Sin medias tintas. Así actuará Vox y su líder nacional Santiago Abascal en las negociaciones poselectorales que se abran después de los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo si son cruciales para que el PP se consolide o alcance nuevos gobiernos. De depender de sus candidatos la continuidad de los populares en enclaves como la Región de Murcia o vuelcos en la Comunidad Valenciana o en Aragón, Vox exigirá "igualdad" de tratamiento respecto a Ciudadanos en la etapa de negociación anterior y solicitará confluir en los gobiernos. El argumento dado en Castilla y León y después en Andalucía el año pasado era claro: Vox quería el mismo "respeto" hacia el partido y los electores que el mostrado con los naranjas cuando Teodoro García Egea y José Manuel Villegas cimentaron el pacto andaluz de 2018. Y para este nuevo ciclo electoral, ésta premisa "se mantiene" intacta.
Vox ha reaccionado así después de que haya transcendido este lunes que el presidente de los populares, Alberto Núñez Feijóo, garantizará libertad a sus barones de sumar con Vox si no hay opciones de tejer una alternativa de legislatura. Una información, no obstante, que ya adelantó El Independiente a finales de febrero con el matiz de que, a cambio, los barones no obstaculizarían y dejarían tener las manos libres a Feijóo para elaborar sus listas para las generales. La preferencia de Génova, de no poder reeditar la hazaña electoral de Juanma Moreno en Andalucía, con mayoría absoluta, es la de garantizar gestiones en solitario y con Vox como sostén externo y de carácter puntual, como sucede en la Comunidad de Madrid en este momento.
Fuentes de Bambú, sede de Vox, reconocen que aún no han abordado detalladamente estas cuestiones en el seno del Comité Ejecutivo Nacional (CEN); el máximo órgano de decisión de Vox. Aunque apuntan a que "la convicción" adquirida en Castilla y León, que les abrió la llave de su primer mandato en coalición con una vicepresidencia y tres conserjerías, sigue estable para esta convocatoria. Las mismas fuentes nacionales lo justifican con el margen sobre el calendario, de dos meses y medio, que aún queda por delante. Y restan relevancia a este hecho aún con la campaña sin abrirse y con el objetivo de ganar en mente. "No sabemos qué va a pasar, debemos mantener la humildad y el sentido común", puntualizan.
Feijóo dará libertad de pactos a sus barones para no tener las manos atadas a la hora de confeccionar las listas de las generales de diciembre
Ahora bien, de establecerse contactos entre socios potenciales de gobierno, la exigencia de entrar en las respectivas Juntas irán asociadas a un buen posicionamiento electoral del partido ultra. Bajo este supuesto, en escenarios como el canario, donde el PP y Coalición Canaria podrían dar un vuelco y romper con la continuidad de Ángel Víctor Torres, o el riojano con mayoría estimada a PP y Vox; en Extremadura, Castilla-La Mancha y en Baleares, donde la suma entre conservadores y Vox roza la mayoría, no irían con altas pretensiones de cuotas de responsabilidad debajo del brazo. Únicamente se buscaría influir en la gestión, como hace ahora Rocío Monasterio con Isabel Díaz Ayuso. En la Comunidad de Madrid, donde según las últimas encuestas se reeditaría la actual mayoría sin ningún cambio en la proporción de escaños de la derecha, también sucedería. La cuestión está sustentada en la diferencia notable o no de escaños. Y es que mientras en Castilla y León Vox cuenta con 13 de 81 escaños, un 16,05%; la misma cifra en la Comunidad de Madrid, con 136 diputados, supone un 9,56% de los asientos de la Asamblea.
Otra de las pretensiones de Vox es hacer que la dependencia del PP sea total y no anecdótica y puntual como ha ocurrido con Alfonso Fernández Mañueco. "La versatilidad complica la negociación", entienden en Bambú, que busca que haya un viraje hacia Abascal. Mientras que hay zonas donde el único socio viable de los populares será Vox, regiones como Aragón abren la negociación a otros vórtices como el Partido Aragonés (PAR) o Aragón Existe. En ella, se espera que los populares tengan en cuenta el peso político para liderar conversaciones. Asimismo, creen que sería desafortunado acordar con Vox un Ejecutivo regional tras el 28M, y después alcanzar pactos locales con el PSOE en ese mismo territorio. O en otros a escala autonómica, caso de Ceuta, donde en Bambú apuntan a que Juan Jesús Vivas apostará por los socialistas para continuar al frente de la presidencia.
La concepción de Vox casa a la perfección con la situación del barón murciano Fernando López Miras, ahora perfilado como claro ganador de las elecciones en la Región. Esa igualdad de tratamiento que los populares hicieron en su momento con la marca naranja, situada como tercera fuerza y con seis escaños, que supuso un reparto de cinco carteras para el PP y cuatro para Ciudadanos, con la de Turismo gestionada en conjunto, así como la vicepresidencia para su entonces líder, Isabel Franco, es la demanda que hacen en Bambú. Aunque López Miras roza con 20-21 los 23 escaños necesarios para la investidura, Vox obtendría siete frente a los seis de Ciudadanos en 2019. En la zona, Vox fue el partido más votado en las generales del 10N, y la formación, que dio el pistoletazo de salida a la precampaña en la capital, y allí confía en afianzarse de manera unilateral.
Feijóo apuesta por un distanciamiento nacional
Acciones como la moción de censura están sirviendo para presionar al PP a sumarse en esa dinámica de relaciones continuadas por las que aboga Abascal. El último órdago lanzado en la rueda de prensa semanal posterior al Comité de Acción Política, es que si Ramón Tamames apoya, a diferencia de Vox, el Estado de las Autonomías, el PP "está votando en contra de sí mismo", de sus ideales y a favor de Sánchez. Pero el PP no quiere ceder el protagonismo de oposición a Vox. Por ello, Feijóo no irá al debate y los populares se abstendrán en la votación de la moción, que arrancará el martes que viene a mediodía. En Génova, igualmente, consideran que es un balón de oxígeno para el presidente del Gobierno y que le permitirá "lucirse" frente a Tamames.
Los números que maneja Génova aproximan al PP a las cifras que ofrece públicamente GAD3, de casi 150 diputados nacionales. En ese sentido, se estima que Vox no superará el umbra de 40 escaños. Desde la sede de los populares la actitud que se transmite es la de la capacidad de poder gobernar en solitario al sumar más que toda la izquierda no independentista y aproximarse a un escenario parecido al de 2016, cuando Mariano Rajoy pactó con Albert Rivera un gobierno en solitario con apoyo externo a cambio del acuerdo consensado de "150 compromisos para mejorar España"; cien de ellos ya acordados con Sánchez previamente en un intento fallido. De producirse este escenario, y teniendo en cuenta el equilibrio de Rajoy (136) y Rivera (32), las pretensiones del PP serían viables. Podrían ofrecer las mismas condiciones a Vox. El partido de Abascal, en cambio, insiste en hablar sobre hechos y reitera su desconfianza hacia las encuestas, porque "condicionan el voto".
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