del voto socialista, y arrancar el 28-M con la agrupación descabezada sería una pésima señal, indica.
Fuentes muy próximas a la ministra subrayan que quiere salir "reforzada" de este proceso, que se volcará en "unir" al partido, pese a las críticas que recibe de no llamar al poder orgánico de la ciudad. Para Maroto, tres reglas son capitales y son las que pide a su equipo: "Lealtad, trabajo e ilusión". Y con esas herramientas arranca un intrincado trayecto hacia las urnas. Pero antes, en este mismo mes, deberá abandonar el ministerio para ser, ya sí, solo candidata socialista por Madrid.
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