“Cuanto antes”. Con esta expresión temporal de máxima premura explican en el Instituto Cervantes el desembarco de la institución que vela por la enseñanza del español en el mundo en El Aaiún, la capital del disputado Sáhara Occidental, la ex colonia española ocupada desde 1976 por Marruecos y que la ONU considera un territorio no autónomo, el último en África pendiente de descolonizar.

Así lo trasladan desde el Cervantes a la solicitud de información cursada por El Independiente. “El Instituto desea instalarse cuanto antes en El Aaiún mediante una Extensión”, deslizan fuentes de la institución dependiente del ministerio de Asuntos Exteriores y que dirige el poeta Luis García Montero, histórico militante de Izquierda Unida, una formación que participa en el Gobierno de coalición pero que ha mostrado en público su rechazo al respaldo del plan de autonomía marroquí y su defensa de la causa saharaui.

La apertura fue autorizada por el Consejo de Administración del Cervantes en julio de 2015, en tiempos de Mariano Rajoy en La Moncloa. Desde el Cervantes se subraya que no se trata de un centro propio sino de una Extensión, “una modalidad que la normativa interna define como un pequeño espacio o aulario situado en una ciudad donde no hay centro ni Aula Cervantes, que se ubica en un lugar cedido, adscrito o arrendado y que depende a todos los efectos de un centro del Instituto Cervantes”. En El Aaiún hay alrededor de 12.000 saharauis con nacionalidad española.

Un vendedor subsahariano en la ciudad de El Aaiun, en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos | Equipe Media

El Polisario se opone

El espacio, precisan, “implica un gasto con retorno y autofinanciación” y estaría adscrito al centro de Rabat. “En estos momentos no hay ninguna opción definitiva en cuanto a la ubicación y, por tanto, tampoco posibles plazos para su apertura”, agregan. El Frente Polisario se opone a una operación que supone legitimar la ocupación marroquí del Sáhara Occidental y que está en línea con “la nueva hoja de ruta” establecida por Pedro Sánchez el pasado marzo, a través de una carta dirigida a Mohamed VI y filtrada por la Casa Real marroquí en la que el socialista considera el plan de Rabat como “la base más realista” para la resolución del conflicto.

El Cervantes cuenta actualmente con seis centros activos en el país vecino, desplegados en las principales ciudades del reino: Rabat, Casablanca, Tánger, Tetuán, Marrakech y Fez. Desde el organismo se confirma a este diario que no existen planes de expansión por el país. El fortalecimiento del intercambio cultural es uno de los objetivos suscritos durante la Reunión de Alto Nivel entre Marruecos y España celebrada el pasado febrero. Los detalles de los acuerdos no han sido hechos públicos, como denuncia Amnistía Internacional a propósito de la reforma de “una Ley de Secretos Oficiales que no permita esconder bajo llave ataques a los derechos humanos”.

Objetivo de Albares

Albares se ha propuesto impulsar los lazos con la otra orilla del Estrecho. En la presentación esta semana del décimo informe “El mundo estudia español”, el ministro socialista subrayó que el español es la segunda lengua materna a nivel mundial, con 490 millones de personas que se comunican en español y casi 24 millones de alumnos que lo estudian. Hizo mención expresa a “lugares con fuerte relación histórica con España, como por ejemplo en Marruecos, y los centros de titularidad mixta en países como Brasil y Argentina”.

En respuesta al senador de Coalición Canaria Fernando Clavijo, el Gobierno insistió esta semana en que “el Instituto Cervantes no tiene previsto abrir una sede en El Aaiún, si por sede se entiende la figura del 'centro' que se regula en su Ley y Reglamento”. “Se contempla la apertura de una extensión siempre que se localice un espacio que reúna las condiciones idóneas para los fines de ésta”, agrega el Ejecutivo, que niega además la apertura de un consulado.

La rapidez con la que el Cervantes busca instalarse en El Aaiún, para regocijo del régimen alauí, contrasta con la falta de avances en la apertura de una Extensión en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (Argelia), donde viven en condiciones muy precarias alrededor de 175.000 refugiados saharauis. “La idea es abrir una extensión allí, que está autorizada, pero hasta la fecha, con la situación inestable de Argelia y la pandemia no ha sido posible”, señalaron a este diario desde el Cervantes hace año y medio.

En diciembre de 2019 el consejo de administración aprobó “llevar a cabo acciones encaminadas a la formación de profesores de español y la preparación de material didáctico en Rabuni, el centro administrativo de los campamentos de refugiados en Tinduf”. En abril de 2019 el director del Cervantes de Argel y personal de la embajada española en el país visitaron los campamentos y se reunieron con “los principales actores de la enseñanza de español y visitaron los centros donde se imparten las clases”. Ese encuentro se plasmó en un compromiso que no se ha concretado aún. Fuentes del Polisario indican que otras opciones manejadas por Madrid serían establecerse en el Sáhara ocupado o en la ciudad argelina de Tinduf. “Ninguna de esas opciones es aceptable”, admiten.

El idioma español es un legado que los saharauis tratan de preservar en los campamentos. Según el propio Cervantes, la presencia del español en los territorios saharauis se remonta a los acuerdos firmados en el siglo XV por los Reyes Católicos y las tribus de la zona. La colonización definitiva a finales del siglo XIX consolidó su avance. En 1970 el censo redactado por las autoridades españolas reconocía como hablantes de española a 16.648 sobre una población de 76.425. El castellano se había propagado en las grandes ciudades y resultaba más residual entre los grupos nómadas y el entorno rural.