Es una cadena más corta, con menos intermediarios y sin tanto sobrecoste que sumar por el camino. Es lo que permite un poco más de margen para ajustar precios en tiempos de inflación disparada. Los alrededor de 1.000 mercados tradicionales y de abastos que funcionan en España están viendo cómo el cambio de hábitos de consumo de los españoles les está beneficiando; la afluencia de clientes se ha disparado en los últimos meses y las compras se han multiplicado.
El alza de precios en los principales supermercados de nuestro país, que incluso sus máximos responsables reconocen, ha hecho que los mercados de toda la vida, en la mayoría de los casos de gestión municipal, ganen adeptos. A ello se suman iniciativas como las que ya se han puesto en marcha en Barcelona, Bilbao y próximamente en San Sebastián y Vitoria y que en mercados de ciudades como Valladolid, Oviedo y Sevilla ya estudian para implantar: la conformación de una suerte de ‘cesta de la compra’ con productos frescos a precios bajos y compuesta por productos que comercializan los distintos puestos de los mercados.
El presidente de la Confederación de Mercados de España, Asier Beato, asegura que desde hace unos meses en los mercados de nuestro país “se detecta una mayor afluencia”: “Que las cosas estén tan caras en los supermercados está provocando que cada vez más consumidores vengan a los mercados tradicionales, donde los precios están más ajustados y en los que además encuentran productos frescos”. La tendencia al alza en el número de clientes comenzó a detectarse a la vuelta de verano, en septiembre y se mantiene de manera creciente hasta ahora.
Los últimos datos facilitados por el Gobierno no sólo conforman la escalada del IPC sino que cifran en un 2% el aumento de los precios de los alimentos sólo en el mes de febrero pasado y un repunte del 16,6% en términos interanuales. En cifras absolutas, el coste medio de la cesta de la compra se habría encarecido 932 euros anuales respecto a hace sólo un año. Esta situación ha llevado a los consumidores a recortar en la compra de carnes y pescados, los productos frescos, que han visto como caía su demanda un 32% en comparación con hace año y un 18% en el caso de las frutas y las verduras.
Merluza, ternera y fresas
Son precisamente los productos frescos la principal oferta de los mercados y en los que están logrando su mayor capacidad de atracción en comparación con los supermercados. A ellos suman iniciativas como la que ayer se puso en marcha en el Mercado de La Ribera en Bilbao, el mayor mercado cubierto de Europa, y en la que participa una treintena de puestos. Se trata de establecer los miércoles como el día de la semana en el que cada uno de los puestos ofertará un producto con un descuento sustancial, de manera que con todos ellos se pueda conformar una cesta básica de productos básicos de consumo.
En ella figuran pescados como la merluza, carnes como la ternera, frutas como las fresas, pan, verduras y otros productos que irán variando de semana en semana: “La nuestra es la cesta de verdad, la de los productos que realmente se consumen y no productos que no se sabe muy bien quien compra”, asegura Beato en referencia a iniciativas anteriores en forma de cestas de la compra económicas.
Añade que ahora el consumidor que acude a sus mercados tradicionales lo hace con mucha mayor frecuencia, si bien para realizar compras de menor cuantía y cantidad: “Antes se compraba por kilos, ahora por piezas. Se compra justo lo que se va a consumir, se aprovecha todo”.
Sevilla, San Sebastián y Valladolid
Barcelona fue la primera ciudad en la que sus mercados tradicionales comenzaron a conformar esta suerte de cesta de la compra con descuentos, tras la primera apelación lanzada por el Gobierno en favor de ofertas de este tipo. Ahora se suma Bilbao y el miércoles que viene lo harán el Mercado de ‘La bretxa’ de San Sebastián y el mercado de abastos de Vitoria: “Se han interesado también por ponerlo en marcha los mercados de Triana en Sevilla, el Fontán de Oviedo, el mercado del Val de Valladolid y habrá más”.
El repunte de los mercados tradicionales pese a ser generalizado depende en gran medida de la promoción que de ellos se haga desde las instituciones municipales que los gestionan. Beato afirma que mientras en algunos casos la afluencia está siendo similar a la de otros periodos, en otros muchos el repunte ha hecho que la demanda de puestos para instalarse en ellos “obligue a crear listas de espera”.
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