Como siempre ocurre con las decisiones más personalísimas del presidente, poco se transparenta de ellas. Y en la cúspide de todas, su potestad de remodelar su Ejecutivo. No hay aún confirmaciones oficiales por parte de la Moncloa, aunque en las alturas del PSOE y también en el círculo de máxima confianza de Pedro Sánchez aseguran que la remodelación del Gabinete, la "minicrisis de gobierno", como él mismo la llamó, llegará tras el comité federal del partido programado para el próximo sábado, 18 de marzo. En los próximos días, por tanto, no se espera ningún movimiento interno, por razones de agenda del presidente y por cuestiones estratégicas: la reunión del máximo órgano de dirección del partido abrirá el camino definitivo hacia las urnas, hacia las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, y a esa cita, previsiblemente, tanto Reyes Maroto como Carolina Darias acudirán todavía como ministras. Por muy poco tiempo, eso sí.
"La remodelación será después del comité federal del sábado. ¿Cuánto después? Esa es la pregunta", indica a El Independiente una fuente de primer nivel del núcleo más cercano a Sánchez. Una reflexión que se escucha, en similares términos, en la cúpula del PSOE. Hay, por tanto, una primera aproximación temporal, pero la ecuación dista de estar despejada. Básicamente, por la agenda tan apretada del presidente. Y también por un elemento importante que falta por sustanciarse: la moción de censura registrada por Vox y que defenderá Ramón Tamames, y que, según anticipó El País en su edición de este lunes y confirmó rozando el mediodía la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, se desplegaría el martes 21 y el miércoles 22 de marzo. Esa selección de fechas hace pensar que el reajuste del Gobierno se podría producir o bien justo antes, durante el puente de San José, festivo en Madrid el 20, o la semana siguiente, última de marzo.
La remodelación será después del comité federal del sábado. ¿Cuánto después? Esa es la pregunta", reflexionan desde el círculo de confianza de Sánchez
Reestructuración que, en teoría, se limitaría a la salida de Maroto y Darias, ministras de Industria y Sanidad y candidatas por Madrid y Las Palmas, aunque ni siquiera en el entorno más próximo a Sánchez se atreven a dar nada por cerrado. Así, no se espera en absoluto el cese de Irene Montero, titular de Igualdad, como castigo por la ley del solo sí es sí, porque ese gesto supondría, de facto, la ruptura del Gobierno y la salida en bloque de Unidas Podemos, incluida Yolanda Díaz, que fue aupada al Consejo de Ministros en 2020 por el entonces jefe de los morados, Pablo Iglesias. El retoque del Gabinete coincide, eso sí, con el que es quizá el peor momento para la coalición de toda la legislatura.
Sánchez tiene por delante una semana intensa. Este lunes, varios actos institucionales, en Getafe —la conmemoración del centenario de la empresa aeronáutica CASA y de la planta en la localidad madrileña, al que acudirá el Rey— y en la Moncloa. El martes, presidirá el Consejo de Ministros, tras el que comparecerá, precisamente, Maroto, para comunicar las ayudas acordadas a la industria gasintensiva. Además, ella acompañará al jefe del Ejecutivo el viernes 17 de marzo en otro acto presidido por Felipe VI, este en Sagunto, donde se colocará la primera piedra a la gigafactoría de baterías que PowerCo, empresa del grupo Volkswagen, construirá en la ciudad valenciana. El líder del Gobierno vuela a Lanzarote el martes para asistir a la XXXIV Cumbre Hispanoportuguesa, que se prolongará hasta el miércoles 15, y que presidirán él y el primer ministro luso, el socialista António Costa.
El sábado 18, el comité federal del PSOE, reunido en la sede de Ferraz, aprobará todas las candidaturas autonómicas y las de las municipales de ciudades de más de 50.000 habitantes. Dará el visto al dictamen que le eleve la comisión federal de listas, que se reunirá de miércoles a viernes para examinar todas las planchas llegadas de toda España. El órgano, por cierto, compondrá la candidatura que encabezará Maroto para el Ayuntamiento de Madrid, ya que la agrupación de la capital, dirigida por la delegada del Gobierno en la región, Mercedes González, se negó a aprobarla al no estar de acuerdo con ella. La ministra de Industria ha contado con el pleno respaldo de Ferraz y de Sánchez para elegir con autonomía su equipo.
En abril, nueva gira europea y convención municipal
A partir del sábado 18, terreno desconocido. Sánchez podría acometer la reestructuración de su Gabinete el mismo domingo 19, para que los nuevos ministros prometan su cargo ante el Rey el lunes 20 y se integren ya en el Consejo el martes 21, aunque con la moción de censura fijada para el 21 y 22 resulta un punto más incierta esa hipótesis. El 23 y 24 de marzo, el presidente viaja a Bruselas, al Consejo Europeo, y enlaza a continuación con la XXVIII Cumbre Iberoamericana, que se celebra el 24 y 25 de marzo en Santo Domingo, capital de República Dominicana. El martes 28, mantendrá un nuevo cara a cara con Alberto Núñez Feijóo en la sesión de control al Ejecutivo en el Senado.
Maroto comparece este martes tras el Consejo de Ministros y el viernes acompañará al presidente a un acto presidido por el Rey en Sagunto
Batet comunicó formalmente este lunes por la mañana el pleno para la moción de censura de Vox. Fecha, la del 21 y 22 de marzo, negociada obviamente con la Moncloa, en función de su estrategia y de la disponibilidad de agenda del presidente. El Ejecutivo confiere máxima relevancia a este debate, por su importancia constitucional y porque le permitirá ganar oxígeno después de un arranque de año muy adverso. Es muy probable que el propio Sánchez intervenga durante la sesión. Cabe pensar que se empuje la crisis de gobierno hasta la semana del 27 de marzo, pero de nuevo nada es seguro.
El 4 de abril, Martes Santo, el mismo día en el que el BOE y los boletines oficiales autonómicos publicarán la convocatoria de las elecciones del 28-M, Sánchez tiene previsto emprender su tercera ogira preparatoria de la presidencia de turno de la UE . Viaje que se prolongará dos días y que le llevará a Chipre, Malta e Italia. En la semana del 10 de abril, ya después de Semana Santa, no está programado ningún pleno en la Cámara baja, pero se podría ocupar si así lo decide Batet. El 14, 15 y 16 están reservados para la convención municipal del PSOE en Valencia.
De cualquier modo, la remodelación podrá acometerse en cualquier momento, ya que Sánchez ordenó a Maroto y Darias que dejaran rematados los flecos pendientes en sus respectivos ministerios para facilitar la entrada de sus sucesores.
Maroto, por ejemplo, ya celebró las tres conferencias sectoriales de su departamento —de Industria, Comercio y Turismo—, y deja pendiente para quien tome el testigo llevar la Ley de Industria en segunda vuelta al Consejo de Ministros y el lanzamiento de la segunda línea del PERTE del vehículo eléctrico, previsto para "finales de mes". Este lunes, la ministra viaja a Barcelona a un acto con la Generalitat y la Zona Franca para la firma de los acuerdos para la reindustrialización de los terrenos de Nissan, poniendo así fin a una de las "crisis industriales más importantes" que ha tenido que afrontar. En suma, Maroto y Darias están "preparadas" para su salida del Gobierno, como definen fuentes muy próximas a una de ellas.
¿Y quiénes las reemplazarán? Máxima cautela en el entorno del presidente. Si optara por un ascenso natural, serían promocionadas la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez —en el Gobierno desde 2018—, y la de Sanidad, Silvia Calzón —en el cargo desde agosto de 2020, en plena pandemia—. Pero en el Ejecutivo han sonado los nombres de Manuel de la Rocha Vázquez, actual sherpa económico del presidente y uno de sus pilares en su actividad exterior, para Industria, y para Sanidad Raquel Yotti, cardióloga y secretaria general de Investigación del Ministerio de Ciencia y directora general del Instituto de Salud Carlos III desde agosto de 2018 hasta agosto de 2021.
Las dos ministras ya están "preparadas" para la salida. No hay más que quinielas sobre quiénes pueden relevarlas
Pero son solo eso, puras quinielas, porque nada trasciende de la Moncloa. Sánchez afirmó hace unas semanas que tenía los perfiles decididos, pero no dio más detalles. Tampoco si aprovechará para darle mayor empaque político al Ejecutivo, de cara a la doble contienda electoral de este 2023, o bien optará por una línea continuista. Sanidad se ha convertido en un departamento central en esta legislatura por la pandemia del covid-19, e Industria es una cartera mimada por el presidente, convencido de la necesidad de apostar por la reindustrialización del país —el ministerio debe gestionar 10.000 millones de euros de los fondos europeos— y de reforzar su autonomía estratégica. Sea como sea, es evidente que el presidente ha preferido repetir la fórmula Salvador Illa, tal y como se esperaba: aguantar al máximo a sus dos candidatas para que aprovechen la proyección de sus cargos institucionales en la precampaña.
El dolor del discurso de Lucía Muñoz
Pero más allá de esos dos nombres, la clave descansará en saber si el líder socialista solo ejecuta los dos relevos previstos y punto. O si aprovecha para lanzar más mensajes. Incluidos a sus socios. En el núcleo duro de Sánchez, reconocen que la convivencia cada día es más difícil con Irene Montero y Ione Belarra, responsable de Derechos Sociales y Agenda 2030 y sucesora de Iglesias al frente de Podemos, que ambas forman una especie de comando autónomo que apenas se relaciona con el resto de sus compañeros. Pero su cese no es esperable, aseguran las mismas fuentes, "salvo que el presidente se líe la manta a la cabeza".
El cese de Montero por el 'sí es sí' no es esperable, aseguran desde el núcleo duro, "salvo que el presidente se líe la manta a la cabeza", advierten
Y es que Sánchez es consciente de que en su partido hay quienes reclaman el divorcio con ambas para parar el "ruido" del Gobierno. En el PSOE sentó como dinamita el discurso en la tribuna en el Congreso de la diputada morada Lucía Muñoz el pasado martes, cuando acusó a los socialistas de "traicionar" a las mujeres y de darles la espalda. La bancada socialista no pudo ni quiso ocultar su cólera. La confesión del portavoz parlamentario, Patxi López —la intervención había sido "impresentable", descargó—, definía con precisión el estado de ánimo que reinaba entre sus compañeros. Sin embargo, el mensaje que trasladó Sánchez desde el mismo martes, e incluso desde días antes, era nítido: nada de caer en las "provocaciones" de Podemos, nada de entrar a su combate. Dio la orden de rebajar la tensión, mantener la "serenidad", hacer hincapié en las más de 200 iniciativas legislativas aprobadas, en que es mucho más lo que une a los socios que lo que les separa. De ahí que enseguida señalara al acuerdo en pensiones, que se acabó de tejer el jueves. La siguiente meta es cerrar el pacto sobre la Ley de Vivienda, al que ayer domingo volvía a urgir Belarra.
La reacción posterior a la toma en consideración de la reforma de la ley del sí es sí, la forma que tuvo Sánchez de esquivar la colisión en la sesión de control del día siguiente, y la seguridad con la que hasta ahora su núcleo duro ha descartado la ruptura del Ejecutivo hacen pensar que el reajuste ministerial se limitará a los relevos de Maroto y Darias. El propio presidente, en sucesivas confirmaciones informales con periodistas —bien es cierto que anteriores a la votación del pasado martes en el Congreso—, ha reiterado que no habrá más que una "minicrisis de gobierno", y nada más, y que tampoco moverá a ningún ministro más del ala socialista.
Sánchez quiere enfatizar la "estabilidad" de su Ejecutivo como un activo, y romperlo sería facilitarle el poder al PP, según estima la Moncloa. De ahí el acento en pensiones o en vivienda
Sánchez quiere vender la "estabilidad" de su coalición como un activo de cara al 28-M y a las generales de diciembre (aún sin fecha), y además las encuestas solo le dan opción de continuar en la Moncloa reeditando el bipartito. Romper el Ejecutivo ahora, como creen también en el entorno de Yolanda Díaz, sería entregar las llaves del poder al PP.
Sánchez, sin embargo, ha jugado con su perfil de líder a veces impredecible y con cierta querencia a la sorpresa. De ahí que incluso los suyos no descarten nunca de plano ningún escenario. Porque él se guarda siempre sus movimientos: pregunta a sus dirigentes de confianza sus puntos de vista, pero no les da pistas de qué decisión acabará adoptando, como relatan todos los que tratan habitualmente con él.
En el PSOE, de hecho, pasmó el calado y el alcance de la remodelación de julio de 2021, en la que apartó a tres pesos pesadísimos —Carmen Calvo, José Luis Ábalos e Iván Redondo—, pero echar a Podemos del Ejecutivo sería un salto gigantesco, un antes y un después completo en la legislatura. Gesto que, por ahora, nadie espera. "A ver si hay conejo en la chistera para la crisis de gobierno o se resuelve con dos pinceladas solo", resume un cargo territorial. Está únicamente en manos de Sánchez. En un momento delicadísimo para la coalición.
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