"Es impresentable", "es irresponsable", está "fuera de la realidad", es "muy hiriente". Las palabras a los periodistas del portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, ya eran suficientemente elocuentes. Apenas hacía falta añadir nada más. El exlehendakari no podía contener la rabia, ni quería hacerlo, después de escuchar la intervención de Podemos en la tribuna del Congreso en el primer debate parlamentario de la reforma de la ley del sí es sí. Su vehemencia concentraba el sentimiento que recorrió este martes la bancada de su partido, de indignación contra sus socios de gobierno, de descarga y de ira contra un discurso durísimo de la diputada morada Lucía Muñoz, que llegó a acusar al partido mayoritario del Ejecutivo de "fascista" y de no ser una formación "feminista". Un discurso que había removido por completo las tripas de los socialistas. "Es indecente", exclamaba un destacado miembro de la cúpula al salir del pleno.
Pero, previsiblemente, la cólera no tendrá "consecuencias" internas en el seno de la coalición. No supondrá ninguna ruptura. Ferraz y la Moncloa siguen defendiendo que la convivencia interna en el Gobierno es, pese a atravesar su mayor crisis de la legislatura, "sostenible". El PSOE no va a "caer en las provocaciones" de los morados, no le da "más valor, ni más importancia". Aunque la herida por los "exabruptos" y "excesos verbales" de Podemos en la tribuna de la Cámara baja no pasarán en balde: "Cada uno se pone en su sitio cuando habla".
La iniciativa recaba 231 votos a favor, los de PSOE, PP, Cs, PNV, PDeCAT, CC, PRC y otros grupos del Mixto. En el 'no', UP, ERC y Bildu. En la abstención, Vox, Junts, Más País y Compromís
Cuando a las 21.17 horas de este 7 de marzo de 2023, víspera del 8-M, los diputados votaron la toma en consideración de la proposición de ley socialista de reforma del sí es sí, en el hemiciclo se masticaba un espesísimo silencio. La iniciativa superaba el primer trámite con los apoyos previstos, sin sorpresas —231 votos a favor (PSOE, PP, Cs, PNV, PDeCAT, Coalición Canaria, PRC, Foro Asturias y los dos ex de UPN), 56 en contra (Unidas Podemos, ERC, EH Bildu, BNG y la CUP) y 58 abstenciones (Vox, Junts, Más País y Compromís)—, pero el desgarro en el Ejecutivo era absoluto. La bancada de la derecha renunció a hacer más sangre y evitó celebrar la división en el Gobierno con aplausos, pero daba igual. La fractura y la tensión, máximas, se sentían en cada centímetro de aire del Congreso. Nunca hasta este martes PSOE y UP habían votado lo opuesto en un texto que procede originalmente del Consejo de Ministros. Nunca la división había sido tan acusada.
Tensión que había desencajado incluso el rostro de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. "Nunca debimos de haber llegado hasta aquí. Esto es lo que tengo que decir", manifestaba con rabia a su llegada al hemiciclo. Pocos minutos después, antes de la votación, se reunía en uno de los pasillos de la Cámara baja con la ministra Irene Montero y con el líder del PCE, Enrique Santiago. Al término de su encuentro, rostros graves. Muy graves. La vicepresidenta apenas podía disimular su irritación, su incomodidad. "No está siendo un día fácil", señalaban en su entorno.
Ella nunca compartió las formas de los morados, aspiraba a un acuerdo imposible entre los socios que desde el principio era obvio que no se iba a producir. Y ahora ella también acusa el martillazo de la división en el Gobierno. "Es un papelón para ella", reconocían en el equipo del presidente, Pedro Sánchez. Díaz, analizan los socialistas, renunció a ejercer su liderazgo, a marcar distancias, a mojarse. Ella, como todo el grupo de Unidas Podemos, votó lo mismo: no a la proposición de ley socialista. No a reformar el sí es sí.
Sánchez planta a Montero en su acto institucional por el 8-M y monta un encuentro con directivas en la Moncloa
La Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual está descosiendo al Ejecutivo. Agrietándolo por varios flancos. Entre el PSOE y Podemos, pero también dentro del grupo morado. La coalición no saltará por los aires, aunque también hay gestos que lo dicen todo: Sánchez no acude este miércoles al acto institucional por el Día de la Mujer organizado por el Ministerio de Igualdad, a diferencia de lo que ocurrió en 2022 —cuando se presentó por sorpresa, y en aquellos días se vivía otro pico de tensión, entonces por el envío de armas a Ucrania— y en 2021 (en 2020 no hubo). El presidente se ha programado un encuentro con mujeres directivas en la Moncloa. La señal de distancia es evidente, pero también la orden trasladada a los suyos es directa: mantener la "templanza". Y "pasar página". Apretar los dientes.
Irene Montero, ausente en la comparecencia previa al 8-M
Este 7 de marzo fue otra jornada delicada para la coalición. En el café previo al Consejo de Ministros se mascaba la "tensión", relataba uno de los integrantes del Gabinete. En la rueda de prensa posterior, ni siquiera compareció la titular de Igualdad, Irene Montero, pese a que habría sido lo natural, ni se leyó la declaración institucional del 8-M aprobada. El detalle del anteproyecto de ley de paridad, anunciado por Sánchez el sábado, fue desmenuzado por la portavoz, Isabel Rodríguez, y sobre todo por la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, jefa de uno de los ministerios coproponentes de la norma. Calviño explicó que el texto había sido coordinado no por Igualdad, sino por Presidencia (Félix Bolaños), y añadió que quienes habían hecho sus aportaciones eran los departamentos "competentes", y no era uno de ellos el de Montero. La incomodidad de la comparecencia se palpaba.
Estamos cansadas de sus peroratas. Dejen la hipérbole y hablemos de soluciones, es lo maduro y lo serio. Hay que ser consecuentes"
ANDREA FERNÁNDEZ, SECRETARIA DE IGUALDAD DEL PSOE
Poco más tarde, pasadas las 16 horas, el pleno del Congreso acogía el choque sin remedio de los socios a cuenta del sí es sí. "Estamos cansadas de sus peroratas", señaló la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, dirigiéndose expresamente a Unidas Podemos. Sentadas en sus escaños, las ministras Irene Montero y Ione Belarra, líder además de la formación morada. Ningún ministro más del espacio estaba a su lado. Ni siquiera Díaz, que llegó mucho más tarde al hemiciclo, tras el debate. El presidente no se acercó a la Cámara durante toda la sesión. "Dejen la hipérbole y hablemos de soluciones, es lo maduro y lo serio. Cuando se trata de cuestiones de tanta relevancia no importa el con quién, si no para quién", aseguró la diputada socialista.
Ella insistió en todo momento en que "defender" la ley exige corregirla, porque "no está funcionando adecuadamente", ya que son más de 700 las rebajas de condenas acordadas por los tribunales y más de 70 las excarcelaciones. "Hay que ser consecuentes, hay que ser responsables", los "errores" han creado "rechazo social" y "dolor a las víctimas". "Aquí no valen eslóganes. El PSOE lleva más de 40 años diseñando la arquitectura política y legal de la igualdad en este país", las normas que han permitido avances a las mujeres, subrayó, enarbolando la bandera feminista de su partido, "lleva el sello socialista, siempre con rigurosidad técnica". Fernández llamó a la Cámara a no "caer en debates simplistas", subrayó la necesidad de un "abordaje penal serio".
La dirigente del PSOE mandó un recado contundente a los socios pero, en línea con la orden de la Moncloa, contuvo las formas. Pero el partido sintió como un ataque, como una "falta de respeto" a las siglas, como una "escalada verbal" difícil de digerir, la intervención de la diputada de Unidas Podemos Lucía Muñoz. Ella llamó a todas las feministas a "inundar" este 8-M las calles para "decir alto y claro a los fascistas" que no van a permitirles que les arrebaten sus derechos. "Somos imparables", avisó.
Lucía Muñoz llama a las feministas a "inundar" este 8-M las calles para "decir alto y claro a los fascistas" que no les arrebatarán sus derechos
"Si no hay consentimiento, es agresión sexual. Este es el grito de miles de mujeres en las calles que ustedes hoy traicionan", señaló Muñoz a los socialistas, "no fallan a sus votantes, dan la espalda a todas las mujeres de este país". La parlamentaria sostuvo que, con las rebajas de penas, lo que hay es una "ofensiva contra la ley", lo que hay es "un puñado de fascistas que pretenden volver al silencio o la culpa, a que si no nos matan, no nos crean".
"Todo hiperventilación"
"Ha sido indecente. No sé si quieren hacer estallar todo, pero desde luego lo parece. No hay por dónde coger este discurso", expresaba un alto cargo de la dirección socialista, visiblemente descompuesto. "Que digan cuál es su propuesta, qué argumentos tienen. Han usado la tribuna para hablar de eslóganes, ya está. Es todo hiperventilación", añadía otra responsable de primer nivel de la ejecutiva federal del PSOE, molesta además del intento de sus socios de "patrimonializar el movimiento feminista". "Se han hartado de exabruptos, y lógicamente agradable no es. No era necesario tanto exceso verbal. Te genera impotencia, rabia contenida. Pero la orden es la de mantener la templanza, la serenidad. No le vamos a dar más importancia, ni más valor", apuntaban asimismo en el núcleo de poder del presidente, donde llevan semanas alertando de que la "sobreactuación" de sus socios se debe a la cercanía electoral y a su necesidad de "marcar perfil".
La orden de Sánchez es "mantener la templanza". "No le vamos a dar ni más valor ni más importancia", dicen en la Moncloa
La dirección socialista interpreta que Podemos ha quedado "atrapado" en su discurso, que ha sentido que modificar su ley era un síntoma de "debilidad", de "incompetencia". Y ahora la Moncloa y Ferraz están convencidos de que Belarra y Montero no tiene capacidad de dar marcha atrás. Es decir, que no habrá acuerdo durante la tramitación de la reforma del sí es sí, que se prolongará aproximadamente un mes. "No quedan puentes ya por dinamitar", no se prevé ninguna "negociación", analizan desde la cúpula del partido.
En realidad, nunca hubo opciones de acercamiento. No ha habido conversaciones desde que el PSOE registró su reforma en el Congreso, tras dos meses de conversaciones infructuosas. Por eso también en las alturas del partido también ha molestado el papel de Yolanda Díaz, por no ejercer su liderazgo y no poner pie en pared a los suyos. Y por eso generó sorpresa su "nunca debimos de haber llegado hasta aquí" de este martes. "Pues gracias por participar", respondían socarronamente en la Moncloa. Los socialistas entienden que aquí se libra otro segundo debate: la pugna por el espacio a su izquierda entre Díaz y su plataforma Sumar, de un lado, y Podemos por otro, que busca "blindar" a Montero y reforzar su perfil. El presidente necesita una izquierda unida para poder repetir en el poder. De lo contrario, sus opciones se esfuman. Un análisis sin vuelta de hoja en su partido.
En el equipo de Sánchez siguen apremiando a Igualdad para que enseñe su propuesta, para que trascienda cuál es su modelo para endurecer las penas preservando el consentimiento. Podemos se ha negado hasta ahora, aduciendo que el documento que quiere que ponga sobre la mesa el departamento de Montero es el del acuerdo. Pacto que ni se vislumbra. Los socialistas recalcan que su solución es la "idónea", aunque están dispuestos a estudiar las enmiendas que a partir de ahora presenten los grupos. "El Código Penal es una norma rígida y la capacidad de imaginar soluciones es muy limitada técnicamente. No nos vale cualquier cosa, no nos vamos a conformar con cualquier cosa —defienden en Ferraz—. Por eso decimos que esto no va de con quién, sino de para qué".
Sánchez, un "dirigente rumiante"
Pese al "cabreo", a la indignación, la rabia, no habrá ruptura del Ejecutivo. En la Moncloa recordaban cómo hace un año sentó muy mal que Podemos llamara al PSOE "partido de la guerra", cómo aquella crisis se salvó. Y advirtieron de cómo esta vez ocurrirá lo mismo. "Se pasará página porque lo que tenemos por delante es mucho más importante. Y aquí lo grave es la rebaja de penas, que es lo que vamos a resolver", señalaba una importante dirigente del círculo de máxima confianza de Sánchez.
Se pasará página porque lo que tenemos por delante es mucho más importante. Y aquí lo grave es la rebaja de penas", arguyen en el círculo de confianza del presidente
La cúpula socialista niega opciones de ruptura porque importa más lo que "une" a los dos socios que lo que les separa, importa más la agenda de progreso del Ejecutivo. La tormenta, en suma, acabará pasando. Eso sí, el presidente es un "dirigente rumiante", como lo define una veterana que lo conoce bien, y por tanto no es descartable que, tras madurar mucho una decisión, acabe dando un golpe en la mesa. El escenario menos probable sería la marcha voluntaria de Belarra y Montero. "Ni con aceite se van", ilustra un diputado.
Los socialistas seguirán adelante con la tramitación de su proposición de ley en compañía del PP y de parte de sus socios de investidura: PNV y PDeCAT, por descontado, que apoyaron la toma en consideración del texto, pero también Más País y Compromís, que se decantaron por una abstención "crítica". ERC y Bildu, como se preveía, se alinearon con Podemos. En la Moncloa creen que el choque de este 7-M no tendrá mayores consecuencias tampoco con los aliados habituales. Con los republicanos, ponían como ejemplo, el Gobierno tiene "dificultades superiores", las derivadas de la reforma de la malversación, que finalmente no ha supuesto la rebaja de penas para los dirigentes del procés.
A medio y largo plazo, el PSOE está convencido de que los ciudadanos valorarán su maniobra, aunque le haya supuesto una crisis con los morados, porque el partido representa la "mayoría social". Y para el Gobierno, alegó su portavoz, Isabel Rodríguez, es más importante el "ambiente social", el rechazo al sí es sí, que el clima que haya en el Consejo de Ministros.
Los socialistas esperan que el choque no contamine la marcha del 8-M y creen que su postura es la mayoritaria dentro del movimiento
A corto, la manifestación del 8-M en Madrid. Podemos ha calentado la calle contra el PSOE en los últimos días. Lo hizo incluso su exlíder, Pablo Iglesias: "A ver qué se encuentran" en la marcha feminista. En la dirección socialista, esperan que no haya incidentes este miércoles, porque el movimiento feminista "es mucho más que lo que dicen los partidos". "Confiamos en que todo esto quede fuera de la reivindicación", observan. Más aún: "Nosotros representamos el sentir mayoritario del feminismo". Y es que esa lucha por la bandera del feminismo es la clave de bóveda, la llave maestra que explica una tensión irresuelta e irrefrenable entre los socios y que ahora ha alcanzado máximos. Quizá, solo quizá, ha llegado a un punto de difícil retorno.
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