La reforma de las pensiones como último argumento electoral. Como corolario de una legislatura volcada en la "mayoría social". Pedro Sánchez echó mano, como se esperaba, del último gran decreto ley de su Gobierno para defender su gestión, para reivindicarla y ponerla en valor de cara a la contienda electoral del 28 de mayo. Lo hizo ante los suyos, ante el comité federal del PSOE, en la última reunión del máximo órgano de dirección antes de unos comicios que el partido afronta con prudente optimismo. El secretario general remarcó que su plan es conocido, como se ha visto con las pensiones, pero que no se conoce la alternativa del PP, que junto con Vox, a la que se ha "acercado", empuja en la misma dirección, hacia la caída del Ejecutivo y la convocatoria de generales anticipadas: "¿Por qué tienen esa desesperación? ¿A qué tanta impaciencia? Están atacados porque hay un Gobierno que gobierna para la mayoría y no se inclina ante los poderosos".
Sánchez enhebró un discurso de unos 45 minutos [aquí en PDF] en un comité federal de trámite, convocado para validar todas las candidaturas a las autonómicas y a las municipales de las grandes ciudades. Comité que de antemano se sabía tranquilo, sin marejadas internas, como lo demostraron además las valoraciones de los barones a su llegada a la sede de Ferraz, todas en la línea de apoyo al presidente y centradas en reivindicar la acción del Ejecutivo y de sus propios gobiernos, y de confianza en que el "ruido" de la política nacional no logrará empañar los resultados. Faltaron los presidentes de la Comunidad Valenciana y Baleares, Ximo Puig y Francina Armengol, por agenda institucional, y de Castilla-La Mancha y Aragón, Emiliano García-Page y Javier Lambán, en ambos casos por cuestiones personales surgidas a ultimísima hora.
Sánchez contrapuso la España de 2023 con la que se encontró en 2018, cuando llegó a la Moncloa en virtud de una moción de censura contra un partido, el PP, "gangrenado y capaz de todo", desde "cobrar comisiones", hasta "pagar sobresueldos en negro" mientras "devaluaba las condiciones salariales" de los trabajadores y capaz también de "destruir pruebas de sus fechorías a martillazos". El Ejecutivo ha vertebrado su acción, subrayó, cuidado por la "cohesión social y territorial y la perspectiva de género". "Hemos gobernado utilizando el diálogo", sostuvo, primero porque dirige un Gabinete de coalición y en minoría, y también porque ha querido hacer cosas "muy distintas" a la derecha.
La derecha vuelve a retratarse y a quedarse sola. El plan del Gobierno es conocido con las pensiones. ¿Cuál es el de los que se oponen? ¿Volver a recortarlas? Que hablen claro
PEDRO SÁNCHEZ, SECRETARIO GENERAL DEL PSOE Y PRESIDENTE DEL GOBIERNO
Fue entonces cuando Sánchez sacó pecho del diálogo con los agentes sociales, de los acuerdos firmados con ellos que han garantizado "algo importante, la paz social". Una cuestión no menor a la vista de lo que está ocurriendo en Francia, parecía indicar, donde las calles están incendiadas y la crispación es enorme por la reforma de las pensiones impulsada por Emmanuel Macron. El jefe del Ejecutivo puso en valor el acuerdo trabado con los sindicatos. "Hemos desmontado pieza a pieza la contrarreforma de las pensiones" que aprobó de manera "unilateral" el PP. "Para la derecha, las pensiones dignas son un lujo insostenible, y para nosotros es un derecho irrenunciable. De la mano de Bruselas y con apoyo de los sindicatos hemos culminado la reconstrucción del Pacto de Toledo, consolidando la suficiencia financiera del sistema, todo ello con paz social", a diferencia de lo ocurrió con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que llenó las calles de protestas. No en vano, este es el único Gabinete en toda la historia de la democracia que no ha sufrido ninguna huelga general.
El presidente incidió en que gracias también a la reforma laboral se están consiguiendo mejores salarios que procuran mejores cotizaciones y mejores pensiones, así que "ganan" los jubilados de hoy y del mañana y también los jóvenes. Pero la derecha, a la que le ha "marcado el paso la gran patronal" —lo decía por el rechazo de la CEOE a la reforma—, "vuelve a retratarse y vuelve a quedarse sola. El plan del Gobierno es conocido con la reforma de las pensiones. ¿Cuál es el plan de los que se oponen? ¿Volver a recortar las pensiones? Que hablen claro".
Él mismo se respondió a continuación: el "verdadero programa" del PP para 2023 es el que tenía hace diez años, cuando estaba en la Moncloa: "Congelar las pensiones y las becas, precarizar el empleo y recortar el Estado del bienestar". Y el de la ultraderecha es "el mismo", pero "con más fanfarria y con un plus de ensañamiento" sobre mujeres, el colectivo LGTBI o los más débiles. Su Gobierno, en cambio, está "llevando al BOE" aquello por lo que se movilizó la "gran mayoría social" contra la respuesta "neoliberal" que se dio a la crisis financiera.
"Sexto receptor mundial en inversiones"
El líder socialista presumió de las medidas económicas de su Ejecutivo, de las adoptadas en materia de transición ecológica y que han hecho de España un "referente en las políticas climáticas", de la inversión extranjera que ha sabido atraer —es el "sexto receptor mundial en inversiones, por encima de potencias como China, Francia o Japón"—, o de las políticas feministas, que explican, dijo, "toda" la acción del Gobierno. Sánchez reseñó la nueva ley de paridad, que el Consejo de Ministros aprobó el pasado 7 de marzo en primera lectura, aunque no citó la ley del sí es sí, punto de fricción grave con Podemos.
Sánchez advierte de que el proyecto de Feijóo pasa por "reeditar" la experiencia de Castilla y León y montar gobiernos con Vox "allá donde sume"
La derecha, en cambio, "sincroniza con la gran patronal" y, junto a sus "terminales políticas y mediáticas", "no quiere que España avance", subrayó. El presidente insistió en que el único propósito de Alberto Núñez Feijóo es que se convoquen elecciones anticipadas, porque lo que realmente no le gusta son las "políticas del Gobierno progresista".
Enseguida Sánchez hiló con la moción de censura de Vox, cuyo debate arrancará el martes en el Congreso. La diferencia respecto a la primera, la que defendió también la ultraderecha en octubre de 2020, en plena pandemia, es que el partido extremista presenta un "candidato interpuesto", Ramón Tamames, y no a su líder, Santiago Abascal, y también que Pablo Casado lideró un discurso "muy duro" contra él. Ahora Feijóo "se acerca a Vox" y pasa del no a la abstención, porque su proyecto, denunció, pasa por "reeditar gobiernos de coalición con la ultraderecha", replicar lo ocurrido en Castilla y León, "allá donde sume". "No cabe llamarse a engaño. Las relaciones entre la derecha y la ultraderecha no son las mismas desde hace un año. De la colisión en tiempos de Casado hemos pasado a la colusión en tiempos de Feijóo", remató.
Fue en ese punto en el que Sánchez hizo hincapié en que derecha y ultraderecha llevan "empujando" en la misma dirección durante los últimos cuatro años y medio, desde que él llegó a la Moncloa, y su "impaciencia" y "desesperación" responde que que están "atacados porque hay un Gobierno que gobierna para la mayoría y no se inclina ante los poderosos". No era la primera vez que Sánchez presumía de independencia: es una de las vigas maestras de su discurso desde el debate del estado de la nación de julio de 2022, el que siguió al batacazo del PSOE en Andalucía y con el que persigue reactivar, despertar a su electorado.
Para el 28-M, los socialistas plantean a los españoles que "defiendan lo que piensan". Eso reza su lema de precampaña, lanzado hace una semana. Lejos del "ruido y la descalificación", lejos de lo que plantea la derecha, que "no tiene nada que ofrecer salvo el insulto". Lo que piensa la mayoría, siguió Sánchez, es la preocupación por la sanidad, la educación, la dependencia o la emancipación de los jóvenes. El secretario general hizo entonces un mimo a sus presidentes autonómicos, de los que repasó, para cada uno de los territorios, una medida estrella de sus respectivos gobiernos, como la ley de salud mental de Concha Andreu en La Rioja, la inversión "sin precedentes en sanidad pública" de Ximo Puig en Valencia o la extensión de la conectividad de María Chivite en Navarra.
"Eso es lo que vamos a proponer en mayo, lo que haremos allí donde gobernemos: gobernar para la gente, defender lo que piensan, como siempre hemos hecho", subrayó. Sánchez enfatizó que el PSOE "sale a ganar las elecciones en todos y cada uno de los municipios y comunidades autónomas, convencido de la fortaleza del proyecto socialista, orgulloso de los logros de alcaldes y presidentes socialistas en las circunstancias más adversas". Y si España ha avanzado "con paso firme" en su agenda de "transformaciones", mientras los gobiernos progresistas "protegían a la gente", el deber del partido para los próximos cuatro años es "consolidar esta agenda de avances".
"Queda como lejano"
No hubo anuncios por parte del presidente. Tampoco se esperaban. Porque en lo que está el PSOE es en vender la acción del Gobierno, en reivindicarla. En sobreponerse frente al "ruido" que genera la propia coalición y que cree que explota la oposición. El "ruido" que, según indicaron los barones socialistas, podrá quedar mitigado con la explicación de su propia gestión en esta última legislatura.
A las ausencias previstas de Puig y Armengol se suman las de Page y Lambán, en ambos casos por contratiempos de última hora
"Estas elecciones van de los problemas autonómicos", señaló el presidente asturiano, Adrián Barbón, quien afeó al PP que pretenda convertir el 28-M en un plebiscito sobre Sánchez, como una primera vuelta de las generales: "No es así. Son elecciones autonómicas y municipales, y yo me niego a que los problemas de los asturianos queden por debajo del debate nacional". "Hay muchísimas cosas que explicar a la ciudadanía de todo lo que hemos hecho, y todo eso hace que lo que pase fuera de nuestro territorio quede como lejano. Y las noticias vuelan, es todo rapidísimo, lo bueno y lo malo, y lo bueno debemos explicárselo a la ciudadanía, y es lo que estamos haciendo todos", abundó la riojana Concha Andreu.
La ausencia de Puig, por su debida presencia en las Fallas en el fin de semana de la cremà, y de Armengol, por su agenda institucional, estaba ya prevista. Pero no la de Page, que excusó su asistencia por la muerte del ganadero albaceteño Daniel Ruiz, amigo personal suyo, y la de Lambán, al que le surgió "un imprevisto familiar", según indicaron fuentes oficiales de su Ejecutivo. Estos dos últimos son los barones más distantes de Ferraz, los dos que colisionan más con Sánchez.
Durante el comité, se conoció la muerte del exvicepresidente Pedro Solbes, de 80 años. Sánchez, en su intervención final, a puerta cerrada, tuvo un "recuerdo emocionado" hacia el exministro de Economía. "Nos ha sobrecogido la noticia. Este es un proyecto abierto que acogió a personas como Solbes, que no militó en el partido y da idea de lo abierto de nuestro proyecto", señaló. La familia de Solbes, siguió, "tiene aquí a la familia socialista para lo que necesite".
Pasadas las 14.3o, tras algo más de tres horas de reunión, acabó el comité federal. Tranquilo, sin estridencias, con "buen clima", como subrayaban varios miembros a la salida. El partido camina hacia el 28-M, y sabe bien que la mejor receta es la unidad interna.
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