La Moncloa siempre advirtió de que Pedro Sánchez sería respetuoso con Ramón Tamames, el candidato a la moción de censura de Vox, casi nonagenario. Pero eso no quería decir que no fuera a la vez contundente. Y el presidente lo fue en su primera réplica al candidato: le reprochó que "blanquee" a un partido de ultraderecha: "No creo que esta haya sido la mejor idea que haya tenido en su vida".

Porque Vox, le subrayó este martes en el Congreso, "no es un partido más, es otra cosa". Le recordó, apelando a su trayectoria, que no toma la palabra con el respaldo del PCE, al que perteneció, o al CDS de Adolfo Suárez, al que "migró", como tampoco interviene "en nombre de Manuel Fraga o de los seis exministros que fundaron Alianza Popular": "Quienes impulsan su moción de censura son los sucesores de Blas Piñar", el líder de Fuerza Nueva. La bancada socialista prorrumpió en ese momento en un fortísimo aplauso. A Tamames no le gustó, lo dijo él mismo, la referencia a Blas Piñar, porque no lo conoce "ni un 0,001%" de los ciudadanos, cuando sí es más conocido el socialista Francisco Largo Caballero, que a su juicio fue uno de los "responsables" de la Guerra Civil española, cuyo origen sitúa no en 1936, con la sublevación golpista, sino en 1934, en la Revolución de Octubre.

Ha hablado del preocupante aumento de la deuda. No ha explicado qué habría hecho usted de diferente. ¿No habría puesto en marcha los ERTE? ¿No habría aumentado el gasto en salud? ¿Haría recortes?"

PEDRO SÁNCHEZ, PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Y es que, aunque el presidente agradeció en primer lugar el "tono" del discurso del profesor, sí lamentó que contribuya, con su moción de censura a "blanquear" a un partido que "rechaza la igualdad entre hombres y mujeres", que "niega la evidencia del cambio climático", que "criminaliza" a los inmigrantes y que pide la ilegalización de partidos por ideas que no coinciden con las suyas. La moción, en fin, no es más que el "penúltimo capítulo del acoso y derribo al Gobierno", resolvió.

Sánchez, en su larga intervención (más de hora y media en la tribuna), reiteró en buena medida los argumentos empleados en sus réplicas a Santiago Abascal. Contrapuso las medidas de su Gobierno con los planteamientos de Vox y del grupo "que se abstiene", en referencia al PP. Pero también se dirigió directamente al candidato, al reprocharle que ponga sobre la mesa su diagnóstico de España —él lo llamó "ponencia"— y no propuestas, soluciones, más allá de regresar al "viejo modelo neoliberal", y le hizo notar las lagunas de su discurso (igualdad, digitalización de empresas, cambio climático...). Un ejemplo: "Ha hablado del preocupante aumento de la deuda. No ha explicado qué habría hecho usted de diferente. ¿No habría puesto en marcha los ERTE? ¿No habría aumentado el gasto en salud? ¿Haría recortes?".

Otro más: "Ha hablado de los desafíos de futuro de España y no se ha referido en un solo momento al cambio climático y ese el problema del negacionismo de la ultraderecha y de buena parte de la derecha política, social y económica de nuestro país". "Llama la atención que hablando de agua y de incendios forestales [...] no haya mencionado usted ni una sola vez que ambos problemas no surgen de la nada", le reprochó.

El presidente hizo hincapié en que lo que defiende Tamames es el retorno a un "legado de cenizas", el del austericidio, cuando hoy en día "la ortodoxia ha cambiado". Para Sánchez, el candidato, exdirigente del PCE, se "alinea con las tesis neoliberales del PP en la crisis financiera". "[Mariano] Rajoy hizo lo que defiende usted aquí", sostuvo.

El "refuerzo" del Estado del bienestar

El líder socialista reivindicó, y este es uno de los ejes que recorre todo el debate de la moción de censura, que el modelo del Ejecutivo es el del "refuerzo" del Estado del bienestar "por justicia social", cuando el candidato pretende "debilitarlo". También defendió su política exterior, la recuperación de "peso e influencia" de España en Europa, adonde acude ya no solo para "tomar nota", como ocurría, subrayó, con Rajoy, sino para influir en "decisiones estratégicas".

El presidente presume de las medidas de su Ejecutivo, defiende España como una "democracia plena" y leyes como la de memoria democrática

Sánchez también se explayó en la defensa de España como una democracia plena, y no como una "autocracia", como cree Tamames. "Ha demostrado ser un eficaz polemista, asume una licencia retórica porque usted como pocos está en condiciones de diferenciar una democracia de la dictadura", por su pasado de luchador antifranquista, que le llevó incluso a la cárcel, le espetó.

Entonces le recordó que en una dictadura no hay libertades, no hay sindicatos ni medios independientes, ni existen distintos grupos, ni caben las mociones de censura. "España es una democracia plena, lo que cuentan son los hechos y debería saberlo", señaló, advirtiendo de que el país ocupa los primeros puestos en los rankings de análisis de la democracia, como el del semanario británico The Economist o el de Freedom House. "Y no estamos aún más en la cabeza por la falta de renovación del Consejo General del Poder Judicial. La próxima vez que cene con [Alberto Núñez] Feijóo podría recordarle que cumpla con la Constitución y desbloquee su renovación". El jefe del Ejecutivo defendió asimismo la ley de memoria democrática, la estabilidad de su Gobierno de coalición, su política de "diálogo" con Cataluña

"Sus ideas están más emparentadas con las del PP: defensa de salarios bajos, privatizaciones, dumping, recentralización de las comunidades autónomas, viejos valores patrios que habrían encajado en el programa de Rajoy y de Feijóo. Pero hay un punto en común que comparte con Vox y PP, la voluntad perentoria de desalojar al Gobierno". Ahí Sánchez acudió a otra de las vigas maestras de la respuesta del Ejecutivo: lo "único" que propone la moción de censura es "volver a la agenda antisocial y felizmente superada", "regresar a la "agenda de precariedad y recortes de la España de 2013". La moción, concluyó, no va dirigida contra él, sino que persigue "impedir que España avance", busca que España retroceda "diez años, en el caso del PP, y medio siglo, en el caso de Vox". El nexo compartido es que ambas derechas, a su juicio, abogan por los "privilegios de unos pocos mientras que la mayoría social cargaba con los costes de las crisis".

Sánchez auguró que España "seguirá avanzando" porque sus ciudadanos impedirán en las urnas la marcha atrás. Y presumió de aquello que "quienes le proponen" como candidato, Vox, y los que "se abstienen no tienen: equipos de gobierno de primer nivel", a los que mostró su "reconocimiento" y "gratitud". El presidente reiteró que su Ejecutivo sí cuenta con un "proyecto para España, para la gente de a pie", que es más "esperanzador" que dar pasos atrás, "retroceder a una España mucho peor que ya no existe ni volverá a existir".

Avanzar es mucho más esperanzador que retroceder a una España peor que ya no existe ni volverá a existir", acaba

La labor de apuntalamiento de la coalición no se detuvo en Sánchez. Continuó, tras la réplica de Tamames, en la intervención, larga también, de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. "Queda Gobierno de coalición para mucho tiempo", vaticinó ella.

El veterano profesor reconoció también el "tono" empleado por el presidente. No fue un debate crispado, pero sí rotundo por parte del Ejecutivo. El líder socialista se cuidó de no faltar el respeto a Tamames, y coló coletillas recordando lo "mucho leído" y "publicado" por él, recordó su trayectoria. Ese guante blanco no quitaba, sin embargo, para que el Ejecutivo saliera en tromba contra una iniciativa pergeñada para "tumbarlo".