Vox es la "nada", un proyecto cimentado sobre el "odio", que "monta un numerito" en el Congreso, "dilapidando el dinero del contribuyente", que no aporta soluciones para España, que es simplemente el "glutamato de la derecha", el "potenciador del sabor", que añade "brutalidad" para diferenciarse del PP. Es, a grandes rasgos, el dibujo que hace Pedro Sánchez de la ultraderecha, de Santiago Abascal, a la que asocia a Alberto Núñez Feijóo y su "indecente abstención" como socios necesarios de viaje.
El presidente, como estaba previsto, fue el primer miembro del Gobierno en tomar la palabra en esta primera jornada de debate de la moción de censura de Vox defendida por el exdirigente comunista Ramón Tamames. Sánchez intervino en la tribuna tras la sarta de "descalificaciones", "insultos" y "expresiones furiosas" vertidas por Santiago Abascal minutos antes.
Sánchez acusa a Abascal de presentar un candidato "interpuesto", de montar "un numerito" con el que "dilapida" el dinero del contribuyente
Y desplegó la estrategia que podía anticiparse desde los últimos días, tanto de crítica a Vox y a su proyecto de "vuelta al pasado", de crítica profunda también al PP por oponerse a las políticas progresistas del Ejecutivo y acabar diluyéndose en la ultraderecha, y de relato de la gestión de su Gobierno. La "contraposición de modelos" en la que tanto venía insistiendo la Moncloa y el PSOE desde que se anunció la presentación de la moción de censura. El objetivo de su discurso era Vox, por descontado, pero también un PP al que le pidió que tenga "cuidado", porque Abascal exigirá "un segundo pago para saldar sus deudas" después de que el primer abono llegue mañana miércoles, cuando voten abstención al "delirio" de censura de Vox.
Una moción, se arrancó, en la que Abascal se conforma con ser el "telonero", de la que se "escaquea" al no liderarla y presentar un candidato "interpuesto" como Tamames. Una moción "estrambótica" que no es más que un "show parlamentario" y que para Sánchez solo deja en evidencia "para qué sirve Vox", cuyo propósito es "utilizar" las instituciones para "montar un numerito" con el que "dilapida el dinero del contribuyente y después, como si tal cosa", por el "escaso apego por el trabajo" de su jefe de filas.
Ahí el presidente encajó su crítica a Vox por su falta de alternativa, por no haber presentado "ninguna propuesta sanitaria" en plena pandemia cuando "cortejaban a los antivacunas", no plantear "ni un solo proyecto" para crear empleo, para caminar hacia la transformación digital o la transición ecológica. Abascal apenas esboza, dijo, unas "vaguedades" para cantar el "modelo autárquico tan del gusto del franquismo".
"Con este PP pinta mejor" para Vox
En definitiva, "el legado de Vox es breve pero intenso", ironizó el líder socialista. No hay nada "sustantivo" en la ultraderecha en favor de la convivencia, sostuvo. "En las calles, agitación; en las tribunas, bronca e insultos; en el Parlamento, dos mociones de censura estériles y en todas partes, odio: esto es lo que han planteado. En todo lo demás, en sus políticas concretas, por mucho que se separen del PP, se parecen como dos gotas de agua", aguijoneó. Sánchez remarcó que las dos derechas comparten las políticas "regresivas", sus propuestas "contra el Estado del bienestar", contra la imposición de una fiscalidad "justa". El presidente aseveró, y lo reiteró durante sus sucesivas réplicas a Abascal —hasta tres, la última desde el escaño—, que lo único que aporta Vox respecto del PP es "un plus de brutalidad con quienes no pueden defenderse".
Vox se diferencia del PP, dice, en un "plus de brutalidad", pero sus políticas se parecen "como dos gotas de agua" y solo buscan elecciones anticipadas para "frenar" las medidas del Gobierno
Directamente, espetó, "no existen logros" achacables a la formación radical. "Vox es a la política española como la comida ultraprocesada a la dieta mediterránea: una propuesta sin contenido sustancial, con un discurso lleno de palabras saturadas y de mensajes perjudiciales para la salud democrática de nuestro país. Vox es el glutamato de la derecha, un simple potenciador del sabor extremo y radical".
La asociación servía a Sánchez para recordar que la ultraderecha no conquistará por sí misma el poder, pero sí puede lograr que sus ideas "impregnen" la agenda conservadora, y ahí, reconoció, va "ganando". Porque aunque Abascal "salió trasquilado" de su anterior moción, en la que fue candidato, por la dura acometida de Pablo Casado, "con este PP pinta mejor" para él, ya que ya se ha desplazado, "pasito a pasito", del no de entonces a la abstención.
"Los tiene ya a un paso del sí", deslizó, porque en el fondo la política del PP es "exactamente la misma" a la sostenida por Vox, "aunque con menos aspavientos", viéndose "arrastrado a su deriva radical y ultra paso a paso". El presidente, por tanto, martilleó en esa misma dirección, el "final compartido" al que se encaminan PP y Vox, unidos además por su demanda de que se convoquen elecciones generales anticipadas ya. En esa meta coinciden, dijo Sánchez, no por dar "voz a la ciudadanía", sino para "interrumpir la acción de este Gobierno", acción "legítima" y que "emana de las urnas".
El presidente mantuvo que no mueve a la derecha su inquietud por la unidad de España, porque hoy Cataluña no aparece entre las preocupaciones de los ciudadanos y el apoyo a la independencia "ha bajado del 40%", así que PP y Vox "ceban la confrontación territorial para alimentar un conflicto del que se aprovechan electoralmente". Tampoco les mueve, siguió, su propósito de "salvar la Constitución", porque quien la tiene "secuestrada" es el PP al negarse a renovar el Consejo General del Poder Judicial. Tampoco cree que sea la economía, por la previsión de crecimiento económico que dobla la media de la eurozona, según la OCDE, por la creación de empleo o el "récord histórico" de exportaciones.
El "chiringuito" del que estuvo al frente
No es por la corrupción, añadió. "Convivieron y se apoyaron en la corrupción con complacencia durante los peores momentos de la crisis financiera. Resulta grotesco que pongan el grito en el cielo por un garbanzo negro cuando estuvieron chapoteando durante años en la olla de la corrupción", recalcó. Se refería al exdiputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo (Tito Berni), expulsado de su escaño y del partido, y al caso Mediador. Y lo hacía para recordar a Abascal que él mismo estuvo "cerca" de esa olla corrupta del PP madrileño, pues encabezó "un chiringuito" en el Gobierno regional cuando Ignacio González lo dirigía.
Todas estas políticas son la verdadera causa que alienta su moción, moción de tierra quemada, que no se define por lo que se pretende construir, sino por lo que aspira a destruir"
Pedro sánchez, presidente del gobierno
Si ninguna de esas razones explica la moción, la verdadera razón para desbancarle del poder, razonó, es otra: "Frenar por cualquier medio las políticas del Gobierno de coalición progresista".
A partir de ahí, el presidente repasó las medidas de su Ejecutivo, precisamente para esa "contraposición de modelos" que buscaba. Medidas, recordó, a las que PP y Vox "votaron en contra". Desde la inversión en becas hasta el refuerzo de la sanidad pública, el impulso a la dependencia, la imposición de una fiscalidad "justa", la apuesta por las energías renovables y la ciencia, los avances de la reforma laboral, la elevación del salario mínimo, la creación del ingreso mínimo vital o el compromiso con el feminismo y la igualdad de género. "Todas estas políticas son la verdadera causa que alienta su moción, moción de tierra quemada, que no se define por lo que se pretende construir, sino por lo que aspira a destruir".
Una "vuelta al pasado" a diez años atrás
Entonces Sánchez hizo un ejercicio de política ficción, cómo habría sido España de haber gobernado la derecha. Sería una "vuelta al pasado", y ese es el proyecto de las dos derechas, un regreso a una década atrás, denunció. No habría mayor inversión educativa, enumeró, ni más efectivos policiales, ni "atracción de talento", ni se habría activado el escudo social de los ERTE, ni se habrían adoptado medidas por valor de 45.000 millones de euros para hacer frente a las consecuencias de la guerra en Ucrania, ni habría 4,5 millones de abonos de transporte ferroviarios... ni habría habido una reforma de las pensiones como la aprobada la semana pasada de la mano de los sindicatos (aunque con el rechazo de la patronal), procurando la "paz social".
Sánchez avisa de que no habrá "marcha atrás en España, ni el dictador va a regresar a su mausoleo ni la sociedad española va a renunciar a lo conseguido estos tres años"
Sánchez opuso así la gestión de su Gobierno con "la nada más absoluta" que Vox "y su socio de abstención plantean". Una moción "destructiva" de un partido "que va contra la convivencia española, que contra los avances sociales". Y que quiere tumbar, dijo, un "Gobierno legítimo, que a veces tiene posiciones encontradas", reconoció, pero que no ha "dejado de avanzar en su agenda social".
En el tramo final de su intervención, Sánchez volvió a cargar contra Feijóo por no estar sentado en el salón de plenos —pese a que podría asistir al debate al ser senador, aunque no intervenir— y por abstenerse. Al líder del PP, denunció, "no le produce este delirio ni frío ni calor", "ni le va ni le viene". "Lo que va a hacer el PP con esta abstención es un pago en diferido, como se lleva en casa, un anticipo de caja pasando de un decente no a una indecente abstención", ironizó, refiriéndose a las causas de corrupción del PP y los presuntos pagos en b. "Señores del PP", finalizó, "tengan cuidado, este negocio es de los que dejan mancha. Exigirán un segundo pago en diferido para saldar las deudas. Cuando llegue ese día, acuérdense de este debate".
En sus dos siguientes réplicas, Sánchez incidió en que lo que está detrás de la moción es la voluntad de "retroceder diez años atrás", a la España que "congeló pensiones, que recortó el Estado del bienestar, que devaluó salarios", con un Vox que añade "gotas de intenso sabor": las del "negacionismo, el machismo, la oposición abierta a los derechos del colectivo LGBTBI, la xenofobia y el rechazo a los inmigrantes, el neocentralismo, el antieuropeísmo". Y en ese punto advirtió a Abascal de que sus palabras no encontrarán más eco que en el "auditorio complaciente del PP y de dos tránsfugas solitarios", los exparlamentarios de UPN Sergio Sayas y Carlos García Adanero, y pese a sus "esfuerzos" no habrá "marcha atrás en España, ni el dictador [Francisco Franco] va a regresar a su mausoleo ni la sociedad española va a renunciar a lo conseguido estos tres años".
La legislatura no ha terminado aún, remarcó, y el Ejecutivo de coalición puede que perviva tras las urnas. "Durante estos meses y años", vaticinó, "va a haber una mayoría progresista que va a hacer avanzar a nuestro país". Un pronóstico que también reiteraría después al propio Tamames. Sánchez no se rinde y esta moción, así lo cree la Moncloa, es una poderosa bombona de oxígeno.
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