El objetivo del Gobierno era claro desde el primer minuto: si para algo debía servir la moción de censura era para retratar al PP. Zaherirle por su "indecente abstención" ante Vox, decidida tiempo antes de que se supiera que el candidato sería Ramón Tamames. Poner a Alberto Núñez Feijóo frente al espejo de su antecesor, Pablo Casado, que sí se opuso a la primera censura defendida por la ultraderecha, en octubre de 2020. Y ese mensaje fue también central en la última intervención de Pedro Sánchez en el Congreso este miércoles, aprovechando de nuevo que el jefe de los conservadores tampoco estaba en la Cámara: "¿Qué dice hoy el líder ausente de la derecha tradicional? Calla, pero con su silencio lo dice todo. Sabe que necesita a Vox para poder gobernar en comunidades y ayuntamientos".
El presidente del Gobierno cerró el debate de la moción de censura con una pequeña en tribuna. El broche de una doble jornada de debate en el Congreso que había servido para vitaminar al Ejecutivo y poner de largo su tándem electoral con Yolanda Díaz. Y para dejar en evidencia al PP, según su lectura. Porque, según el líder socialista, no se puede ser "indiferente" ante el "fraude constitucional" perpetrado por Vox.
Sánchez denuncia que los "guardianes" de la Constitución son los que se "burlan" de ella al plantear una moción como esta de Vox
Sánchez recordó que el artículo 113 de la Constitución, el que consagra el instrumento de la moción de censura, exige que esta sea constructiva y proponga un Ejecutivo alternativo: "Nada de eso hemos visto ayer y hoy [por este martes y miércoles]. Ni hay candidato a la Presidencia del Gobierno, ni hay Gobierno posible, ni un programa de gobierno, salvo el retroceso". Para el presidente, es "elocuente" que quienes se proclaman "guardianes" de la Carta Magna se "burlan" de ella al plantear una moción que, según la definió él mismo ayer, ha sido simplemente un "show" con el templo de la soberanía nacional como escenario.
El líder socialista agradeció el apoyo de los grupos que rechazan la censura planteada por Vox, que "ejercen su crítica responsable" al Gobierno pero que comparten sus "avances sociales y su proceso de modernización", la "negativa tajante" a que España regrese a "diez, veinte o 50 años atrás". El debate, sostuvo, ha recordado tres cuestiones importantes para él. Para empezar, "no hay tal dictadura ni régimen autocrático, que describen los proponentes de la moción y la derecha con su abstención", que España "no está sumida en el apocalipsis", sino que "avanza, crece y cree empleo", no está "al borde de la ruptura" y que tiene al frente a un Ejecutivo que "protege a las clases medias y vulnerables".
Garantía de la "paz social"
Dos, que España cuenta con un Ejecutivo de coalición progresista "que es capaz de sacar adelante sus reformas garantizando la paz social", con apoyos de distinto signo en una Cámara "plural y diversa". Así que "la verdadera razón que une a Vox, al candidato interpuesto [Tamames] y al que esconde la mano", —siguió, ligando a derecha y ultraderecha—, "no es otra cosa que detener los avances sociales y las políticas progresistas, desandar el camino, volver a poner en práctica políticas neoliberales", "hoy desacreditadas". Y el tercer punto que ha aflorado en estas dos jornadas de debate, añadió, es la citada adulteración del artículo 113 de la Constitución.
El presidente apostilla que su proyecto, el que pretende tumbar la derecha, está "fuerte" y "con más ganas que nunca de avanzar"
Sánchez se dirigió a Tamames y a su queja por sus largas intervenciones y la de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. El presidente argumentó que su Ejecutivo ha encarado con "máximo respeto" esta moción. "No se olvide de una cosa: usted ha sido nada más y nada menos que candidato a la Presidencia del Gobierno. Hemos respetado su estatus. Le pido que respete al Parlamento, algo que no ha hecho estos dos días", despachó. Y es que el veterano profesor, exdirigente del PCE, no solo no expuso su programa de gobierno alternativo —se limitó a diagnosticar los males de España, a dar una "ponencia", como él dijo—, sino que ni respondió de manera individual a los grupos. Solo lo hizo este miércoles de manera conjunta y breve, sin entrar a los argumentos empleados por sus portavoces.
El presidente siente que ha cogido aire con esta moción. Lo reconoció él mismo en tribuna: su proyecto "reformista" que tiene como protagonista a la "mayoría social", está "fuerte", con "más ganas que nunca de seguir avanzando". Avanzar, añadió, desde la "unidad y el compromiso", desde la "ambición y la valentía", dispuesto como está el Ejecutivo a "consolidar el progreso que este país y su gente necesitan".
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